Periodismo y política local en Quilichao

Periodismo y política local en Quilichao

Alfonso Luna, director de Proclama del Cauca, se manifiesta al respecto

Por: Alfonso José Luna Geller
abril 05, 2018
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Periodismo y política local en Quilichao
Foto: Secretaría de Transparencia

Enterémonos primero de algunas expresiones pronunciadas en un debate realizado primero en sesión formal y luego en un receso en el que se pidió que no hubiera grabaciones, pero que, obviamente, sí se hicieron, porque todo lo que haga un funcionario o servidor público debe ser siempre conocido y difundido si está en ejercicio de su investidura.

  • “Al municipio el periodismo le está haciendo mucho daño”. “Nosotros tenemos que buscar la manera de erradicar esa cosa de aquí…”: concejal William Fajardo, presidente.
  • “Aquí no hay periodistas… Además, …la ropa sucia se lava en casa”. “Este pueblo, como es analfabeta, le come cuento a lo primero que le digan…”: concejal Fabio Holguín.
  • “Me da rabia que los periodistas no muestren las cosas buenas que hacemos”: Fajardo.
  • “No sabemos nada de lo que sucede al interior del frigorífico”: concejal William Medina, al referirse al Frigorífico Quilichao E.I.C.E., empresa en liquidación.
  • “No podemos venir a defender a un alcalde que ha sido un sinvergüenza en su gobierno, cuando los citan a ustedes a un conversatorio (en una panadería de la ciudad) para hablarles de cambios en el POT (Plan de Ordenamiento Territorial) y quien lo está dirigiendo en un urbanizador… ¡Qué vergüenza!”: concejal Darío Fernando Reyes.
  • “Aquí hay concejales que tienen contratos con la Administración Municipal”: Reyes Ibáñez. En respuesta, el presidente del Concejo se justifica argumentando que ellos le deben responder a las comunidades con obras.
  • “Muchos tenemos la ilusión de llegar a ser alcaldes…”: concejal Andrés Aroka.

Santander de Quilichao ha sido una ciudad muy de malas en los últimos tiempos. Mientras el deterioro ambiental crece desaforadamente, amparado desde las mismas oficinas oficiales, la corrupción administrativa es galopante, el despelote urbano incontrolable, la inseguridad ciudadana creciente, y entretanto, la solución de problemas administrativos públicos parece indescifrable por evidentes incapacidades burocráticas, los concejales se enfrascan, por el casi absoluto despiste o desconocimiento de sus funciones, en unos debates ridículos e insulsos plasmados en las frases anteriores, y otras, que demuestran que solo uno de ellos, Darío Fernando Reyes Ibáñez, tiene en sus hombros la responsabilidad social y política de ejercer el control político-administrativo sobre la función pública local.

Que el presidente del Concejo Municipal de Santander de Quilichao diga públicamente que es el periodismo el que le está haciendo daño al municipio y que hará lo posible por erradicarlo de la jurisdicción, y que los periodistas no muestran lo bueno que hace, tiene una gravedad mayor que debe ser investigada porque es una expresión que incita a desconocer el marco regulatorio de la libertad de expresión, el derecho a la información y la libertad de prensa que en Colombia nace de la Constitución Política y del Pacto de San José.

Es más, como son derechos fundamentales, las ramas del poder público, de la cual hace parte el Concejo Municipal de Santander de Quilichao, deben garantizar plenamente su ejercicio como pilares de la democracia y del Estado de Derecho, asunto que el señor William Fajardo Mina, el presidente, desconoce. Menos parece saber que son valores fundamentales de la sociedad, y que su actitud tendiente a la implantación de censuras, limitaciones y condicionamientos a los medios locales en relación con su derecho y obligación de informar, es abiertamente ilícita.

En consecuencia, estoy obligado a enterar al señor Fajardo Mina que la C.N. expedida en 1991 dispone en el Artículo 20: “Se garantiza a toda persona la libertad de expresar y difundir su pensamiento y opiniones, la de informar y recibir información veraz e imparcial, y la de fundar medios masivos de comunicación. Estos son libres y tienen responsabilidad social. Se garantiza el derecho a la rectificación en condiciones de equidad. No habrá censura”.

Teniendo en cuenta que en Colombia hay organismos especializados en la defensa de los derechos fundamentales a la libertad de expresión y de prensa, estas declaraciones serán dadas a conocer a la Fundación para la Libertad de Prensa (FLIP) y a la Federación Colombiana de Periodistas (FECOLPER), para que se dé traslado a las autoridades competentes de las ilícitas intenciones del presidente del Concejo de Santander de Quilichao.

Por otra parte, es pertinente informarles a los concejales quilichagüeños que, para nosotros, el periodismo ha sido, es y será comprometido por definición, como nos enseñó el escritor y periodista polaco Ryszard Kapuscinski, maestro de este oficio, y eso es lo que intentamos desde hace varios años.

Como soy seguidor y estudioso de la obra de Kapuscinski y de otros destacados autores, debo responderle al señor Fajardo Mina que nosotros, Proclama del Cauca, no somos una red de medios de comunicación imparcial como quisiera y pretende exigir. No podemos ser imparciales ante el atropello, nunca seremos imparciales ante la corrupción ni la incompetencia administrativa en lo público. No somos imparciales ante instituciones burocráticas asaltadas para el beneficio privado de quienes se creen sus dueños y desconocen sus funciones públicas. Para nosotros, “el verdadero periodismo es intencional… Se fija un objetivo e intenta provocar algún tipo de cambio”, como nos enseñó el maestro citado.

