La psicología, “la ciencia del hombre”, es una rama de la ciencia que atrae y cautiva porque trata, precisamente, del estudio de la actividad mental de personas y animales y, principalmente, del conocimiento de nosotros mismos como seres pensantes y actuantes. Su estudio y aplicación es esencial por su enorme utilidad en las actividades modernas, en especial en las que tienen que ver con el liderazgo, con el comportamiento de las grandes masas y con la conducción de grandes grupos humanos. Deriva de la palabra griega “psykhé” o “psique”, compuesta por “psico”, mente, alma, y “logia”, estudio. Los psicólogos padres de esa ciencia, Sócrates, Platón y Aristóteles, entre los pioneros de la era antigua, (Aristóteles nos legó un tratado “Del Alma”), y Freud, Jung y Piaget, los pioneros modernos con sus respectivas escuelas en nuestra era, necesitaron toda una vida para llegar a las teorías y conclusiones básicas que hoy iluminan el camino de los científicos que se especializan en la “psicología”.
Los profesionales o licenciados en psicología, para llamarse expertos, autoridades en la materia, deben gastar algunos lustros de sus vidas dedicados al estudio exclusivo del ser humano, de las cualidades, de las habilidades, de los defectos, de las falencias, de las inclinaciones y actitudes, de los deseos, de las ambiciones, de las múltiples facetas que ofrece la personalidad, de los sueños, de los complejos de cada ser y de la manera como éste se relaciona e interactúa con sus congéneres, ya sean éstos amigos, superiores, subordinados, pares, parejas, rivales, contendores, parientes y demás seres que giran a su alrededor. Y debemos reconocer que, aunque tuvimos alguna obligada y necesaria exposición y aproximación al tema en nuestras actividades gerenciales en grandes empresas, y en su momento ejerció una explicable fascinación que nos llevó a conocer las obras y las teorías de algunos famosos autores, somos y nos consideramos unos verdaderos ignorantes en el asunto. De ninguna manera podemos considerarnos, ni en la forma más remota, psicólogos. Tal vez podamos llamarnos simples aficionados.
Sin embargo, al ponerse el tema de moda y alcanzar el primer plano del debate, en el momento en que el el presidente Santos, alias “Ju-hampa”, como le gusta que le digamos, nuevamente nos descalificó a los miembros de la oposición con el calificativo de “sociópatas”, hemos hecho lo que hacen muchos de los líderes ignorantes de algunos temas, pero sensatos: nos asesoramos de un buen amigo, psicólogo de profesión, que por motivos obvios decidió conservar el anonimato, para establecer, qué quiso decir y como nos calificó exactamente el presidente de la República. Y nuestro amigo, estudioso, acucioso y generoso, gentil en extremo, nos dedicó buen tiempo y empezó por actualizarnos con la definición de “sociópata”, término relativamente nuevo, acuñado dentro del lenguaje especializado de esta ciencia. Señaló nuestro amigo en su disertación simple pero certera de maestro:
- Los manuales más simples indican que la “sociopatía” se define en la psicología moderna como un tipo de trastorno de la “personalidad antisocial”, una condición que impide que las personas se adapten a las normas éticas y de comportamiento de su comunidad. Los “sociópatas” pueden ser peligrosos, exhibir comportamiento criminal, organizar cultos extraños, cometer asesinatos y dañar a los demás y dañarse a sí mismos”…
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Esa definición, le señalamos a nuestro amigo, encaja mejor y en forma excelente en cuanto se refiere a la actuación delictiva y a la actividad criminal de los narcoterroristas, traficantes, secuestradores, asesinos y extorsionistas, los asesinos de las distintas pandillas, Farc, Eln, Bacrim, que nos martirizan. De ninguna manera podría aplicarse a los opositores políticos, generalmente defensores desarmados de una ideología política democrática enmarcada dentro de la legalidad nacional…
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Sin duda, al aplicar el adjetivo a sus contradictores políticos que se mueven dentro de la legalidad, el presidente Santos cometió una evidente exageración y un imperdonable desacierto, seguramente porque él tampoco es un entendido en psicología, asintió el profesional y continuó: La palabreja la debió tomar de alguna exposición de sus asesores, sin conocer con precisión su significado.
