En estos días que se celebra la labor de los periodistas, resulta interesante reflexionar sobre la calidad del periodismo desarrollado actualmente en los medios de comunicación convencionales y en las redes sociales por personas que no se consideran a sí mismos periodistas sino activistas.
Claramente hay defectos y errores muy frecuentes en diferentes escenarios.
En los medios convencionales es muy común que no se aclaren los intereses de los empresarios dueños de las compañías, conglomerados o sociedades; por una parte puede resultar muy aburrido que para cada noticia se repita el nombre del dueño del medio, lo cual puede pasar si este tiene muchos intereses en diversos campos, como efectivamente ocurre con los más ricos del país; pero también es cierto que muchas veces debería hacerse (y no se hace) para que el espectador entienda la línea editorial, lo que se amplifica y lo que puede faltar.
Acá viene otro problema, que tiene que ver precisamente con la editorialización de la información, de manera que muchos tienden a confundir la información con la opinión. Claramente, este es un fenómeno que ocurre desde diferentes espectros ideológicos. Aunque esto puede resultar “normal”, en un país con poca educación en política, esto termina siendo bastante problemático.
Siguiendo esta línea de razonamiento, otro fenómeno problemático es el monopolio de la información; en opinión de verdaderos expertos en el tema, yo no lo soy, resulta más conveniente que existan diversos medios y que cada uno plantee de frente cuál es su línea editorial.
El famoso intelectual norteamericano Noam Chomsky ya planteaba desde el siglo XX varios elementos a considerar como estrategias de manipulación mediática; en el contexto colombiano me llama la atención la tendencia de algunos(as) periodistas de dirigirse a la audiencia como criaturas de poca edad; los norteamericanos dirían que “insultan nuestra inteligencia”, los colombianos diríamos “nos creen pendejos”.
Otra cuestión de la que suele hablarse mucho tiene que ver con cómo se alude a las emociones más que a la razón; pero no quisiera ahondar en este aspecto en esta nota.
Los activistas en internet, así como algunos periodistas independientes que se han lanzado al ruedo aprovechando el poder de YouTube entre otras páginas web y redes sociales, han abierto una puerta muy importante, la cual algunos optimistas la relacionan con un fenómeno que han denominado como una nueva democratización de la información.
Puede que algunos activistas no tengan preparación para hacer periodismo, pero creo que algunos(as) “periodistas” tienen mucho que aprender de varios(as) de ellos(as). Por ejemplo, hay varios activistas que aclaran que no son periodistas sino activistas, aunque esto parece un circunloquio, algunos deberían tomar nota de esta buena práctica y aclarar cuándo están informando y cuándo están opinando.
Esta nota no pretende ser abarcadora, porque creo que hay muchos temas que pueden derivarse para hacer reflexiones importantes.
Para terminar, solo quiero mencionar que el poder de la repetición y de la masificación de la información sincrónica y asincrónica, encarnado hoy en activistas y periodistas independientes, es algo que solo hasta ahora estamos empezando a comprender.
