Durante la última campaña a la Alcaldía de Bogotá, uno de los principales argumentos que se esbozaron en defensa de Enrique Peñalosa era su gran capacidad técnica, gerencial y urbanística. El primer año de mandato derrumbó el castillo de naipes.
El alcalde mintió en su hoja de vida reportando que tenía un doctorado en Administración Pública en una universidad francesa, como lo denunciaron los periodistas Juana Afanador y Carlos Carrillo (Afanador & Carrillo, 2016). En dos palabras, falsificó un documento oficial, hecho que por sí solo debió ser suficiente para ser removido de su cargo. Un mes después, el periodista Yohir Akerman publicó que al parecer el burgomaestre tampoco tiene maestría (Akerman, 2016). En cualquier país cuyas instituciones tuvieran un poco de decoro, se hubiera abierto como mínimo una investigación seria que determinara la situación legal del alcalde.
En materia ambiental, la realidad no es nada halagüeña. En su Plan de Desarrollo destinó menos del 1% para el sector. Sobre Estructura Ecológica Principal, EEP, por ejemplo, el único indicador que tiene para medir su impacto es el número de actos administrativos.
Pasó por encima de conceptos de importantes naturalistas, científicos y urbanistas, al afirmar que la Reserva Thomas van der Hammen solo eran potreros y que no hay investigaciones sobre recursos hídricos subterráneos, ignorando el hecho de que la vegetación de la zona es baja y desconociendo los estudios realizados por Sergio Gaviria, profesor de la Universidad Nacional.
En abril de 2016, El Espectador denunció que varios financiadores de su campaña, entre ellos, Pedro Gómez y Cía., Davivienda, Arco Arquitectos y miembros del gabinete distrital como el Secretario de Planeación, Andrés Ortiz Gómez, y la presidente de la Empresa de Energía de Bogotá, Astrid Álvarez, son propietarios de predios en la Van der Hammen (Marín Correa & Flórez Suárez, 2016). Se demuestra entonces que el afán del alcalde por urbanizar la reserva no persigue más que beneficiar a sus amigos.
El pasado miércoles 8 de febrero fue registrado como el día más caliente en la historia de Bogotá. Se imaginan los ciudadanos qué se podrá esperar si se llega a urbanizar la Van der Hammen.
Con respecto a la calidad de aire, tampoco ha sido un prohombre. Es defensor acérrimo de los buses de Transmilenio, que funcionan, en buena parte, con diésel y emiten vapores contaminantes y material particulado, PMB, causantes de graves afectaciones pulmonares. Peñalosa se empeña en no construir un metro subterráneo que, de acuerdo con los estudios realizados, garantiza niveles inferiores de contaminación, para seguir promocionando la venta de buses VOLVO como lo hacía antes de ser alcalde. Recuérdese que fue uno de los fundadores del Instituto para el Desarrollo de Políticas para el Transporte, ITDP, cuyo objetivo principal era promover a escala mundial los sistemas de transporte integrados.
La más reciente pifia de Peñalosa fue haber sacrificado los peces que incautó en el Centro Comercial Atlantis. En una muestra de nepotismo, la única organización ambientalista que esgrimió concepto positivo para el sacrificio de los peces fue Conservación Internacional, CI, de la cual hace parte su hija. Cabe resaltar que posteriormente su director explicó que había salidas para conservar a los peces. Hubiesen podido ser donados a lugares como el Parque Explora, en Medellín, el Acuario de Cartagena o el Museo del Mar, en Santa Marta que tenía ya un espacio reservado para recibirlos. Además de conservarlos pudieron ser una herramienta para cumplir con acciones didácticas y pedagógicas acerca de estos exóticos animales.
Así las cosas, está más que claro que Peñalosa no es ni técnico, ni urbanista, ni gerente y que lo único que les queda a los bogotanos para sentar su más erguida voz de protesta es firmar la revocatoria impulsada por Unidos Revocamos a Peñalosa. Recoger las firmas que se requieren será un ejemplo que demuestre que los colombianos inconformes pueden hacer algo y decidir no seguir siendo mal gobernados. Existen alternativas para cambiar el rumbo que el país ha venido tomando. En las manos de cada bogotano está tomar la decisión correcta para poder decir ¡Unidos revocamos a Peñalosa!