Ese día estaba viajando, Colombia perdía 0-3 con Chile en Barranquilla y comprometía su clasificación al Mundial de Brasil 2014. Iván Mejía, comentarista ampliamente conocido en Colombia destilaba veneno: “Ahora sí te quiero ver Pékerman, aquí es donde sabremos qué clase de técnico eres, porque no es un secreto que eres un técnico de pacotilla Pekerman, tu planteamiento mató a esta selección y lo único bueno de esta derrota es que te vas Pékerman. Y te vas porque se necesita un milagro para que este equipito de tres pesos que paraste en el Metropolitano le dé la vuelta a este marcador Pékerman, que fresquito, que alegría siento... te vas Pékerman”. Me tuve que subir a un avión y lo único que pude pensar fue que “ojalá se tuviera que tragar sus palabras este “mafioso de micrófono”. Palabras que deben estar guardadas en algún archivo de Caracol Radio.
El resto es historia: Colombia le empató a Chile en un segundo tiempo épico y clasificó al Mundial de Brasil 2014. Cuando me bajé del avión en mi destino, Colombia era un mar de lágrimas. “Perdimos” pensé, pero se lloraba de alegría por volver a un Mundial de fútbol después de 16 años. Pékerman en rueda de prensa se deshizo en agradecimiento a Colombia y a su gente y su familia (su esposa y una de sus hijas son Colombianas). No reclamó, no cobró a los incrédulos, solo dio las gracias e invitó a disfrutar la clasificación.
Debo confesar que lo que más alegría me causaba en el remoto paraje colombiano en el que estaba, no era la dicha del empate, de la clasificación, de mis compatriotas bailando en humildes casas porque su país volvía a un mundial. Lo que me llenaba de dicha era imaginar la úlcera de Iván Mejía al tener que tragarse su perorata del medio tiempo de aquel partido en Barranquilla. Había ganado un caballero contra un mequetrefe disfrazado de periodista.
Pékerman llevó a Colombia al Mundial, pero en el camino previo venció a Bélgica y empató a Holanda en sus casas y también enfrentó a un par de equipos livianos del medio oriente en medio de un aluvión de críticas de Mejía.
Tuvo, además, los huevos (porque en serio que fueron huevos) de decirle a un país que Radamel Falcao García no iba al mundial, que nos íbamos sin el goleador y estandarte de ese equipo. Lo hizo por su bien (el de Falcao) y el del equipo. El apocalíptico de Mejía siguió maldiciendo al técnico y sus decisiones.
En Brasil... ¿para qué pierdo el tiempo?. Todos sabemos lo que fue Brasil 2014 para este pedazo de tierra que llamamos país. Lloramos, reímos, nos enorgullecimos al tope de ser colombianos y salimos por la puerta del frente de ese mundial en el que al local le tocó vencernos con ayuda de un arbitraje taimado y sospechoso. Los recibimos como héroes porque nunca en nuestra historia nos temieron ni nos respetaron tanto. Es más, nos reímos y burlamos como locos cuando a Brasil no le alcanzaron ni Blatter ni la billetera y cayó en semifinales con una Alemania que lo aplastó 7-1.
Ha pasado ya año y medio de ese glorioso 2014. Y el 9 de noviembre de 2015, renunció Luis Bedoya, presidente de la Federación Colombiana de Fútbol y el hombre que trajo a José Néstor Pékerman a dirigir esta selección. Se especula que los recientes escándalos de la FIFA no demoran en alcanzar a Bedoya y que por eso prefirió salir decorosamente. Sin su jefe y escudero Pékerman está solo.
Hoy mismo tuve que escuchar otra perorata de Mejía contra Perkerman. Darío Arizmendi le abrió los micrófonos del programa de la mañana. El de mayor audiencia. Otra vez cargado de odio Mejía no desaprovechó la oportunidad y lo acusó de manejos oscuros, le dijo perezoso, dijo que no tiene ganas de seguir, que su convocatoria es un chiste, que no sabe a qué juega y auguró que no dura más allá de los partidos contra Chile y Argentina. Arizmendi y compañía sazonaron la “nota” con chismes de aquí y de allá en el sentido de que Pékerman se va. Mejía cerró diciendo que este técnico es un don nadie que no ha ganado nada ni a ningún rival serio. Sonreían todos al vaticinar que se va este señor argentino.
Pékerman fue campeón mundial sub 20 en tres mundiales de la categoría dirigiendo a Argentina (1995, 1997 y 2001). De su mano el mundo del fútbol conoció, y después idolatró, a jugadores como: Gastón Pezzuti, Federico Domínguez, Juan Pablo Sorin, Leonardo Franco, Walter Samuel, Esteban Cambiasso, Juan Román Riquelme, Pablo Aimar, Diego Placente, Germán Lux, Nicolás Burdisso, Fabricio Coloccini, Javier Saviola, Leandro Romagnoli, Maximiliano Rodríguez y Andrés D'Alessandro,
Dirigió luego a la selección mayor de Argentina en el Mundial de 2006 donde llegó a cuartos de final y fue eliminada por Alemania en penales. Se fue invicto. Aparte de ser el seleccionador que llevó a debutar en un Mundial de mayores a Lionel Messi, dirigió a Roberto Abbondanzieri, Roberto Ayala, Juan Pablo Sorín, Fabricio Coloccini, Esteban Cambiasso, Gabriel Heinze, Javier Saviola, Javier Mascherano, Rodrigo Palacio, Pablo Aimar, Maxi Rodríguez, Gabriel Milito, Hernán Crespo, Juan Román Riquelme y Carlos Tévez. Todos, hoy, figuras del fútbol mundial.
Por su trabajo con la Selección Colombia, en el año 2012, fue elegido como el mejor Director Técnico de América, según la encuesta del diario uruguayo El País y en el 2013 la Federación Internacional de Historia y Estadística de Fútbol (IFFHS por sus siglas en inglés) lo escogió como el Octavo Mejor Director Técnico de selecciones nacionales a nivel mundial.
Este es el técnico que el mundillo del fútbol colombiano quiere dar de baja para satisfacer sus particulares intereses. Este es el técnico que desde micrófonos tipos de la calaña de Iván Mejía y Carlos Antonio Vélez se atreven a cuestionar y a echar anticipadamente del puesto pues, según ellos es un mediocre, un don nadie, un agrandado.
Colombia jugará contra Chile y Argentina en unos días por la eliminatoria al Mundial de Rusia 2018. En un lapso menor a una semana deberemos jugar contra el campeón y el subcampeón reinantes de América. Que oportunidad de Oro para que este caballero, para que este señor del fútbol que es José Néstor Pékerman le calle la boca a los imbéciles vendidos que hoy lo cuestionan. Ojalá así sea.
Sin embargo, puede perder. Y probablemente le ganen la partida y Aa otro cualquiera que deje a estos remedos de comunicadores viajar con el equipo y “organizar” las nóminas. Si es así y usted se tiene que ir, a donde quiera que vaya y le pregunten por este país diga sin pena y sin temor a equivocarse: Colombia es un país desagradecido y sin memoria.
Pase lo que pase yo le doy las gracias por todo lo que hizo usted por nosotros y porque mi hijo de 4 años adora a su selección de fútbol. Yo no soy nadie y no tengo como pagarle, pero créame, de colombiano a colombiano: le estaré eternamente agradecido.
Mucha suerte Don José.
Con aprecio, y con toda la pena del mundo,
Boris Del Campo
