El momento solemne de la visita del presidente de Estados Unidos, Barack Obama, a La Habana será cuando se haga el lanzamiento de honor, en el juego de béisbol entre la selección cubana y los Rays de Tampa Bay. La pelota caliente ha estado presente en la vida cotidiana y política de ambos piases y tiene un significado más que simbólico. El saludo tradicional de los cubanos que crecieron bajo la revolución es "Cómo está la bola chico", el mismo de Obama --a través de su Twitter-- cuando aterrizó en el aeropuerto José Martí: "¿Qué bola Cuba?. Emocionado de estar aquí, con muchas ganas de reunirme y escuchar directamente al pueblo cubano".
El presidente de Estados Unidos llegó acompañado de su esposa Michelle, sus hijas Sasha y Malia y su suegra, con quienes asistirá al partido. Fue recibido por el canciller Bruno Rodríguez, como indica el protocolo, y se reunirá el lunes con el Presidente Raúl Castro, con quien compartirá en la grada del estadio Latinoamericano:
La ‘diplomacia del béisbol’ acercó a ambos países en 1999 cuando Bill Clinton impulsó un partido entre la selección de Cuba y los Orioles de Baltimore en el Estadio Latinoamericano. Fue la primera vez que un equipo de las Grandes Ligas pisó Cuba después de cuatro décadas de guerra fría y una primera señal de deshielo, ya hace más de quince años.
La pelota caliente: lazo en común entre el Caribe y América
También hace quince años el béisbol fue el epicentro de un hecho político que marcó el rumbo de la historia reciente de Latinoamérica alrededor de Cuba: un año después de lograr la Presidencia de Venezuela, el 18 de noviembre de 1999 Hugo Chávez organizó un partido ente las selecciones de Venezuela y Cuba en el estadio Latinoamericano de La Habana. Ese día, el saque de honor estuvo a cargo del entonces presidente Fidel Castro. El espectáculo marcó la cercanía política entre ambos países y fue el bautizo de Hugo Chávez como incondicional del comandante en jefe de la revolución Cubana y la entrada de Venezuela a la era del socialismo.