La oralidad del Pacífico resulta fundamental en la formación literaria de Oscar Seidel Morales, escritor nariñense nacido en Tumaco, autor de libros de cuentos y novelas y columnista de varios medios del interior del país, quien reside en Cali y cuenta con una formación profesional en Ingeniería Industrial.
José María Obando escribe: “Los cuentos de Oscar Seidel Morales nos conducen por los laberintos culturales del Pacífico, dentro de los cuales los seres humanos se mueven en progresión sicológica de sentimientos e ideales que forman la mitología y los arquetipos expresivos del alma terrígena”.
Y es quizá esa visión que rescata, recrea y brinda voz a la gente y la mitología del pacífico nariñense uno de los mayores aportes de este singular escritor que trabaja largas jornadas diarias con la convicción de quien sabe lo que hace y consolida una obra literaria sobre la cual es conveniente volver los ojos para valorar en su real dimensión a los creadores nacionales.
Dialogamos con el autor en una entrevista que permite aproximarnos a la vida y la obra y el pensamiento de este importante intelectual nariñense.
Maestro Oscar Seidel, después de los años, ¿cómo recuerda al Tumaco de su infancia?
Los que nacimos al lado del mar quedamos marcados para siempre con la fantasía, y con la vivencia de una niñez hermosa, llena de juegos infantiles, deportes, amigos, y bailes. Pasábamos tiempos interminables nadando y montados en balsillas con las que surcábamos el mar en distancias cortas. Pescábamos en los muelles, y jugábamos futbol en la calle hasta el cansancio. No había diferencias de etnias, todos éramos amigos.
Nuestras primeras vivencias con la ficción provienen de la Oralidad del Pacifico. En las noches, antes de acostarnos, oíamos de los nativos cuentos sobre el riviel, la tunda, el maraveli y el duende. Le tenía miedo a la oscuridad y a los incendios que eran frecuentes en la isla.
Usted es ingeniero industrial de la Universidad Tecnológica de Pereira, ¿qué factores intervinieron en su vida para que terminara seducido por la literatura?
Cuando terminé mis estudios de ingeniero industrial en la universidad tecnológica de Pereira empecé a trabajar en la misma ciudad. Aquí tuve la oportunidad de comenzar a escribir columnas de temas económicos en el periódico La Tarde. Luego en Cali hice contactos para escribir artículos en la Pagina Económica del periódico El País, y en la Pagina Ejecutivos del diario Occidente. Por mi actividad laboral en Buenaventura empecé a escribir temas de opinión y relatos basados en la oralidad del Pacifico. Mucho tiempo después logré pensionarme, y decidí no trabajar más en mi profesión e ingresar a talleres de escritura en el 2016. Desde ese tiempo me publicaron cuentos y relatos en El Magazín de El Espectador y en revistas internacionales. Con mis cuentos y relatos quedé finalistas en varios concursos internacionales.
Sus lecturas de formación, autores preferidos y por qué.
Los libros que marcaron mi estilo literario fueron Pedro Páramo del mexicano Juan Rulfo; la novela Cien años de soledad del colombiano Gabriel García Márquez, y La Peste del francés Albert Camus. Influyeron mucho, por la ficción que encontré en ellos, y porque en dos de ellos hablaban los muertos, algo parecido a los cuentos del Pacifico.
¿Para qué se escribe literatura en una sociedad mercantilista y utilitaria como la nuestra?
Escribo por placer y no por devengar ingresos económicos. Lo que más me gusta de escribir es que desahogo muchos mitos y leyendas que me han acompañado siempre, y mi mayor satisfacción es que le guste por lo menos a un lector.
¿Qué aprendizaje le dejó su labor dentro del periodismo de opinión?
Escribir una columna de opinión tiene la desventaja que no se puede ficcionar. Hay que ser muy preciso en los conceptos y tener la certeza de poder defender con bases ciertas lo que haya narrado.
Hablemos sobre sus primeros libros y temáticas
Mis primeros libros en orden cronológicos son el libro de cuentos y relatos, En el mar de sus recuerdos, en cuya temática se percibe la visión antropomorfa de las fuerzas naturales que fluyen, se combina y son operantes en el discurrir de la vida humana. En él exalto la cultura del Pacífico al fusionar y sincretizar las vertientes raciales de lo negro, lo indio y lo europeo. Un libro biográfico, Max Seidel, el pedagogo alemán, que es la recopilación de testimonios sobre el señor Max Seidel, un ciudadano alemán que fue educador de primer orden: sintomático, imaginativo y soñador como el alma del Pacífico sur; de un carácter y fisonomía admirables. En su patria fusionó la herencia alemana con la realidad del nuevo hombre del Pacífico. Su objetivo fue formar mejores seres humanos. Mediante la educación buscó el mejoramiento moral y material de los ciudadanos, sin ninguna clase de discriminación. Nunca se vanaglorió de hablar o habló en primera persona de lo que hacía, ni quiso sacarle provecho monetario. Se disgustaba con los zalameros que querían hacerlo víctima de sus alabanzas y sus aplausos.
