La Galería Lamazone y Ediciones El Viso realizaron Libro Abierto de Pedro Ruiz. Cada libro viene con una pintura sobre papel para promocionar la venta del libro con sus bocetos.
Sobre su trabajo el artista anota: “Si hoy después de transitar tantas corrientes, un lápiz es todo lo que necesito para hacerme al Amazonas, debo ser consecuente y agradecer de manera profunda a pinceles, papeles, lienzos, bastidores y al amarillo ocre, al azul ultramar y al de Prusia, al verde esmeralda, a la tierra de sombra tostada. A la Tierra, la Madre Tierra que venero como principio común y motivo recurrente en mi obra. Ella refleja, me lo asegura Gregory Bateson, que son los aspectos más complejos de la gente, los estéticos, los intrínsecos, los refinados.”
Así la mirada y la capacidad creativa del artista son otros instrumentos para realizar sus mundos; donde cabe un humilde sentido de la creación.
Pedro Ruíz se acerca al mundo de las imágenes con sencillez. Asume el humor con filtro. Y la crítica social es un sincero simulacro.
También está su próxima preocupación por el medio ambiente, a las razas olvidadas por la miseria donde el artista se acerca con respeto y dignidad. Los negros en sus precarias balsas llevan la agonía del destierro. O los que cargan en la cabeza la fuerza de los contrarios: la enormidad de la selva por un lado y la presencia maciza del universo del cemento por el otro. “La relación atmosférica” es un mapa desprovisto de geografía.
En el imaginario humano, aparece un campesino mutilado que lleva enmarcada en la ruana, la mentira de la Cruz de Boyacá, el soldado que joven e inocente y precario mundo, piensa que carga rosas en las simbólicas de la muerte o, la sinuosa desnudez de una esbelta negra que en su pobreza infame se encuentra con la paloma blanca de la paz.
También está la poesía de las aves colombianas, un concierto de mariposas, el viento de las palmeras, el movimiento de agua pura y sus peces mientras a nosotros nos aparece la urgencia y el peligro inminente de su escasez. Será el grave repertorio para las futuras generaciones.
Pedro Ruiz también pinta imágenes icónicas de otro mundo íntimo que es la música cuando plasma el ritmo de una Celia Cruz dietética que promociona la estevia o el roquero que canta en su desorden un “triple electrónico”.
