Pepas, bikinis y guaracha, el furor de las fiestas guisas en Colombia

Pepas, bikinis y guaracha, el furor de las fiestas guisas en Colombia

DJ Fumaratto se encarga del cóctel musical en los estrambóticos bacanales de tres días, que se hacen a punta de chispún en fincas o discotecas de Medellín, Bogotá y Cali

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diciembre 10, 2017
Pepas, bikinis y guaracha, el furor de las fiestas guisas en Colombia

En tres días Fumaratto Ferroso puede tener cinco conciertos: jueves en Pereira, viernes en Bogotá y sábado en tres discotecas: Barbosa, La 45 e Ícono Club. Es el DJ de moda en las fiestas privadas en Colombia. Es el DJ que popularizó la guaracha.

En Melgar, Cali, Barranquilla y Pereira el fin de semana llega y los que arriendan fincas se preparan para alquilarle a los jóvenes universitarios que se quieren encerrar a zapatear todo el tiempo. Pero la capital de estas rumbas es Medellín.

La rutina es simple: el viernes en la noche se arma una fiesta común y corriente, pero en la madrugada del sábado estos guaracheros en vez de irse para la casa, van al remate: un DJ privado, una casa alquilada o prestada y así siguen derecho hasta la noche del domingo.

La cocaína sigue siendo una droga usada, pero en los bailes de guaracha reinan las drogas sintéticas y las medicaciones siquiátricas. El polvo K – una de las drogas más populares durante los zapateos - es en realidad Ketamina, un analgésico que se vende en polvo. Pero la receta durante las fiestas de guaracha es combinarla con coca – conocida como CK o Calvin Klein – y con pastillas de éxtasis.

Una tabla para mezclar pistas, una piscina y disponibilidad de tiempo. Eso es lo que necesitan los guaracheros para disfrutar el fin de semana. Poco a poco el ritmo se ha ido tomando los espacios de la rumba joven. En Bogotá ya hay varias discotecas de referencia: Rush e Infinity Love, que funcionan siete días de la semana, así como Piso 7. En Cali y Manizales están Living y Lico Deluxe, pero el escenario ideal sigue siendo la fiesta privada. Incluso ese es uno de los hashtags que usan para recoger las fiestas: #Privadito. Los otros más populares son #DisparadosBebe #Aleteo y #Zapateo.

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La minifaldas y shorts de jean que tienen el tamaño de la ropa interior, el exceso de operaciones que se ven en las mujeres bailando y la estética medio barrial de los hombres – con cadenas, rosarios multicolores y cortes de pelo extravaganes – han llevado a que el género sea visto como falto de clase. Y en redes se ven los comentarios burlándose con referencias como guisos y montañeros. Pero en vez de generar complejos, los amantes de la guaracha salen en defensa de su música y ese estilo de vida: “Esto es lo que nos gusta. La fiesta eterna nos mueve, y al que no le guste, que no lo vea.” Esa es una de las respuesta que se ven en los comentarios de los videos que se convierten en virales.

La guaracha es un género de música cubana, de la salsa. Su máxima embajadora era Celia Cruz. Pero para la mayoría de jóvenes colombianos ahora es un derivado de la electrónica. Uno de estos subgéneros es el Tribal House, para muchos lo mismo que la guaracha. Pero no todos piensan lo mismo.

La primera fiesta de este género se dio en el Barrio Antioquia, en Medellín. Era una reunión para los que vivían en el sector, y sin esperarlo empezaron a tener tres mil personas caminando por las calles. Venían de todo lado, y el momento cúlmen era cuando sonaba la electrónica mezclada con versos de Celia Cruz, el Joe Arroyo y Totó la Momposina.
El género ya es universal. Fumaratto se ha recorrido el mundo, tocando incluso en discotecas en Tailandia. En DJ Station Silom Soi2 estuvo en julio de este año. El momento culmen de la noche fue cuando pasó de Me Rehuso – un reguetón – a una canción de electrónica. Puso tres efectos y cruzó las dos canciones, y creó furor en el mundo underground de la guaracha.

 

Este éxito del género creó ampolla en los tradicioalistas de la electrónica, pero poco a poco han tenido que aceptar su popularidad. Un DJ promedio de música electrónica cobra entre $500.000 y $400.000 pesos, mientras que los de guaracha están recibiendo entre $1.5 y $2 millones de pesos. No hay comparación en la popularidad.

El Lago Calima es el veraneadero más popular para los caleños. A orillas de este lago se celebra el Festival Black and White, uno de los más famosos de electrónica de Colombia. Son tres días donde los bafles retumban, y cada día más lo hacen al ritmo de la guaracha. Pero el hombre detrás de esta fiesta se llama Ángel y no soporta que la gente hable de guaracha, zapateo o aleteo. Considera que esto solo refleja la ignorancia de los muchachos que se dedican a bailar. Para él el género es uno, y se llama Tribal.

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