¿Y sus novelas?
El dulce olor de Puerto Perla, con que inauguro un estilo basado en la economía de la palabra, atrapando al lector de manera inmediata en la lectura del texto. La trama transcurre en el puerto de Tumaco, conocida también como La Perla del Pacífico, lugar donde la ficción toma cuerpo enmarcado dentro de un clásico de la literatura universal, La náusea de Sartre, utilizada más como una antinomia, ya que en Puerto Perla todos tienen conciencia de ese mal olor que termina por ahuyentar a todos sus habitantes, contrario a los burgueses descritos por Sartre, ya que estos terminan por no advertir la realidad que los circunda; al igual que en La Peste de Camus, el autor en la trama pone de relieve la carencia de una moral universal, manifiesta en los politicastros que terminan por desconocer el origen del mal olor, desviando recursos, robando lo poco que hay en los erarios públicos, cuando la verdad la pestilencia emana de sus propios cuerpos, una metáfora de la corruptela que ha acompañado a la mayoría de políticos de Tumaco, de Nariño y de Colombia, por no ir más lejos. La novela, ¿Hasta cuándo me persigues?, obra de tan solo 84 páginas que logra condensar historias de toda índole en un hospital; historias de amor y desamor; narcotráfico y asesinatos; pornografía y politiquería y tráfico de influencias; médicos inescrupulosos y antiéticos; locos y fantasmas. Y, finalmente, la novela En busca de la semilla, que comienzo a promocionar.
Usted cuenta con un horario muy estricto de trabajo, ¿cuánto tiempo le dedica al oficio y cómo hace para renovarse cada día?
Mi jornada de trabajo literario de lunes a viernes es de 8.0 a 11.0 de la mañana, y de 2.0 a 5.0 de la tarde. Le dedico tres horas a la lectura diaria. Veo películas sobre documentales en Netflix. No observo noticieros, y leo los periódicos virtuales de una manera rápida.
¿Cómo observa el actual panorama de la literatura colombiana?
Está dominado por las grandes casas editoriales extranjeras. Hay pocos concursos literarios, y en los de novela, sobre todo, están ganando los mismos tres escritores en estos últimos años. Casi no existen talleres para aprender a escribir novela. En Cali, hay en el año unos tres talleres para aprender a escribir cuentos y relatos.
¿Y la literatura de su departamento?
En Nariño la literatura está muy estancada por la falta de oportunidad del escritor para publicar y promocionar sus obras literarias. Existe solo el concurso de cuentos de la Fundación Gabriel García Márquez de Pupiales, y el concurso de minicuentos de la revista Alebrijes de Pasto. La Imprenta Departamental no imprime ningún libro, mientras que en los otros departamentos es un excelente motor cultural. Los medios de comunicación radial, televisión, impreso y virtual, no le dedican mucho espacio a la literatura, salvo, contadas excepciones. En Tumaco celebramos cada año el conversatorio La marea literaria, evento literario de dos días, gracias al apoyo de los gestores culturales José Carabalí y Jefferson Sánchez. Recibimos ayuda del sector hotelero como Villa del Sol, y apoyo logístico de la Cámara de Comercio y algunos comerciantes locales. En cuanto a eventos literarios podemos destacar la Feria Internacional del Libro de Pasto e Ipiales, dirigida por Mariela Guerrero. Gracias a la gestión que hicimos un grupo de escritores con el Ministerio de Cultura de Colombia, esperamos realizar en el 2021 la Feria Internacional del libro de Tumaco, dependiendo administrativamente de la organización de Pasto. Nariño es de los pocos departamentos que no tiene stand propio en la Feria Internacional del Libro de Bogotá (Filbo). Los escritores oriundos de esta región debemos presentar nuestros libros a través de casas editoriales.
Un consejo difícil, ¿qué les puede decir usted a los jóvenes que sueñan con ser escritores?
Hay que leer mucho antes de escribir. Deben practicar la comprensión de lectura. A escribir solo se aprende escribiendo todos los días. Hay que tener disciplina para sentarse al frente del computador de manera periódica. Si el joven tiene en su mente historias que contar, tiene un camino bien despejado para narrar con facilidad.
Al final de cuentas, ¿cuáles son las satisfacciones que le ha dejado la escritura?
Escribir es una las ocupaciones más bellas de la vida. Así como están los sinsabores de la crítica destructivas, también existen compensaciones como la admiración y agrado que le causan al lector sus textos literarios.
Una invitación final para los jóvenes, ¿por qué es importante leer?
Porque leer abre la mente a espacios, tiempos y lugares que no se imaginan. Leer es meterse en el cuerpo del autor y compenetrarse con la trama, los personajes y los desenlaces de la obra literaria. Hay que leer cinco veces antes de escribir.