Antes de cumplir dos meses de posesionado, varios ministros, consejeros y la vicepresidenta Francia Márquez habían visitado el norte y sur del Cauca intentando poner de acuerdo a dirigentes de organizaciones indígenas, afros, campesinas y empresarios para reunirse y buscar solución concertada a la pelea por la tierra en Cauca, exacerbada especialmente en el norte del Cauca (entre finales del gobierno de Duque e inicios del de Petro), después que indígenas nasas ocuparan 16 predios, la mayoría sembrados de caña, algunos propiedades de ingenios y la mayoría de particulares, que las han arrendado a ingenios de la región y sobre algunas de las cuales, también han demostrado interés las comunidades negras agrupadas en Consejos c.omunitarios.
El 12 de octubre, antiguo “día de la Raza”, en el que se exaltaba el desembarco de Colón en América, al fin, el presidente Petro se reunió con representantes de las etnias más afectadas por el despojo de territorios y sometimiento de cuerpos impuesto por la conquista: indígenas nasas en El Pital, municipio de Caldono y comunidades afros en Santander de Quilichao.
Tanto en El Pital como en Quilichao, el presidente Petro reiteró el llamado “a construir la paz desde el Cauca”, frenando ocupaciones de fincas y buscando solución concertada de conflictos, mediante la conformación de un comité entre representantes de las etnias indígena, afrodescendiente, los propietarios actuales de predios y representantes de los gremios que defienden intereses de los cultivadores de caña, para consensuar la distribución de la propiedad de la tierra en la región y de varias fincas que se propone comprar el gobierno.
Días antes, siguiendo pautas de negociar y no expropiar, el presidente Petro acordó con Fedegán comprar cerca de 3 millones de hectáreas en varios departamentos, actualmente dedicadas a la ganadería extensiva, para repartirlas entre comunidades étnicas y campesinas, y -mejorando sus condiciones de vida, vías de comunicación, internet, financiación, asistencia técnica y mercadeo-, al fin ponerlas a producir, siguiendo el ejemplo de Corea del Sur, que entre los 60 y 70 del siglo XX, implementó la Reforma agraria que potenció su desarrollo económico-, y buscando convertir a Colombia en un país con seguridad alimentaria y gran producción agropecuaria para la exportación.
Se enmarca la visita presidencial en la búsqueda de solución la pelea por la tierra en Cauca (conflicto interétnico), con la política de lograr la “paz total”, desactivando motores de la violencia -que con saña se recrudeció en el Cauca después de un tiempo de calma recién desmovilizadas las Farc-, al reanudar negociaciones con el ELN, acercamientos con las disidencias de las Farc, -todos con extendida presencia en el departamento-, y la búsqueda del sometimiento del Clan del Golfo y bandas criminales que se sostienen con el narcotráfico, minería ilegal, secuestro, extorsión y acuden al reclutamiento forzado de menores.
También contribuirán: el avance de proyectos de ley en el Congreso para aprobar la Jurisdicción Agraria y el Tribunal para dirimir conflictos por la propiedad rural; y el de la regulación del cultivo, procesamiento y consumo medicinal, industrial y recreativo de la marihuana, que especialmente ayudarán a aclimatar la paz en el Cauca, y en el nororiente fortalecerá las actividades agropecuarias y turísticas con gran potencial, lo que también ayudaría a solucionar la pelea por la tierra en Cauca.
Los cultivos de marihuana Crepy sembrados en el piedemonte de Corinto y Toribío para abastecer el mercado clandestino de la región, el país y el exterior, están en manos de bandas que con gran rentabilidad explotan el tráfico de sustancias prohibidas, y ha servido de excusa, hasta para que la compañía Energética de Occidente, CEO, cobre altas tarifas en el Cauca, pues durante las noches alumbran sus invernaderos con bombillas conectadas clandestinamente.
Un aspecto positivo del proyecto de Ley en trámite, es que, los impuestos generados por la venta legal de marihuana para uso recreativo, se sumarían a los del licor, tabaco y juegos cobrados por los departamentos y municipios.
Sin embargo, para lograr aclimatar la Paz total, y desactivar la principal fuente de violencia, aún falta que sea regulado el cultivo, uso ancestral, medicinal, alimenticio y recreativo de la hoja de coca y sus derivados, cuya prohibición estimula altos precios que atraen a diversos grupos armados nacionales y carteles mexicanos que desplazaron a los colombianos en el control del mercado internacional.
El canciller Leyva ya está haciendo gestiones en la ONU para regular el cultivo y uso de la hoja de coca y sus derivados.
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