Las imágenes que usted está por ver van a soprenderlo porque no es muy usual ver a un hombre en estas poses. Existen imaginarios colectivos y códigos visuales sobre lo que debe representar una mujer y un hombre, y todo aquello que se salga de las normas es castigado con burlas, reproches, o, con el máximo indicador de desaprobación en el mundo digital: el silencio. Para demostrar este arraigo que existe sobre los roles, decidimos realizar un experimento: realizar una serie de fotografías en las que un hombre asumiera escenas cotidianas que solo le están permitidas a las mujeres.
Es claro que la forma de representarnos ante el mundo externo ha cambiado desde que tenemos redes sociales. Editamos nuestra vida para compartirla, construimos nuestra imagen y revelamos, por medio de esta, nuestras aspiraciones ante el mundo. Por estas características es que resulta interesante revisar como se presenta el machismo y los roles de géneros en estos nuevos canales.
Lo que más llamó la atención del resultado de este ejercicio, es que la gente piensa que existe una relación directa entre la representación de espacios limitados para el género femenino (escenas de yoga, de un libro con un té en cama, de mostrar el cuerpo, de cosificarlo como objeto sexual, entre otros), y la orientación sexual.
Si bien, muchos consideraron que era necesario que los hombres no se limitaran a jugar un rol de macho, porque los hombres también pueden mostrar públicamente su sensibilidad, otros consideraron que esas representaciones solo podían significar una sexualidad diversa. Estos resultados parecerían indicar que las representaciones de hombres en nuestra cultura se construyen desde la negación de cualquier elemento femenino.
Como parte del trabajo para la Universidad de Los Andes también se hizo este podcast donde se recogieron opiniones sobre las fotos, el análisis de un experto y la experiencia del protagonista:
Trabajo hecho por @maria_mimia y @enriquecart