Ahora veamos los síntomas:
Los “sociópatas” pueden ser encantadores, carismáticos, pueden tener una personalidad “magnética” que genera atención y admiración. Poseen una energía sexual poderosa, son grandes seductores o seductores natos. Algunos pueden llegar a destacarse como excelentes oradores y poetas. Pueden contar historias cautivantes o historias extravagantes que parezcan ciertas. Tienen delirios de grandeza. Creen tener “derechos” sobre personas y cosas. Creen que su opinión es la “verdad revelada” y la única válida, y rechazan, subestiman y desprecian los argumentos de los demás… Algunos son tímidos, inseguros o callados. Usan respuestas emotivas como la ira, la impaciencia o el enojo. Arremeten contra los demás por el mismo motivo, es decir por ser presa o hallarse envueltos en ira suprema… Pueden hacer cosas bizarras o escandalosas. Pueden ser criminales, artistas del engaño, cleptomaniacos, mentirosos compulsivos… No sienten culpa o vergüenza. Son dominantes, nunca se disculpan. Engañan, amenazan y lastiman a otros sin ningún remordimiento. Pero, además, los “sociópatas” pueden ser o son manipuladores, intentan influenciar y dominar a sus congéneres y buscan posiciones altas. Son incapaces de sentir amor, solo se interesan por sus propios intereses. No tienen compasión y solo la usan como herramienta de manipulación…
Al exponer esos síntomas, parece que usted, mi querido amigo, estuviera haciendo la descripción, no de los opositores al régimen, los presuntos “sociópatas” de que habla el presidente, sino de la misma personalidad impredecible y tortuosa del doctor Santos, alias “Ju-hampa”, como le gusta que le digamos…
— Sí, es preciso aceptar -afirmó el psicólogo- es asombrosa la similitud entre algunas de las características del actual presidente Santos y las del grupo de afectados por ese trastorno psicológico.
La conclusión, afirmamos nosotros, es que el presidente Santos pretende descalificarnos a los miembros de la oposición con epítetos y calificativos que encajan más en su propia personalidad que en la nuestra, ya que lo único que hacemos como profesionales del periodismo y de la literatura es analizar en forma objetiva y crítica el actuar del régimen y de sus figuras más representativas… En otras palabras, el presidente, en su juego de marrullero, “ve la paja en el ojo ajeno, pero no la viga en el propio”…
— Sí, todo parece muy claro -aceptó nuestro amigo el psicólogo- y sugirió: Si usted lo desea podríamos intentar tomar unas notas y darle forma, así sea en borrador, a un “perfil psicológico” del presidente Santos, alias “Ju-hampa”. Nos parece que por la manera errática como actúa, la dificultad con la que se expresa, la manera obtusa como piensa, su inclinación a la mitomanía y su manía de ocultar la verdad, lo convierten en un “diamante en bruto”, en materia de estudio para nosotros los profesionales de la psicología…
— Adelante, mi buen amigo. Me parece fascinante… Y muy benéfico para la gran mayoría de los colombianos a quienes les encantará tener una idea, así sea primaria, de la personalidad de su actual mandatario…
— Empecemos por establecer o precisar la teoría que se halla en los modernos manuales, comenzó nuestro amigo el psicólogo. El “perfil psicológico”, en una definición común y elemental, es el conjunto de características que reúne un ser humano y que determinan su carácter, sus actitudes, aptitudes y determinados comportamientos frente a una situación dada o ante la sociedad como tal, en forma “observable”, es decir, en forma cotidiana. Se suma también el conjunto de ciertos factores de orden biológico, como la herencia. Se analiza entonces la formación del carácter, la emotividad, las reacciones primarias, la empatía o la antipatía de la persona y su capacidad para tomar ciertas responsabilidades o asumir cargos que requieren capacidad gerencial o de liderazgo. Este perfil es distinto al de la “personalidad” que define si el sujeto sufre de algún tipo de paranoia, hipocondría, esquizofrenia, si es estable emocionalmente o si es capaz o no de sostener adecuadas relaciones interpersonales.