En eso estamos, y como en este 2018 cumpliremos los primeros 35 años de Proclama del Cauca, le notificamos, después de escuchar atentamente las grabaciones, que no será el Concejo Municipal de Santander de Quilichao, y menos su transitorio presidente el que va a buscar cómo erradicar el periodismo de esta ciudad. Decir eso es ilícito, inconstitucional, y en una autoridad, así sea pasajera, ante la sola intención ya hay un rompimiento del derecho, por lo cual, repito, no seremos imparciales; responderemos con las herramientas que nos otorga la Ley.

Le recordamos además, que ante la falseada cátedra de periodismo que pretende dictar buscando su propio beneficio, otro maestro del periodismo, Juan Gossaín, todavía nos está enseñando: el periodismo no está para complacer a nadie. “No es justo que la noticia dependa de a quién afecta o a quién beneficia”. Y por eso sentencia: “Un escéptico bien informado es un verdadero periodista”. A propósito, George Orwell, que es alguien a quien también nos gusta mucho citar, dejó escrito, o dicho: “Periodismo es publicar lo que alguien no quiere que publiques. Todo lo demás son relaciones públicas”.

Nosotros no somos relacionistas públicos, por eso, a algunos concejales de Quilichao, como se escucha en las grabaciones, no les gusta y no quieren que publiquemos lo que publica Proclama del Cauca.

¿Y por qué no hablan de lo bueno que hacemos?, se pregunta Fajardo Mina. Le respondemos que hay varias formas de ejercer el periodismo. Una puede ser retransmitir lo que ocurre arriba (el poder político) a los que están abajo (los ciudadanos). Para eso es la Oficina de Prensa, con periodistas que interpretan las palabras de los dioses para el común de los mortales. Nuestro trabajo es en el otro sentido: de abajo hacia arriba, por nuestra responsabilidad social con las comunidades, desde la “escena del crimen”, como se dice, y vamos hilando y siguiendo las pistas de un problema determinado hasta conocer las causas que lo produjeron, que generalmente están precisamente es allá, arriba.

Por otra parte, hemos asimilado lecciones de la película de Steven Spielberg Los archivos del Pentágono, donde alguien dice en respuesta a una resolución judicial histórica que los periodistas debemos servir a los gobernados y no a los gobernantes; es una máxima que nunca deberíamos olvidar y que no siempre es fácil de aplicar, por lo que vemos.

Por eso, señor Fajardo Mina, no priorizamos lo que usted cree que hace bien, porque conociendo cómo funciona lo público en Colombia, tenemos que ser escépticos y suspicaces, nunca lo veremos a usted, ni a nadie que cumpla funciones públicas, como ser omnisciente y omnipotente, como sí lo pueden ver sus subalternos. Nosotros no podemos sacrificar asuntos sustantivamente más relevantes que sus declaraciones y nunca correremos en su búsqueda como en los antiguos sanedrines cuando los sacerdotes al ver crecer los ríos corrían a los templos a consultar sus dioses. ¡Qué tal!

Cuando Fabio Holguín, concejal compañero de labores en Proclama del Cauca, declara que la “ropa sucia se lava en casa”, es un auténtico reconocimiento de la suciedad que existe en aquel recinto, insinuando que es mejor que la gente, “el pueblo analfabeta” como él dice, el que lo eligió, no lo sepa. Taparnos ojos y narices sería renegar de nuestro oficio y un atentado contra el derecho a la información de las comunidades. ¿Ese “periodismo” es al que invitan en el Concejo Municipal de Santander de Quilichao a practicar? ¡Ni de riesgos!

La frase del concejal William Medina si es la tapa. Una persona con la investidura que se hizo otorgar para ejercer funciones administrativas y de control político y desconozca cómo están funcionando las entidades del municipio no está es en nada. En consecuencia su tarea no se verá reflejada en el estudio, debate, modificación, presentación y aprobación de proyectos de acuerdo dirigidos a favorecer la buena marcha del municipio y el mejoramiento de las condiciones y calidad de vida de la población y menos para la función de control político, con el fin de limitar el poder de las autoridades municipales. El señor Medina confiesa entonces que no puede ejercer funciones para garantizar una administración pública transparente, ajustada a las disposiciones establecidas en la Constitución y la ley. No tiene cómo. Por deducción, tampoco sabrá nada de Emquilichao, Quilisalud, o del Instituto Municipal de Deportes…

Para finalizar por hoy, otra “pequeña” muestra de corrupción la denuncia el concejal Darío Fernando Reyes: un urbanizador, hasta hace poco funcionario de planeación, es el que les dice, en una cafetería cercana al despacho del alcalde, cómo orientar el POT del municipio, convirtiendo lotes y propiedades rurales en urbanas para sus propósitos comerciales. Y otros concejales, por interpuestos contratistas, recibiendo recursos públicos dizque para ejecutar obras que reclaman sus comunidades. Falso, esa no es su función.

Creo yo que esta situación se trata de un entrenamiento para cuando lleguen a ser alcaldes según revelación de otro servidor que así va a soñar al Concejo.

Pero como la Procuraduría solo existe en el papel… ¡Qué viva la fiesta en la administración pública local!

Seguiremos informando.

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