Una de las definiciones más importantes en las que se ha ubicado al hombre es en calificarlo como un “animal político”, este concepto filosófico establecido por Aristóteles ha vislumbrado la capacidad y la necesidad del ser humano para vivir en sociedad, estableciendo una serie de normas con el fin de hacer más organizada su edificación política, social, económica, religiosa, dentro de las comunidades.
Los conceptos o ideales políticos de las sociedades, supuestamente guiados por ideales democráticos como: el bien común, la justicia, la igualdad, la fraternidad, la dignidad, están lejos de ser una realidad que se viva, no solo en nuestro país sino en la mayor parte del mundo, pero ¿Por qué la humanidad se ha desviado de esos ideales?
Existen, sin lugar a dudas, muchos factores que truncan las democracias actuales, tales como los monopolios empresariales que solo persiguen sus intereses, los políticos que se perpetúan en el poder a cualquier costo (como el caso de Vladimir Putin en Rusia o Nicolás Maduro en Venezuela), las monarquías, las tiranías, etc.
En Colombia somos un país con múltiples problemáticas que hacen aún más complejas las ejecuciones o las acciones guiadas por los verdaderos ideales del pensamiento político con fines de ética y desarrollo común, veamos algunos factores:
- Venimos de una guerra armada interna de más de cincuenta años y de la que todavía tenemos grupos armados ilegales.
- La vergonzosa problemática de corrupción, que es tan peligrosa como la guerra misma o la pandemia.
- El narcotráfico, en el que a menudo observamos a los gobiernos de turno involucrados de algún modo con esos hechos o en relaciones con narcotraficantes.
- La deuda externa, que se agrava con el paso de los años.
- El asesinato de líderes sociales, hechos en los que el Estado parece no interesarse.
- La crisis del sector salud.
Todos esos factores no son sino el resultado del círculo vicioso en los que la población colombiana lleva años sumergida, causando alarmantes cifras de pobreza, de violación de derechos humanos, de injusticias, de actos de corrupción, que se quedan, en la mayoría de los casos, en simples procesos de investigación, generando el descontento de una ciudadanía que reclama acciones contundentes contra esos hechos.
La realidad actual que enfrenta el mundo contra la pandemia del nuevo coronavirus y a la que no somos ajenos, llevaron al gobierno a decretar una cuarentena obligatoria nacional, el presidente Iván Duque ha ordenado alrededor de 40 decretos para contrarrestar la crisis a causa de la pandemia, pero el país, que ya venía con todas las problemáticas mencionadas ha entrado en una crisis económica de la que no será fácil reponernos, y los hechos de corrupción siguen a la orden del día, hoy el contralor general Felipe Córdoba reveló que 50 billones de pesos se han desviado en medio de la pandemia, pero nos repondremos porque somos una población resiliente que sabe vencer los obstáculos, llevamos años en medio de la crisis, que ahora la pandemia ha venido a agudizar.
Entonces, ¿qué podemos hacer para tener una sociedad ideal, más justa, fraterna, libre? Construir un pensamiento político que nos permita hacer frente a la crisis social, política, económica, en la que nos encontramos, para exigir a nuestros gobernantes que se comporten de manera correcta con el manejo del erario, de la fuerza estatal, del respeto a los derechos humanos, económicos y sociales pues para eso han sido elegidos en las urnas a través del voto democrático. Este pensamiento político nos hace ver que vivimos entonces una democracia llena de falencias a las que es urgente someter a cambios estructurales, para que la población empiece en verdad a exigir estos derechos debe ser consciente de ello, sin embargo, a falta de educación, la mayoría de ciudadanos no tiene un pensamiento político formado.
Finalmente, cabe dejar aquí a manera de reflexión la frase de Kant: “Obedece, pero piensa, mantén la libertad de pensamiento”.