Continuó su exposición el profesional:
— En cinco años que los colombianos hemos “sufrido” al presidente Santos, alias 'Ju-hampa', los psicólogos hemos visto que es:
Mentalmente aventurero, incauto, en vez de analítico:
Lo confirma el hecho de haber iniciado el doctor Santos a espaldas del pueblo y sostenido en secreto por un año las conversaciones con las Farc, con aceptación previa en carta también secreta, de la “plataforma bolivariana” de las Farc, la cual aún no conocemos plenamente. Es decir, nos ha embarcado en una aventura que aún ignoramos hacia donde conduce, aunque lo sospechamos, ya que los síntomas indican que vamos rápidamente hacia el abismo ruinoso y degradante del socialismo del siglo XXI, imperante en Cuba y Venezuela.
Sumiso en vez de proactivo:
Lo vemos al haber aceptado en esas conversaciones sin límite de La Habana, la mayoría de los requerimientos e imposiciones de los bandidos de las Farc, sin pedir nada a cambio y sin promover ni enfatizar en la defensa de los intereses del país, como el cese total de las actividades criminales por parte de las organizaciones narcoterroristas y un plazo determinado en el tiempo para la conclusión de las conversaciones, a fin de evitar que los criminales se beneficien en imagen, enriquecimiento, reconocimiento e impunidad por tiempo indefinido… También aceptó “sin chistar” el fallo despojo proferido por la Corte Internacional de la Haya que nos birló y escamoteó los cien mil kilómetros de nuestro mar de San Andrés para entregárselos al dictador de Nicaragua, un protector descarado y desvergonzado de narcoterroristas y “hermano declarado” de los criminales de las Farc. Este tema y el anotado en el punto anterior, le valieron el mote de “Farcsantos”.
Controlador y brutal, en vez de considerado:
Regaña en público y demerita y descalifica a subalternos y oposicionistas.
Autosuficiente en vez de humilde:
Solicita ayuda y consejo pero después lo desecha y lo desprecia.
Reservado en vez de respetuoso:
Incluye temas sensibles en la categoría de “secretos de Estado” para mantenerlos ocultos indefinidamente y se niega a informar de sus contenidos a la opinión pública, actitud con la cual la atropella e irrespeta. La carta con la cual aprobó hace ya tres años la “plataforma bolivariana” de los bandidos narcoterroristas de las Farc, es aún un enigma.
Atrevido, desvergonzado, en vez de persuasivo, sensato:
Lo demostró cuando comenzó a “quebrar el país”, distribuyendo y adjudicando los multimillonarios “cupos indicativos” (dinero del presupuesto nacional) entre sus amigos los congresistas, en vez de persuadirlos para trabajar desinteresadamente en bien del país. Igualmente, se atrevió a aprobar millonarios contratos a los periodistas y comentaristas para adelantar “pedagogía por la paz”, léase elogios y zalemas pre-pagadas por el régimen, en vez de solicitarles información y crítica objetiva y veraz sin retribución alguna.
Mentiroso, tramposo, en vez de veraz, transparente y confiable:
Son innumerables las “promesas incumplidas” o mentirosas, incluidas las hechas desde el inicio de su primer mandato y las realizadas para lograr su reelección. Ese único tema daría para escribir un libro. Baste recordar el cambio de la plataforma política de seguridad, confianza inversionista e inclusión social, base de la primera campaña, que mereció el apoyo de nueve millones de votantes, por la plataforma bolivariana de las Farc y por la castrochavista de los nuevos mejores amigos procomunistas del vecindario, en el episodio de traición a los votantes y al país más estruendoso registrado en toda nuestra historia republicana. Otros casos episódicos son el engaño por cinco largos años a los habitantes de Gramalote, el fraude a los taxistas en el tema de seguridad social, la palabra vana a los maestros, a los campesinos y a los cafeteros, obligados a ir a paros para reclamar sus derechos. Otro gran fraude a la sociedad en general, el tema de la educación con jornada única, idea hurtada al candidato Oscar Iván Zuluaga y luego aplazada indefinidamente por la dilapidación y derroche suntuario de los recursos gastados en burocracia parasitaria y compras suntuarias como los aviones jet para el fiscal y los ministros de Estado. Estos temas le han valido los motes de “Judas” y “Pinocho”, adjudicados por parte de la gran masa.
