El pasado 15 de febrero del año presente, el distrito anunciaba fuertes medidas para contrarrestar los niveles de contaminación en la capital. Según la Secretaría Distrital de Ambiente, el deterioro de la calidad del aire es causado por el aumento del material contaminante en la atmósfera, el cual se clasifica en PM 10, que son las partículas más grandes, y PM 2,5, las más pequeñas y, por ende, más peligrosas las cuales pueden ser inhaladas por los humanos, llegar hasta sus bronquios y provocar afecciones respiratorias.
El Doctor Kike y su administración distrital manifestaron que la emergencia se originó debido a una serie de condiciones meteorológicas desfavorables, causadas por un fenómeno denominado inversión térmica, que hace que se mantengan en el aire partículas nocivas, como las generadas por los incendios forestales registrados en Bogotá y Cundinamarca. Además, mencionan que estas partículas están siendo dispersadas en la ciudad por la intensidad de los vientos que provienen del occidente. ¿Pero en serio el distrito y la Secretaría de Ambiente determinan que son solo las condiciones meteorológicas las que ocasionan el aumento del material contaminante?
Sabemos muy bien que la ciudad ya ha pasado por escenarios de alerta por cuenta de condiciones atmosféricas y climáticas adversas, que han deteriorado la calidad del aire que respiran los capitalinos, sin embargo muchas, sino la gran mayoría, de estas condiciones de pésima calidad del aire las contribuyen las grandes industrias, quemando sus desechos, semanalmente, legitimados por los entes de control ambiental. Así lo anunció el doctor en medicina y cirugía Gonzalo Ernesto Díaz que ha estudiado por más de 20 años la contaminación en Bogotá y sus efectos en la salud. Entonces, sabiendo que no solo el tráfico afecta el aire, sino las grandes fábricas e industrias, ¿las medidas que tuvo que adoptar la administración sí son acordes con la gravedad de la situación?
Las medidas que se adoptaron en materia de movilidad, entre ellas restricciones a vehículos de carga y la implementación del pico y placa en el fin de semana siguiente, incluyendo motocicletas, de manera superficial tienen mucha lógica, pues si nos ponemos a pensar en conjunto, ofreciendo un análisis rápido de qué contamina el aire en Bogotá, podemos inferir velozmente que los carros. Listo, entonces qué se hace. La “mejor” medida que pudo tomar la administración distrital: pico y placa todo el día y “por si las moscas” el fin de semana también. ¿Para qué? Para que la gente utilice transporte público y no contamine con su carro. Pero si la idea es no contaminar, ¿por qué no generar días cívicos donde la gente utilice vehículos como bicicletas, skates, patines o incluso sus piernas para transportars?
Kike junto a su secretario de alcaldía Raúl Buitrago analizaron que lo mejor es subir a los ciudadanos a los buses de TransMilenio, los mismos buses a diésel que contaminan más que los automóviles particulares y que son mucho más perjudiciales. Un estudio de la Universidad de los Andes sobre la calidad del aire de los buses de Transmilenio reveló que respirar dentro de los articulados es peor para la salud que respirar en la calle. A largo plazo, aseguran los expertos, esto puede conllevar a graves problemas de salud. Adicionalmente, otro estudio de la Universidad Nacional, liderado por el investigador Freddy Guevara, concluyó que montar en TransMilenio es lo mismo que fumar 10 cigarrillos diarios. ¿Entonces? Sabemos que los buses a diésel no son la solución si queremos calidad ambiental, pero nos siguen vendiendo y metiendo en flotas de buses viejos. Y como si fuera poco, nos dan como única opción de transporte el “maravilloso” y “contemporáneo” TransMilenio.
¿En verdad la administración actual está interesada que los ciudadanos de la capital respiren mejor?