Bajo la concepción generalizada del Estado colombiano y su bloque de poder, existen sectores sociales, agrupaciones políticas, ciudadanos y hasta almas fallecidas que todavía no se han redimido de sus pecados. Aquellos por los cuales han sido y siguen siendo castigados y por los cuales deben arrepentirse y corregir su camino. Por ello, aquellos paganos que persisten en divulgar sus creencias que denominan “ciencia” “plataformas políticas” “pliegos” y mil cosas más que no corresponden al proyecto de nación y de país que desde hace dos siglos se ha impuesto, deben ser desterrados, encerrados, torturados, censurados, asesinados y objeto de persecución antes de que corrompan esta sociedad.
La academia en Colombia ha cometido históricamente y sigue cometiendo el pecado de forjar desde las aulas el pensamiento crítico, por eso, se hace necesario para el establecimiento profundizar su táctica de desangramiento de la educación pública e imponer a como dé lugar su modelo de educación (esta vez, bajo la forma de la nueva política pública de educación) a la par que avanza en la depuración de los claustros educativos de aquellos “pecadores”, como es el caso actual del profesor Miguel Ángel Beltrán que se suma a larga lista de profesores perseguidos como Francisco Toloza, Freddy Julián Cortés, Alfredo Correa de Andreis y muchos más que han padecido estas circunstancias.
Este lunes 18 de agosto, en su camino hacia Nicaragua al Congreso Latinoamericano de Estudiantes de la Organización Caribeña y Latinoamericana de Estudiantes (OCLAE) el profesor y académico colombiano, Miguel Ángel Beltrán ha sido retenido en Panamá y devuelto a Colombia por estar reportado por el Estado colombiano de tener “vínculos con organizaciones narcoterroristas”, a pesar de que tras sus más de 2 años de encarcelamiento fue absuelto por la misma justicia colombiana al ser comprobada su inocencia.
Pero al parecer, su inocencia comprobada en juicio no es más que un error a causa de que en el sistema judicial colombiano, muy esporádicamente se permea un mínimo de democracia. A pesar de ello, en la lógica del establecimiento, el profesor y todos aquellos como él deben ser castigados por otros medios, de ahí que el Procurador Alejandro Ordoñez haya destituido e inhabilitado al profesor durante los próximos 13 años gracias a los excesivos poderes sin contrapeso que el régimen político colombiano le confiere y a su vez, reportado internacionalmente al profesor de tener supuestos nexos con lo que ellos denominan terrorismo.
Rechazamos la sistemática persecución a la academia colombiana, sector que se suma a la persecución histórica que se le ha realizado a la oposición política en Colombia. Vemos muy preocupados esta situación que denota la carencia total de una voluntad por parte del establecimiento de una transición democrática en Colombia en búsqueda de la paz y nos sumamos a la voz de rebeldía y esperanza que emana de espacios de unidad latinoamericana como lo es la OCLAE en su Congreso y a la voz de los más de 9500 prisioneros políticos, gritando por su libertad y la paz con justicia social para Colombia.