Deslenguado, hablador, insolente, en vez de cauto, prudente:
Lo prueban los constantes insultos a los miembros de la oposición colombiana, con epítetos denigrantes y ofensivos como “nazistas”, “neofacistas”, “tiburones”, rufianes de esquina”, “mano negra de la derecha”, “sociópatas”, es decir, criminales y enfermos mentales, en groseras arremetidas que nada tienen que envidiarle a las salidas ofensivas, lesivas y criminales del dictador Maduro, respecto a los opositores vecinos. Insultos que han estimulado la más perversa y despiadada persecución emprendida por la justicia, o mejor “injusticia” colombiana contra los dirigentes, candidatos presidenciales, ex -ministros y dignatarios del Centro Democrático, el principal partido colombiano de oposición.
Desleal, rencoroso, vengativo, resentido, envidioso, quisquilloso, sin tacto, hiriente, en vez de bondadoso, paciente, comprensivo, leal:
Lo corroboran Los discursos frecuentes en que sin nombrarlo ataca y ofende a su antecesor y anterior superior jerárquico y a su más cercano equipo de colaboradores. Los dos temas anteriores le han valido el mote popular de “Chucky”.
Indeciso, dubitativo, distante, lejano, en vez de decidido, próximo, seguro, activo:
El hecho de que la etapa de estudio y planeación de las grandes obras y proyectos vitales para el país se prolonga indefinidamente en el tiempo y los planes nunca comienzan a ejecutarse, confirma esta apreciación y le ha valido el mote de “presidente derrochón”.
Cobarde, orgulloso, Impopular, en vez de valiente:
Lo prueban el temor a presentarse en actos públicos masivos o multitudinarios por las silbatinas, cacerolazos y protestas populares ya frecuentes que se originan en su contra.
Incoherente, inconsistente, manipulador, irreflexivo, en vez de coherente, predecible, honesto, lógico:
Se expresan estas actitudes en las reculadas permanentes en las acciones y decisiones y los cambios de postura ante las reacciones de la opinión pública.
Dominante, pretensioso, pesado, desafiante, en vez de humilde, comprensivo, tolerante, amistoso, sereno:
La manera marrullera de tahúr, a veces avasalladora como pretende “aplastar” desde las pantallas de televisión a contradictores y opositores. Este sería un primer resumen.
---Mi querido amigo psicólogo, este es un listado de características negativas sorprendente y en un presidente de la república, realmente espeluznante…
---Sin embargo, aún quedan observaciones pendientes. La suma de estas características y actitudes negativas permiten definir a nuestro personaje, el doctor Santos, como poseedor de una “personalidad de tipo colérico”. Existen algunas personalidades “melancólicas”, “entusiastas”, “pesimistas” u “optimistas”, pero esta es “colérica”. Explica lo tortuoso de sus acciones y los desplantes que a veces las acompañan. Profundicemos un poco en esta definición:
La persona “colérica” es algo extrovertida cuando conviene a sus fines. Le gusta la acción y es demasiado optimista. Por ello, algunos despistados lo ven como dinámico y positivo. Y lo es, si la acción beneficia sus propósitos personales y satisface su ego. A veces “da las cosas por hechas”. Después descubre que no son tan sencillas. Tiene una necesidad impulsiva de cambiarlo todo. Posee un carácter fuerte, a veces demasiado, y llega a ser agresivo y ofensivo, un tanto pendenciero. Es poco emocional. No le importa el dolor que cause a los demás. Es tozudo, terco, así esté equivocado y no le importa e ignora y no acepta razones distintas a las propias. Delega las tareas más de lo necesario y pierde el control directo de los sucesos. Luego reacciona con furia o fuerza y en muchos casos yerra al improvisar soluciones de emergencia. Tiene poca necesidad de tener amigos y por ello su actitud lejana y distante del común de la gente. Esto le lleva a aparecer antipático y algo repulsivo ante el pueblo. Desprecia y valora poco a la gente y a su vez es despreciado por quienes le rodean.
Al analizar aún más ampliamente sus acciones a lo largo de este quinquenio, podemos establecer que las características psicológicas predominantes en la persona de nuestro presidente Santos, son:
Megalomanía:
Fantasías delirantes de poder, relevancia, omnipotencia, inflada autoestima.
Manifestada por ejemplo cuando reveló que el acercamiento de Estados Unidos a Cuba se produjo por sus propios consejos al Presidente Barak Obama, convenciéndole de que su amigo Fidel Castro ya no patrocinaba ni apoyaba a los narcoterroristas, lo cual es obviamente contrario a la realidad. Su deseo irrefrenable de obtener el “premio Nobel de la paz”, firmándole a las Farc el papel que sea preciso para lograrlo.
