Entre muchas definiciones, el hambre es la necesidad o ganas que tiene una persona de comer y se produce por la escasez generalizada de alimentos básicos que padece una población de forma intensa y prolongada.
El DANE informó a finales del año pasado que la pobreza monetaria en Colombia llegó al 42,5 %, con lo cual, según el artículo de la Universidad de Antioquia: “El hambre, un problema crónico en Colombia”, del 3 de enero de 2022, 1,7 millones de hogares colombianos, cerca de 7 millones de personas, 15 % de la población, consumen solo dos comidas al día.
Una de las acepciones de «desnutrición» es que es la afección que se presenta cuando no se obtienen calorías suficientes o la cantidad adecuada de nutrientes principales, como las vitaminas y los minerales, que se necesitan para una buena salud.
Se infiere de lo anterior que los bajos ingresos de la población, producto del empobrecimiento al que la ha llevado el modelo neoliberal, es el paso previo para tener una generación empobrecida y desnutrida, con lo cual se acentúan la ignorancia, el atraso y el subdesarrollo del país.
Ese modelo económico ha profundizado la brecha con los poderosos, casi que ha desaparecido la clase media y Colombia sigue siendo uno de los países con mayores cifras de pobreza y desigualdad del mundo.
El 5 de este mes de enero, el director de la Asociación de Bancos de Alimentos –ABAC–, Juan Carlos Buitrago, hizo una grave denuncia en Caracol Radio: “El 54 % de los hogares en Colombia viven en inseguridad alimentaria. El hambre se manifiesta de muchas formas. En Colombia más de 560.000 niños menores de 5 años tienen desnutrición crónica”.
Según la FAO, la seguridad alimentaria existe cuando “todas las personas tienen –en todo momento– acceso físico, social y económico a alimentos suficientes, inocuos y nutritivos que satisfacen sus necesidades energéticas diarias y preferencias alimentarias para llevar una vida activa y sana”, concepto que hace parte de la soberanía de los países y que defienden con mayor énfasis las potencias, incluida EEUU.
La ABAC, en compañía de la ANDI, realizaron un estudio sobre la alimentación en Colombia: “La principal causa del hambre es la pobreza y el desempleo.
En Colombia, 21 millones de personas tienen ingresos de 331.000 pesos mensuales. Ese 42 % de la población no tiene cómo comprar una canasta básica. La situación de hambre en Colombia es crítica”.
Los que han gobernado al país y lo han llevado a esta postración han querido recargar la culpa en la pandemia, pero los colombianos vienen padeciendo esta honda crisis desde mucho antes, como lo testimonian las protestas, los paros y las huelgas, que la antecedieron.
La ONU informó el 3 de diciembre de 2021 que en Colombia la inseguridad alimentaria, la desnutrición y la disminución de las oportunidades de subsistencia han afectado a 3,8 millones de mujeres y 2,4 millones de niños.
También informó que aumentaron las personas necesitadas, de 6,7 millones en 2020 a 7,7 millones en 2021, excluyendo a los refugiados y migrantes venezolanos en Colombia. Los causantes de estas políticas criminales quieren seguir gobernando; por eso el debate electoral debe dejar claro que existen candidatos que marcan la diferencia con ellos, especialmente en la Coalición Centro Esperanza, y entre ellos, el que más ha propuesto el cambio de estas políticas y combatir la corrupción es Jorge Robledo. ¡Con Robledo, esto es en serio!