Ahora que los estudiantes de la educación básica están terminando sus vacaciones, es fundamental establecer al descanso productivo como la pedagogía del ocio para el logro del desarrollo personal. Aprovechar este espacio libre, explorando nuevas experiencias de cursos en línea o participando en actividades presenciales, contribuye significativamente a la salud mental y corporal de los jóvenes que se encuentran en un proceso clave de su formación integral.
Para el motivador estadounidense, Anthony Robbins, el desarrollo personal constituye un proceso de evolución humana. En este desafío, la organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, UNESCO, sugiere la educación del ocio como un enfoque impulsor de la creatividad y el poder cultural, más allá de las aulas que, ojalá, el gobierno peruano se atreva a implementarlo en el currículo.
Esta pedagogía del ocio, aunque parezca una batalla perdida, es un paradigma socioeducativo que involucra a los padres de familia en el liderazgo ejemplificador para con sus hijos, considerando a las vacaciones útiles, como un socio de la educación formal. Durante este periodo, los estudiantes que además de navegar en las redes sociales, pueden participar en programas de voluntariado o proyectos creativos, que empodere su aprendizaje continuo.
La pedagogía del ocio tiende puentes y derriba muros entre los padres e hijos a través de excursiones culturales que incluyen bibliotecas, museos y sitios históricos. La presente exploración proporciona a los estudiantes una cultura que les resultará beneficioso, para una insospechada vida de éxito en la sociedad globalizada en constante cambio.
Con la inteligencia artificial, los estudiantes pueden iniciar un viaje cultural inmersivo mediante el uso de gafas de realidad aumentada, lo que les brinda grandes oportunidades de desarrollarse a nivel mundial cuando tengan mayoría de edad. Durante esta aventura cultural, suelen familiarizarse con museos, lugares culturales y maravillas del mundo sin abandonar su hogar, enriqueciendo de esta forma su comprensión de la vida.
Asimismo, durante las vacaciones de entretenimiento, los estudiantes tienen la oportunidad de seleccionar entre una amplia gama de actividades para su bienestar físico. Existen actividades como el fútbol, el ciclismo, entre otros, que favorecen una vida activa y saludable en un mundo en el que la obesidad está ganando terreno, debido a un sedentarismo propio de un mundo que se encuentra invadido por la tecnología digital.
Los estudiantes, al igual que toda generación Google, se encuentran atrapados en el consumismo, no obstante, están obligados a desarrollar una personalidad segura, creativa y comunicativa para atravesar con éxito los mares de la incertidumbre del presente. La amplia gama de opciones educativas comprende clases de oratoria, yoga, emprendimiento, así como la de realizar cursos de arte o teatro que ofrece el prestigioso museo de arte de Lima, Mali, que está dirigido a toda la comunidad.
Durante el ámbito productivo, resulta imperativo desarrollar las habilidades del siglo XXI, destacada por la Universidad de Harvard, tales como el pensamiento crítico, creativo y la empatía. Esta última se fortalece mediante el voluntariado humanitario, visitando hospitales, asilos de ancianos y otros entornos comunitarios. Estos encuentros directos generan un sentimiento solidario y sensible que algunas escuelas no logran trabajarlo en el lapso de sus clases habituales.
Esta pedagogía del ocio es un elemento esencial para el desarrollo personal de los estudiantes durante las vacaciones. Dado que, al permitir desarrollar sus pasiones, la participación en actividades creativas y la adquisición de nuevas vivencias, se produce un aprendizaje significativo que trasciende a las aulas tradicionales.
© David Auris Villegas. Escritor peruano, columnista pedagógico, profesor universitario y creador del ABDICVP.