Mitomanía:
Acciones para falsear la realidad como vía de escape para obtener atención e incluso admiración, grandilocuencias, tendencias narcisistas y desconfianza profunda en las personas y en las acciones.
Manifestada en múltiples ocasiones, por ejemplo: Al informarnos que el proceso de paz con las Farc duraría solo meses, que respetaría la plataforma heredada del presidente Alvaro Uribe, que no impondría nuevos impuestos a los colombianos y que esa promesa la grabaría en piedra, etc. etc.
Deslealtad:
Implica individualidad, ingratitud, infidelidad, falsedad, traición, vileza, perfidia, villanía, felonía.
Manifestada al entregar el control y la dirección del gobierno a los dirigentes del narco -samperismo y de la extrema izquierda, y al ceder la agenda nacional a las Farc. La suspensión de la fumigación con glifosato, la salida del Ministro Pinzón y la suspensión de los bombardeos, respondieron a peticiones precisas de los bandidos de las Farc. Los votantes ganamos la elección presidencial en el 2010, pero perdimos el gobierno y vamos en camino de perder la república entera. También se hizo manifiesta la deslealtad cuando comenzó el presidente Santos empezó a exaltar al antiguo “Comandante Aureliano”, hoy “doctor Petro”, le cooperó para que se atornillara en el cargo de Alcalde y lo convirtió en su aliado y mejor amigo para respaldarlo como candidato presidencial en el 2018, en reemplazo del ahora regañado, relegado y arrinconado Vicepresidente, doctor Vargas Lleras, a quien trató de inhabilitar con la ayuda de sus amigos “comprados” en el Congreso.
Envidia:
Pesar, tristeza, malestar que produce el bien ajeno. Deseo de poseer lo que otro tiene. Asociada al egoísmo, los celos y la soberbia.
Manifestada, por ejemplo, cuando, apelando a todas las acciones nobles e innobles, (distribución de mermelada, compra de votos por parte de sus caciques amigos en las regiones, trasteo de votos), se hizo reelegir en el 2014 y luego, para impedir que futuros presidentes lograran el mismo privilegio, inició las acciones para suprimir la “reelección”. Combatió por ella, la obtuvo, la disfrutó, pero le disgustaba, le torturaba el alma que otros pudieran beneficiarse de ella. Si en verdad le fastidiaba tanto, Lo lógico y honesto hubiese sido que renunciase a disfrutar del privilegio y luego sí lo eliminara.
Rencor:
Deseo de venganza: Resentimiento, mala intención, acción malévola.
Expresado al iniciar con la ayuda de las altas cortes y de la Fiscalía General de la Nación, ente que promueve causas y acciones legales en favor de las Farc, la despiadada, intensa y malvada persecución contra el Centro Democrático y sus máximos y más connotados representantes, la mayoría de los cuales se hallan en la cárcel pagando penas por delitos inexistentes o no cometidos con base en declaraciones tomadas y compradas a testigos falsos. Y para finalizar el resumen:
Engaño:
Acciones ladinas, astutas, fulleras, estilo tahúr, para embaucar a contrincantes, rivales y contradictores y en últimas al pueblo entero.
La promesa transformada en humo del impulso del régimen de la “prosperidad para todos”, convertida en “prosperidad para los amigos del doctor Santos”, por medio de locomotoras que nunca “arrancaron”. La “prosperidad” se ha convertido en promesa vana que solo han disfrutado sus amigos y cercanos colaboradores, lacayos y aduladores, receptores y beneficiarios de canonjías, millonarios contratos innecesarios y cargos con sueldos astronómicos y sin funciones en la organización del Estado (superministros, asesores) y en la diplomacia oficial.
---Mil gracias, mi querido amigo, por estos apuntes y este resumen. Veremos si en un futuro podemos ampliar este análisis de un personaje que sin duda es yá histórico, pero de personalidad, acciones y actitudes complejas y extravagantes, dignas del estudio profundo de los especialistas en psicología y psiquiatría y de la nación entera. Proponemos e invitamos a todos los colombianos que entiendan del tema a enviarnos, por favor, sus comentarios, complementando las notas para perfeccionar este ensayo, pulirlo y convertirlo en documento histórico.
- Escritor
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