VIDEO. La pelada de cobre de la semana. Ante la pandemia del coronavirus, el mundo entero empieza a entrar en pánico y numerosos países decretan «estado de excepción”. Ese virus, aleatorio e impersonal, nos está recordando que somos profundamente vulnerables, y está despertando esa “pureza y peligro” con respecto al otro, de que hablara la antropóloga Mary Douglas.
El hombre del siglo XXI tiene una mascarilla, dos alternativas: o conjuramos el pánico inventando al otro como enemigo, o nos cuidamos mutuamente. Lo primeo es muy fácil, “a un metro de distancia”, “no se acerque", el saludito de que hablara el presidente. No perdamos el acercar, pero eso no implica que no nos cuidemos.
El virus nos está recordando que tenemos un cuerpo. Un cuerpo que es la provisionalidad, la carnalidad, la muerte. Tenemos el deber y el derecho de cuidar la vida que es sagrada, ese cuerpo maravilloso, erótico, gozoso. Tomemos las medidas que deben ser completas, serenamente, sin ver al otro como enemigo, como contaminante, sin excluir al otro.