Estas son dos historias de la vida real. Cierta vez en cercanías de la Plaza de Toros de Cañaveralejo me encontré a un hombre cuidando carros y me fui con dolor en el alma… La otra cara de la moneda la encontré en el barrio San Antonio de Cali y esa vez me fui sonriente…Hasta aquí nada del otro mundo, pero miremos las razones para cada caso.
- En el primero el hombre que cuidaba carros era un escultor en piedra, sus obras tenían fuerza, expresión, volumen, talla fina y respeto estético. Como su taller no tenía buena temporada tenía que convertirse en trapitorojo para poder cubrir sus gastos de subsistencia, por resto no doy el nombre. Su desamparo fue aumentando con el paso de los años.
- El segundo caso me recuerda a un hombre que en una mochila de cabuya llegó al diario El País, en Cali, mostrando sus obras: unas muñecas en cerámica, barro cocido al horno, de colores refinados y filigranas muy bien logradas. Le hice un reportaje… y años después lo visité en su taller, sala exposición en el barrio San Antonio. Se trata de Mauro Phazan, ceramista y escultor de origen ecuatoriano. Él iba mostrando su obra, la misma que caló y ha llegado hasta vender al exterior. Sus muñecas van y vienen por muchos países….
Estos ejemplos para mostrarles los riesgos que se corren desde el arte y la cultura, tanto los artistas como los gestores culturales en nuestro país en la gran mayoría de los casos tienen que forjarse a pulso, guerreándola todos los días, sin mecenas que los acojan en las cortes como sucedía en aquellos tiempos del Renacimiento y otras épocas cuando los artistas tenían lugar especial en las cortes y ante otros espacios.
Por todo esto es que doy la bienvenida a un programa con alma social que impulsa la Gobernación del Valle, a través de la Secretaría de Cultura, en alianza con el fondo de pensiones Colfondos y el Ministerio de Cultura, el mismo que ya beneficia a 177 artistas y gestores culturales adultos mayores radicados en 15 municipios de nuestro departamento.
Voces de positivismo
Este programa lo pude conocer de primera mano, por parte de la Secretaria de Cultura del Valle, Leira Giselle Ramírez Godoy, quien no duda en destacar el profundo interés de la gobernadora Clara Luz Roldán en esta iniciativa que lleva a nuestro departamento a ser el primero en garantizar su pensión vitalicia a exponentes culturales.
“Ellos ya venían cubriendo su pensión, pero les faltaban recursos para cubrir lo necesario, entonces haciendo uso de un programa nacional nos pusimos a la tarea de buscar a quienes cumplieran con los requisitos, de acuerdo con minuciosos estudios y análisis. Una vez seleccionados el departamento aportó un poco más de $5.275 millones y em la alianza con Mincultura y Colfondos hicimos realidad ese sueño y la solución a grandes problemas que ellos tenían”, relata Leira Giselle Ramírez Godoy.
Los beneficiarios en esta oportunidad, es decir los artistas y gestores culturales adultos mayores que ya gozan de su pensión, radican en Buga, Ginebra, San Pedro, Roldanillo, Cartago, Candelaria, Pradera, Ansermanuevo, Jamundí, Buenaventura, Caicedonia, El Cairo, La Unión, Riofrío y Buenaventura. Directamente fueron notificados los beneficiarios, quienes ahora disponen de ingresos para solventar sus vidas y hasta para aportar en el seno de sus familias.
“Ellos han dedicado toda su vida a ayudar a posicionar a nuestro departamento como un territorio cultural y por eso es justo que se les contribuya para que se les garantice un ingreso periódico. Ellos han contribuido a que seamos un Valle Invencible. El Ministerio de Cultura validó que fuera gestores culturales o artistas y Colpensiones también dio su visto bueno”, destacó la secretaria.
Resalta que son personas muy agradecidas y han asumido el compromiso de continuar con su gestión y quehacer a favor de la cultura. El norte del Valle fue una de las regiones más beneficiadas, en Cartago, por ejemplo, residen 40 de los favorecidos.
Se trata de un programa que no solo hace brillar la estrella para los cobijados, sino que prende llama de esperanzas para muchos que van por la senda del arte y/o de la gestión cultural, igualmente se convierte en tierra abonada para el surgimiento de nuevas semillas.
Un ejemplo de alto vuelo
La propia Leira Giselle Ramírez Godoy es un ejemplo de la labor que se cumple en los territorios desde la cultura a favor de sus habitantes. Ella en su niñez residía en Alfonso López 1, barrio popular en Cali, muy cercano al Jarillón del Río Cauca. Muchas veces le tocó presenciar dolorosas inundaciones y afrontar el miedo por posibles desbordamientos del imponente río embravecido en tiempos de creciente.
Allí hizo parte de grupos de danzas impulsados por gestores culturales de barrio, participó en celebraciones, como aquella del 20 de Julio, cuando al son del Día de la Independencia el folclor se toma este sector de Cali. “Nos sentíamos importantes, nos daban ganas de salir adelante y veíamos que lo podíamos hacer”. Igualmente, la fuerza de su señora madre, María del Carmen Godoy, la llevó a estudiar Sistemas en la Universidad Obrera.
Años después desde el seno del Instituto Popular de Cultura, una de las instituciones de mayor arraigo en comunidades, impulsó proyectos que le permitieron cobijar expresiones culturales en el propio barrio donde creció. “Fue muy gratificante poder ayudar a otros niños y gestores culturales. Me permitieron mostrarles que sí es posible salir adelante y que vale la pena soñar”.
Bajo esta perspectiva se comprende la sonrisa y alegría que exhibe al momento de hablar de este programa, el cual es respaldado e impulsado de manera permanente por la gobernadora Clara Luz Roldán.
Para los gestores culturales y artistas del Valle se abre un nuevo amanecer, pues ya son 177 los que ven recompensados sus esfuerzos y talento a favor de la vida, la expresión y la creatividad desde diversos ángulos y frentes de la cultura.