La necesidad de una unidad entre el Progresismo, la Alianza Verde y El Polo para ejercer un oportuno control de la agenda de Peñalosa y evitar que se eliminen acciones que han sido positivas en Bogotá, así como la urgencia de que éstos partidos acojan jóvenes liderazgos para la renovación y construcción de una agenda fuerte de desarrollo de centro izquierda para la ciudad, son las principales conclusiones de un conversatorio con candidatos y candidatas de éstos partidos que no lograron llegar al Concejo de Bogotá.
Todos tienen la intención de continuar en el ejercicio de la política, pero reconocen la dificultad --dentro de sus partidos-- de que sus propuestas sean acogidas o incluso discutidas. En palabras de uno de los candidatos “existe en la izquierda un cariño especial por el Usted no sabe quién soy yo, a la hora de debatir nuevas agendas”. En los partidos no existen un proceso de apoyo a los liderazgos alternativos, ni una estrategia para fortalecer el desarrollo de propuestas de ciudad cimentadas en observación permanente a los problemas de la ciudad y la construcción de alternativas desde las ideologías que representa cada una de las agrupaciones políticas. Los excandidatos panelistas coinciden en determinar que sus agendas de campaña recogían los intereses de ciudad; sin embargo el análisis de sus propuestas no permite concluir una alienación cierta y del todo coherente entre lo que buscaban transmitir y la filosofía de los partidos que dieron su aval. No es culpa de ellos, son los partidos los que deberían garantizar formación política cierta, apoyo permanente, estrategias para fortalecer la construcción de agendas y coherencia.
Las direcciones del Partido Verde, Progresistas y Polo en Bogotá urgentemente deben concentrar esfuerzos en el fortalecimiento de sus colectividades, garantizando acciones que confluyan en una agenda de unidad para el control al plan de desarrollo de Peñalosa siendo conscientes de la responsabilidad y función de la oposición para la democracia. Es que supervisar al gobierno y proporcionar alternativas constructivas es fundamental, de otra manera el gobierno tiende a la la arrogancia y pasa por alto la búsqueda de alternativas. Esto es lo que está sucediendo en Bogotá tristemente.