El partido Conservador tuvo un protagonismo histórico en el desarrollo de la ciudad a través de distintos y destacados alcaldes y concejales hasta terminado el pasado siglo.
Los concejales eran representantes de distintos sectores del partido Conservador pertenecientes a las casas alvaristas, pastranista y bertista. Importante subrayar que los concejales de esa época no tenían honorarios y su desempeño era ad honoren.
Distintos factores fueron debilitando su representación, especialmente en años posteriores a la constitución de 1991.
El surgimiento de nuevos liderazgos en este partido, rebeldes a las directrices de las jefaturas tradicionales, que buscaban de fondo un interés personal, la atomizacion de los partidos políticos y surgimiento de nuevos movimientos sociales, el ingreso de dineros de dudosa procedencia.
Y de otra parte la aparición de nuevas tendencias culturales ignoradas por la dirigencia de este partido generaron un divorcio de este con las nuevas generaciones.
Todos estos factores contribuyeron a la reducción progresiva del número de concejales conservadores elegidos en el Concejo de Bogotá, sumado a la ausencia de verdaderos liderazgos representativos de los distintos sectores de la ciudad.
Así las cosas, lo poco que fue quedando del partido conservador se convirtió en un partido lentejo que brindaba su apoyo a los distintos alcaldes de otras ideologías a cambio de prebendas clientelistas.
De tener hasta quince concejales en décadas pasadas, pasó a tener tres las primeras décadas de este siglo, en la penúltima elección dos, y en esta última prácticamente desapareció.
A pesar de hacer alianzas con un sector cristiano, y con el aval de las casas pastranistas y, de la familia Gómez, no le alcanzó para sacar un concejal de esas entrañas.
Indudablemente que hay dirigentes conservadores pero son vergonzantes de su partido, y prefieren apoyar otros partidos y movimientos con claras intenciones utilitaristas y clientelistas.
De esta manera, el Partido Conservador conserva su personería, pero su pensamiento, los valores conservadores y la visión de ciudad han quedado huérfanos de representación en el principal Concejo del país.