Ningún presidente en nuestra historia ha gobernado solo. Siempre han tenido que hacerlo sobre los aciertos de los anteriores o contra sus errores. Uribe no es la excepción y tampoco Santos. Es claro que algunos potenciaron lo bueno y han tratado de corregir lo que les parecía malo, y esto no quiere decir que su criterio haya sido el mejor en resolver tal dicotomía. Ahora, la gran verdad de la historia, es que ningún presidente hasta ahora lo ha hecho bajo la premisa del bien común independiente de sus sesgos personales, de clase o maquinaria electoral, por el contrario, han usado el poder para fortalecer su posición y la de sus partidarios de alta posición, si no fuera así, no estaríamos como uno de los países más desiguales del mundo en medio de tanta riqueza y gente capaz y trabajadora. Se produce riqueza y desarrollo pero se distribuye mal, muy mal, unos, desde hace decenios la concentran en sus manos y las de sus jefes electorales (políticos y no).
Y es aquí donde está la pregunta: ¿lo han hecho diferente Pastrana, Uribe, Santos? Hoy nos debatimos con eje en la guerra y la paz, con la guerrilla como punto de apoyo para dibujar el futuro del país. Y sobre ella: ¿La guerrilla es una causa objetiva de la desigualdad que refleja los malos manejos de la política tradicional hasta hoy? o ¿Es solo una de las consecuencias de la incompetencia de aquellos que se han enquistado en el poder y han fracasado en potenciarnos como país? ¿Su degradación ideológica es causa de la desigualdad y la falta de cambios estructurales en la educación y la infraestructura del país? o ¿Es una de las consecuencias del sectarismo, el vacío de liderazgo moral y la falta de garantías para un juego democrático limpio y justo?
Podrían hacerse muchas preguntas y aventurar respuestas y sus explicaciones, pero al final la realidad es contundente: ninguno lo ha hecho suficientemente bien donde importa. Y hoy, como una y otra vez, ellos nos tienen discutiendo sobre la llaga, pero nadie pregunta ni responde por el gusano que anida dentro. Y mientras no sepamos cómo sacarnos ese mal de adentro, mientras no llegue el experto, lo que nosotros como ciudadanos garantizamos eligiendo a los mismos teguas de siempre, pues nos tocó concentrarnos en la verruga, en el índicio, en la erupción. Y aquí la disyuntiva del método: con violencia o con cuidado. De nada sirve arrancar la llaga con violencia si la herida se infecta, se gangrena, se expande y acaba con una buena parte del cuerpo. Quizá hay que tener cuidado y paciencia para quitarla. Hay que tener claro que seguirá latente la llaga mientras el gusano vive en nuestro suelo. Al final, una y otra solución es solo aparente, ninguno de los escogidos sabe cómo hacer la extracción definitiva, no está interesado en hacerlo. Así que hoy, cualquier camino nos lleva a una desilusionante realidad, en lo que importa, en el fondo de este atolladero, votar por uno o por otro en la segunda vuelta dará como resultado que "Perder será cuestión de método".No ganaremos nunca eligiendo a los mismos.
