El actual alcalde de Bogotá, Enrique Peñalosa, se ha destacado durante su gobierno por gastarse los recursos de la ciudad en limpieza y “embellecimiento urbano”, por ser muy odiado y publicar tuits ridículos.
Muchos ciudadanos de la capital pusieron su esperanza en Peñalosa después de un largo —y casi interminable— período de gobierno por parte de la izquierda (Lucho Garzón, Samuel Moreno y Gustavo Petro). Peñalosa era la luz al final del túnel. Un tipo convencido de montar en bicicleta, preocupado por el medio ambiente, con ganas sobrehumanas de mejorar Bogotá, devolverle la confianza y la seguridad a los bogotanos y un largo etcétera de promesas esperanzadoras. Todo lo que un buen bogotano necesita. Todo lo que el bogotano promedio pedía a gritos después de la Bogotá Humana, “la Bogotá de los pobres”.
Enrique Peñalosa ama Bogotá y para demostrar su amor envió un mensaje claro: Bogotá debe estar limpia de basura. En su período de gobierno, Enrique Peñalosa comenzó a limpiar Bogotá de vendedores ambulantes, habitantes de calle y grafitis. Después, empezó también la limpieza de postes, estatuas, bustos paredes y puentes. Sorprendió positiva y negativamente a los ciudadanos.
Sin embargo, Peñalosa no ha dejado de sorprender. Entre las pendejadas que tuitea, su forma de gobernar y la joyita de los títulos falsos, estudios con los que se vendió como el candidato idóneo para gobernar Bogotá, no solo es un chiste digno de memes y caricaturas de periódico, también debería ser una señal para empezar a preocuparnos.
El experto urbanista y conferencista internacional mintió sobre su hoja de vida y lo reconoce abiertamente en medios de comunicación. Pero también “acabó”, según él, con el Bronx. Eso sí, no dio soluciones reales a los habitantes de calle que se reunían en el lugar. Hubo una aglomeración de habitantes de calle que se trasladó a la calle sexta con carrera 30, debido a fuertes lluvias 40 habitantes de calle fueron arrastrados por la quebrada los Comuneros. Pero a Enrique Peñalosa le interesa que Bogotá sea linda y “Bogotá, mejor para todos”, aunque es mejor para pocos. Hay más preocupación por cómo se ve Bogotá, que por la gente que vive en ella.
Enrique Peñalosa se siente orgulloso por gastar plata y agua limpiando postes y paredes, pero nada dice de la gente que se muere de hambre en las calles o de aquella a la que le arrebata las oportunidades de subsistencia. Busca limpiar la ciudad de grafitis, papeles y por supuesto, también quiere hacer limpieza de gente. Busca dejar una ciudad bella, con una percepción tan superficial como su reputación y sus ideas. Ideas que va plasmando en sus redes sociales con una constancia impresionante. Tuits que a veces borra y otros que permanecen en la historia.
Es preocupante que los asesores del actual alcalde no controlen más sus redes sociales, y más que él tenga estas ideas y las comparta. Deja mucho que pensar tener un alcalde que ama Bogotá porque es la ciudad con más rumbiaderos del mundo. Porque el aire, muy contaminado por sus buses, tiene la misma temperatura de “aires acondicionados y calefacciones del mundo”. El alcalde que presume de un metro que nos va a hacer volar bajito.
Aquí, una pequeña recopilación de tuits, realizados desde la cuenta del alcalde de Bogotá:
