En recientes días pasó inadvertido una noticia de gran contenido para oxigenar la política colombiana, atacar la corrupción y fortalecer la democracia. Se trata del proyecto de ley que limitaba los periodos para la elección en corporaciones públicas, iniciativa que no obtuvo los votos suficientes para su aprobación en primer debate. No sorprende que el proyecto no haya pasado, ya es conocido que este Congreso no tiene animo de contrición, de corrección ni de aceptar los cambios que el pueblo reclama. Lo sorprendente es que los partidos de izquierda hayan votado negativamente el proyecto, así como el Polo Democrático. Al parecer, la izquierda también tiene prácticas comunes con la clase política tradicional de derecha, y tiene sus propias oligarquías y cúpulas que no ceden a los privilegios que obtienen al ser elegidos congresistas.
El espíritu del proyecto de limitar a tres periodos la elección de congresistas, diputados y concejales permitiría oxigenar la política, renovar sus dirigentes, evitar la concentración del poder, dinamizar los partidos políticos y construir nuevas generaciones de políticos. Es más, la iniciativa se quedó corta; debió haberse planteado a máximo dos periodos.
Otro hecho que hay que destacar por estos días es la apuesta de algunos partidos políticos para el ingreso de nuevos liderazgos al Congreso de la República, cuyo espíritu es también oxigenar la política y fortalecer la democracia. Es así como la Coalición de la Esperanza, y parece que también la Colombia Humana, ha abierto inscripciones para conformar listas al Congreso de la República. El único requisito, según la información de prensa, es que exista identidad del aspirante con los programas políticos del partido. Ojalá sea cierta esa apertura a la oxigenación de los partidos políticos y no un hecho populista e interesado en ganar imagen, y se construyan nuevos liderazgos desde las bases y no desde élites y clanes corruptos que se tomaron históricamente el Congreso para luego capturar el estado para sus intereses y los gremiales, que no son los del pueblo exactamente.
Sería un sueño democrático ver en el Congreso de la República, en asambleas, y concejos municipales, a líderes populares, a ciudadanos interesados en la cosa pública integrando las corporaciones públicas y el Congreso de la República.
En suma, estos dos hechos, el intento de limitar periodos del Congreso y parlamentos territoriales y la conformación de candidatos populares distintos a los plutócratas y miembros de las élites de siempre permitirán al pueblo raso, humilde, honesto y trabajador, con vocación de servicio, gobernar al país y evitar, como lo ha señalado el papa Francisco y el gran líder Pepe Mujica, la llegada al poder de aquellos a los que únicamente les interesa el dinero.
Otro espacio por abrir es permitirle a los trabajadores del Estado del nivel medio y bajo (están inhabilitados), en donde hay grandes líderes políticos, acceder a la posibilidad de ser elegidos.