Voto a voto el hombre del enorme sombrero “chotano” de paja y ala ancha, el maestro de escuela cajamarquino natural de Chota, a casi mil kilómetros de Lima, logró ganar la batalla en las urnas por la presidencia de Perú a la limeña Keiko Fujimori, representante de la derecha y el fujimorismo. Pedro Castillo Terrones es hoy el triunfador de las elecciones por 44.000 votos de diferencia. Hace tres meses era un desconocido entreverado entre 18 candidatos, fue el gran palo político de la primera vuelta, fue el gran ganador del balotaje, fue el que rompió la fila de cinco presidentes encunados en Lima llegando desde “el Perú profundo”.
Nació en Cajamarca hace 51 años, en una de las regiones más pobres, en el norte de Perú. De una familia numerosa, fue el tercero entre nueve hermanos, maestro de primaria desde 1995, obtuvo una maestría en Psicología Educativa en el 2013. Siempre presume de sus orígenes humildes y de su condición de maestro, por eso es común verlo con un lápiz enorme, que además es símbolo de su partido político Perú Libre, autodefinido de izquierda marxista. Antes, desde el 2002, Castillo había sido un líder regional de Perú Posible, el partido de centroizquierda fundado por el expresidente Alejandro Toledo.
En Cajamarca, su liderato no trascendía más allá de la región que, en medio de su pobreza, tiene la mayor mina de oro de Sudamérica. Pero en el 2017 los maestros se volcaron a las calles exigiendo aumentos salariales y la eliminación de la evaluación periódica. 75 días cesaron las clases en todo Perú, Castillo que había tomado el liderato de las movilizaciones, dejó desde se momento grabado su nombre en la esfera pública.
Al maestro cajamarquino que lideraba una sección disidente del Sindicato Único de Trabajadores de la Educación del Perú (Sutep) frecuentemente se le relaciona con el Movimiento por la Amnistía y los Derechos Fundamentales (Movadef), el brazo político del grupo terrorista Sendero Luminoso. Él lo niega tajantemente señalando que fue rondero, miembro de las autodefensas campesinas para impedir que en su región entrara el grupo marxista-leninista-maoísta de Abimael Guzmán.
En 2020 anunció su candidatura presidencial por Perú Libre, cuando el líder, Vladimir Cerrón fue inhabilitado por corrupción , en lo que Castillo llama "persecución política". Entonces, Lilia Paredes Navarro, la profesora con quien se casó a los 30 años y sus hijos Alondra, Jennifer y Arnold lo vieron partir de Chota para hacer campaña en la camioneta prestada por un miembro de su equipo que se varó en Tarapoto, donde sigue hoy siendo reparada. Fiel a la estrategia maoísta que la revolución debe hacerse del campo a la ciudad, Castillo se fue adentrado en las zonas rurales del interior y terminó campaña sobre su caballo en la capital en un acto que llamó “la toma de Lima”.
En las encuestas no llegaba a los dos dígitos. Pero el domingo 11 de abril las urnas dijeron otra cosa. Fue vencedor en las cinco regiones más pobres del país, triunfó en 16 de las 26 circunscripciones electorales y Perú Libre fue la fuerza política más votada logrando entre 28 y 30 parlamentarios en el próximo Congreso. Que serán el apoyo político del nuevo presidente.
El vencedor de la segunda vuelta navega entre dos aguas. El excandidato premio nobel de Literatura Mario Vargas Llosa lo pone así “representa a la extrema izquierda en lo económico y la extrema derecha lo social”. Su partido propone un modelo de “economía popular con mercados”, y para ello Castillo ha impulsado la idea de derogar la Constitución de 1993 promulgada por Fujimori y amenaza con cerrar el Congreso si fuera necesario y acudir a una asamblea constituyente. Esa lista de propuestas causó pánico en las élites peruanas que siempre han rechazado cualquier manifestación de izquierda.
Llega al Palacio Presidencial con un arrume de propuestas. En campaña dijo que buscará la nacionalización de sectores estratégicos, como el minero, gasífero y petrolero, aumentará el presupuesto de la agricultura y la educación, y posiblemente intentará cambiar el sistema de Administradoras de Fondos de Pensiones y los tratados con Estados Unidos, de lo que es fuerte crítico. Y continuará con su mismo sueldo de maestro.
El movimiento MeToo no pasa por esa izquierda que es muy conservadora en lo social, que rechaza el aborto, el matrimonio homosexual, la igualdad de género en el currículo escolar, que le dice no a la eutanasia y apoya la mano dura en el orden público. Castillo es devoto de la Virgen de los Dolores, y por eso nunca falla a la fiesta de Anguía, y aunque influido por la familia de su esposa estuvo en la Iglesia evangélica Nazareno, ha retornado a las tradiciones católicas.
Su lema de campaña "¡Nunca más un pobre en un país rico!"
Los analistas políticos ven a Castillo muy cercano a Evo Morales. "Perdimos en Ecuador, pero ganamos en el Perú", dijo el expresidente boliviano al concluir el superdomingo electoral de la primera vuelta. Y anotó las coincidencias con Castillo la reducción de su salario, la refundación de la nación y la nacionalización de minería e hidrocarburos.
Keiko Fujimori llevó la bandera de quienes no pueden ver a Castillo ni en foto. La hija del autócrata expresidente logró recortar terreno al de la izquierda. Pero no le alcanzó. Al final fue derrotada por 60.233 votos, reviviendo su segunda derrota por la mínima frente a Pedro Pablo Kuczynski.
Pedro Castillo, para el que CNN no tenía ni su foto para colocarla con debajo de su partido con la votación en la primera vuelta, hoy es el triunfador de la izquierda radical que llega con un mandato que impuso en su lema de campaña: "¡Nunca más un pobre en un país rico!".
Versión actualizada de la del 26 de abril de 2021
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