Con la cadena de sucesos de la semana pasada en La Habana, al llegar a importantes acuerdos entre delegados del gobierno colombiano y el jefe Timochenko de las Farc, y con los mensajes del papa Francisco en su gira por Cuba y los Estados Unidos, a los recién entrados al sexto piso, -desencantados y pesimistas sobre el futuro de Colombia y la humanidad, después de trasegar toda nuestra vida en medio de la guerra interna y externa, la politiquería, clientelismo y corrupción administrativa, además ver desmoronados los sueños socialistas de la juventud y ser testigos de la inatajable destrucción de la naturaleza de frondosos bosques habitados por variada fauna y flora y ríos caudalosos y quebradas llenas de peces de diversas clases que conocimos en la niñez-, no dudo que nos revivió en algo la esperanza de que la ESPECIE HUMANA, y especialmente los dirigentes de sus países y potencias industriales, económicas y militares, reconsideren su papel de la PLAGA más peligrosa y depredadora de la vida en el planeta, en carrera acelerada a su autodestrucción, enceguecidos por ideologías efímeras y el afán ilimitado de acumular riquezas.
Sin duda que la aceptación por parte de las Farc, de acogerse a la Justicia Transicional y al plazo de seis meses para la firma de acuerdos para que dejen las armas y se conviertan en partido político, es muestra fehaciente de que la cúpula guerrillera está decidida a reincorporarse a la sociedad. El respaldo logrado por la mayoría de partidos políticos colombianos, el papa Francisco, la OEA, UNASUR, la ONU, la Unión Europea y el gobierno de los Estados Unidos, contrasta con la oposición cerrera del Centro Democrático que desconoce la Justicia Transicional, también adoptada durante el gobierno de Uribe, cuando desmovilizaron parcialmente a los paramilitares y desaprueba que la confesión de la verdad sobre crímenes cometidos en el conflicto no se limite a los guerrilleros y se extienda a empresarios, políticos y militares que trabajaron con los paramilitares y quienes sin embargo, también tendrán derecho a iguales penas benévolas. El senador Uribe y sus voceros siguen aferrados a la aplicación de todo el peso de la ley para los guerrilleros y sin que se le metan al rancho de su pasado cuando fue gobernador de Antioquia e impulsó a las Convivir, madre de las Autodefensas Unidas de Colombia, que tantas ‘proezas por la Seguridad Democrática’ hicieron en conjunto con algunos comandantes militares en Mapiripan, Uraba, Montes de María, el Naya y tantos sitios de Colombia asolados por las masacres de humildes campesinos indefensos, despojados de sus tierras.
La acogida del papa Francisco a Cuba y los Estados Unidos y sus mensajes contra la exclusión de los pobres, las minorías étnicas, religiosas, políticas y sexuales y contra los inmigrantes y abusos del gran capital financiero internacional que esclaviza a continentes enteros haciéndoles creer que ayuda a su ‘desarrollo’ y además promueve el calentamiento global y la destrucción de nuestra casa común, revivieron las esperanzas de que la humanidad y las potencias dejen de ser regidas por vampiros ignorantes como el precandidato republicano Donald Trump, asegurando que el calentamiento global es una mentira y sólo piensan en reproducir el modelo industrial contaminante ligado a la explotación del petróleo y carbón, la producción de armas, la apabullante globalización mediática girando alrededor del derroche y la farándula alienante y en llenar sus arcas como Rico Pac Pato, sin importarles la herencia apocalíptica que le han construido a sus descendientes.
Los efectos devastadores de super-huracanes como el Katrina en los Estados Unidos, el aumento progresivo de la temperatura en el planeta y otros recurrentes eventos catastróficos , más la encíclica ecológica del Papa, parecen haber convencido a gobernantes de Estados Unidos y la China, mayores contaminadores del planeta, de acogerse a tratados internacionales para mermar emisiones de gas carbónico y otros peligrosos residuos y agenciar serias políticas de reconversión industrial y energética para desarrollar energías limpias, tal como lo anunciaron Obama y la cúpula del comunismo chino. En igual tónica obró la Asamblea de Naciones Unidas que coincidió con la visita del Papa a su sede de New York.
En fin, transcurrió una semana que hizo ver el vaso medio lleno a quienes vamos de salida de este planeta que nos tocó sobrevivir con la guerra interna que se desató con el asesinato de Gaitán, antes de que naciéramos, con la amenaza de catástrofe nuclear latente durante la ‘guerra fría’, con la avalancha de guerras civiles por motivos económicos, políticos y religiosos en todos los continentes, con la destrucción del ambiente y extinción acelerada de especies vivas, con la miseria de millones de pobres que siguen poblando el planeta mientras la selecta plaga de Draculas del neoliberalismo siguen hinchándose.
Abramos ventanas a la sensatez y optimismo.