Perpetuación del poder y falta de democracia en la Unimagdalena

Perpetuación del poder y falta de democracia en la Unimagdalena

Actualmente se está llevando a cabo el proceso electoral para elegir al próximo rector de la institución

Por: Daniel Prieto
septiembre 06, 2016
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Perpetuación del poder y falta de democracia en la Unimagdalena

Actualmente se está llevando a cabo el proceso electoral por medio del cual se elegirá el próximo rector de la Universidad del Magdalena, en el periodo 2016-2020. Dicho proceso electoral está siendo caracterizado por la lucha de unos pocos en contra de la democracia y el pensamiento crítico de los que quieren un verdadero cambio en la dirección de la Universidad, dejando atrás aquellas administraciones que se han caracterizado por el manejo del poder a través de la oligarquía, el clientelismo, el nepotismo y los enfoques neoliberales.

Para contextualizar la situación, se debe hacer un llamado a la memoria, recordando hechos que se remontan desde los años 1996 hasta la actualidad; dilucidando asuntos relacionados con campañas electorales y administración de gobiernos.

La historia de la Universidad del Magdalena desde 1996 hasta la actualidad, se ha visto manchada de sangre y de violencia hacia aquellos que piensan diferente. El inicio de esta persecución que ha venido disminuyendo en pequeñas cantidades su actuar violento, comienza por el control de las AUC en las universidades públicas, por medio de un plan paramilitar que consistía en acabar con las organizaciones sindicales, estudiantes, profesores y trabajadores universitarios, que se caracterizaran por su lucha activista en contra de la falta de democracia y la violación de sus derechos en cualesquiera fuese su posición de revolución. Este plan deja como resultado la muerte de personas memorables en la institución, como es el caso del estudiante Hugo Maduro (2000), el vicerrector Julio Otero (2001) y el decano Roque Morelli (2002); pero lo que en realidad deja esta barbarie es el ideal de que sí se puede seguir en el poder con la ayuda de este mismo, y con instrumentos de coacción y coerción que mitiguen el impacto de unos pocos, los cuales se unen en grito de democracia y justicia social real.

Este legado, que se ha convertido en instrumento principal de dominación y perpetuación de poder, se ve evidenciado en las acciones realizadas en campañas electorales y administración de gobiernos que envuelven a la actual administración, la cual está por “dejar” el poder en manos de cualquier otro sucesor.

Las elecciones a rector del año 2008 y 2012 fueron caracterizadas por sucesos alejados en el tiempo, pero unidos en accionar. En el 2008 un escándalo de fraude electoral sacudió las elecciones en ese momento, donde un escrutinio colaborativo apoyó en su momento la candidatura del actual rector de la Universidad del Magdalena; mientras que en el 2012 la misma disputa se vio manchada por amenazas de muerte hacia profesores de la oposición del gobierno de ese entonces (actual). Estos hechos demuestran el carácter versátil, producto del legado; por medio del cual se busca silenciar la opinión opuesta y prolongar el poder de la oligarquía, con la principal finalidad de seguir promulgando el neoliberalismo en la institución, donde se trata a la universidad más como una empresa privada (instrumento generador de riqueza), que como una institución pública (centro de generación de conocimiento y crítica intelectual); todo esto a partir de la apropiación de recursos públicos, donde se condena la lucha del proletariado, que quiere que lo público sea de todos y no de unos pocos.

El carácter neoliberal representa el actual mandato de la universidad, el cual ha estado reuniendo esfuerzos para alargar su periodo de poder a través de la reelección, dejando de lado asuntos verdaderamente importantes para el estudiantado, como la inversión en academia, investigación e infraestructura útil, con la finalidad de lograr una educación de alta calidad en todo el sentido de la palabra.

En lugar de mostrar esfuerzos por el desarrollo institucional, este gobierno se ha caracterizado por el “incompetente” manejo de recursos públicos o tal vez la más apropiada forma de argumentar la “platica embolsillada”, donde dentro de las acciones lógicamente injustificadas del plan de gobierno con los recursos de la universidad (que por cierto cuenta con poco más de 100 mil millones de pesos), encontramos:

  • Compra de 400 sillas que costaron más de 200 millones de pesos, donde el precio unitario alcanza los 500 mil pesos.
  • Construcción de una entrada para la universidad que costo más de 2000 millones, en lugar de invertir en infraestructura mucho más prioritaria, como la construcción del edificio Rio Magdalena, que brindaría mucho más espacio para la comunidad estudiantil que ha venido creciendo, alcanzando un total de 22000 estudiantes y lógicamente configurando un problema prioritario mayor, la falta de aulas para estudiar.
  • Remodelación del bloque 8 con costos injustificados en relación a su construcción misma.
  • Mayor gasto en seguridad y semana cultural, claramente injustificado por la coyuntura actual que vive la Universidad.
  • Alquiler de vehículos con costos mayores a los de los vehículos nuevos.
  • Bajo porcentaje de becas para estudiantes, las cuales equivalen a menos del 1%.
  • Abandonar asuntos como el deterioro de la sede centro y el claustro, la necesidad de un mejoramiento en los sistemas relacionados con matricula académica (mejora de plataforma institucional) y carencia de docentes de planta mínimos recomendados por porcentaje de estudiantes.

