Más allá de la idea que pueda tener Enrique Peñalosa con las 42 hectáreas que hoy conforman la Central de Abastos en Bogotá, preocupa el impacto negativo que tendría la salida de Corabastos en el bolsillo de las más de 50 mil personas que encuentran en este lugar su sustento diario.
En la cadena de comercialización de productos agrícolas que llegan a Corabastos, se encuentran no solo las personas que los venden en las bodegas y puestos, sino también quienes trasladan los bultos de un lugar otro, los que ofrecen productos de cafetería, personal de aseo, vigilancia, de oficina de la Central, etc.
Todas estas personas habitan en Bogotá. La mayoría son de estratos 1, 2 y 3, quienes, por no tener un ingreso estable, acuden en ocasiones con sus familias a la Central de Abastos en búsqueda del rebusque diario. ¿Qué alternativas tiene pensado el Distrito en el caso de sacar a Corabastos de Bogotá? Hasta ahora no ha mencionado ni una sola.
No es posible que en el afán por construir viviendas-- que es a donde apunta esta idea-- se piense en buscar terrenos a como dé lugar, sin importar las consecuencias. Porque Corabastos cumple una función económica en la ciudad, así el alcalde Peñalosa no lo quiera reconocer.
No se trata solo de sacar a la Central de Abastos de la ciudad para instalarla en otro municipio, donde su presencia no va a tener el mismo impacto económico que tiene en la ciudad de Bogotá. Son lugares en Cundinamarca que no superan las cinco millones de habitantes, lo que hará que quienes se dedican a la comercialización y producción de alimentos, se vengan a perdida por este tipo de medidas.
Nadie niega que el manejo de Corabastos durante las últimas administraciones ha sido desastroso. No se entiende, por ejemplo, las razones por las cuales el Contrato firmado con Covial para la reparación y mantenimiento de la malla vial, al día de hoy se le ha otorgado 19 OTROSIS, con vigencia hasta el 2026. Lo curioso de este asunto es que la sociedad que conforma a la Central de Abastos, de la cual hacen parte el Distrito Capital, la Gobernación de Cundinamarca, el ministerio de Agricultura y el gremio de comerciantes, tiene vigencia hasta el 2020.
Tampoco se niega que los problemas no se reducen al orden administrativo, porque también los hay de seguridad urbana tanto en su interior como en los alrededores, donde abunda la presencia de pandillas delincuenciales, expendios de drogas y mal manejo de desechos y de reciclaje.
Hoy por hoy, poco se ha hecho para mejorar esta situación y en cambio sí se presentan este tipo de ideas que más que beneficiar a una comunidad, lo que hace es causarle males al bolsillo de miles de bogotanos.
Por lo anterior, las asociaciones de comerciantes de Corabastos que tenemos asiento en Corabastos como Conalco, le hemos hecho un llamado a las autoridades nacionales, distritales y departamentales para que investiguen y nos ayuden a revisar asuntos como este. Sin embargo, poco atención han prestado y más bien lo que se escuchan son propuestas como la de trasladarlo de un lugar a otro, sin siquiera mencionar, qué alternativas de empleo y de productividad darán a quienes mueven la economía en este lugar.
El impacto que tendría un posible traslado de Corabastos hacia otro municipio, es nocivo para Bogotá y sorprende que el alcalde mayor de la capital, sea quien lo proponga.
* Director Ejecutivo Corporación Nacional de Comerciantes en Alimentos - CONALCO