Toda la anterior proporción de gasto no prioriza la calidad y el desarrollo de la institución, ni responde al objeto de lo que se supone debería ser una Universidad Pública.

Aparte de la errónea utilización de los recursos públicos, la actual administración se ha visto envuelta en situaciones de corrupción y sobornos, que involucran a actuales altos directivos de la universidad de manera directa e indirecta, donde se pidió dinero a un contratista que aspiraba a un cargo público en la universidad. En esta situación se vieron involucradas entidades estatales como el Gaula, que actuaron a favor de dichos administrativos, evidenciando el esfuerzo por no hacer público el problema que había sido denunciado por el contratista; esto demuestra la utilización del poder con fines lucrativos individuales y el carácter clientelista de la administración. Cabe resaltar que el contratista terminó contratado por la Universidad luego de haber retirado su denuncia.

En la actualidad el instrumento de perpetuación del poder ha dado honor a su carácter versátil, debido a que tiene muchas características como el uso del clientelismo, el nepotismo, la monarquía y el uso del mismo poder en beneficio de esos pocos que gobiernan a esta universidad.

El clientelismo sale a relucir en el momento en el que se comienza a gestionar el proceso de modificación del estatuto general, con el principal objetivo de lograr reelecciones indefinidas y periodos de gobierno un año más extensos; todo porque no les bastó con los “8 añitos de administración”, según ellos porque fue poco tiempo para gestionar todo su plan de gobierno. El caso es que la noción de reelección no fue emitida “directamente” por el rector, sino por el representante ante el consejo superior de los profesores, debido a que muchos de los docentes le habían entregado un documento expresando el deseo de reelección del actual rector, argumentados en que “la estabilidad de una buena gestión puede ayudar más fácilmente a la universidad a alcanzar sus objetivos”; convirtiéndose esto en un argumento poco coherente, argumentándose por sí mismo en la historia.

Cabe resaltar que el representante de los docentes ante el consejo superior es elegido por votación de los profesores, muchos de los cuales tienen contrato gracias al rector, lo que evidencia el clientelismo en una de sus tantas formas.

Luego de haber intentado la reelección en reiteradas ocasiones, el “sueñito” de querer seguir perpetuando el poder se le acabo al actual rector, siendo este su último gobierno, debido a que no se pudo argumentar ante el consejo superior lo injustificable; ni siquiera mediante el uso del poder se pudo lograr ese tan anhelado sueño. Ahora bien, el sueño ya no lo puede cumplir el mismo representante, por motivos legislativos, pero, lo cierto es que entonces el poder se tiene que dejar en manos de alguien que haya estado “apoyando” la misma EXCELENTE gestión; en este momento el nepotismo salta a relucir.

Los actuales candidatos “diferenciadores” (que de diferenciadores no tienen nada) en las actuales elecciones electorales son producto del amiguismo, entre otras cosas porque sencillamente ellos no querían que la reelección se diera; obviamente por su hambre de poder. Estos dos candidatos son la prueba fehaciente del legado de Ruthber y de su gestión de “alta calidad”, la cual necesita seguir, con el fin de terminar todos los proyectos que quedaron a medias o que no lograron terminarse.

En medio de toda esta gestión elaborada, nacen candidatos con potenciales emancipadores, cuyo principal objetivo de campaña es el de librar a la universidad de una mala gestión administrativa y, sacar de una vez por todas esa oligarquía que se vive en la universidad.

La candidatura sorpresiva del profesor Stalin Ballesteros, implanto miedo en ese “grupillo” que busca seguir perpetuando el poder, entre otras cosas porque siempre ha buscado desestabilizar dicho poder oligárquico que ha estado establecido en la universidad durante mucho tiempo. Ser el candidato de oposición y buscar reivindicar la memoria del profesor Alfredo Correa de Andreis, son muchas de las características que representan a este “candidato”.

En este punto, el instrumento de perpetuación de poder toma forma de legislación, esto último porque pocos días después de haberse inscrito como candidato a la rectoría de la universidad, el profesor Stalin fue declarado no apto para el proceso de candidatura, argumentando esta resolución que este mismo no cumplía con los años de experiencia en administración necesarios; lo cierto es que si los cumplía pero la promulgación y la aplicabilidad del principio orientador de la imparcialidad por parte de las autoridades electorales, no fue aplicado en dicha situación. Era de esperarse que buscaran sacar de las elecciones a este tipo de candidatos, porque son los candidatos que representan a ese sector del estudiantado que piensa distintos y quiere un verdadero cambio, y pues claramente esto representa una amenaza para el fortalecimiento de la oligarquía.

En conclusión, es evidente que los que tienen el poder siempre van a querer perpetuar el mismo, teniendo éstos, instrumentos fuertes para seguirse estableciendo allí, producto de ese mismo poder. Lo cierto es que la lucha en contra de gobiernos de esta índole nunca acabara, siempre habremos quienes pensemos distintos y queramos un verdadero cambio no solamente en esta universidad sino, en esta sociedad. Hoy se pierde una batalla, pero la guerra es motivo de esperanza.

“Nada es tan peligroso como dejar permanecer largo tiempo en un mismo ciudadano el poder. El pueblo se acostumbra a obedecerle y él se acostumbra a mandarlo; de donde se origina la usurpación y la tiranía” (Simón Bolívar, Discurso de Angostura, 15 de febrero de 1819).

 

 

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