Los venezolanos tienen enormes cualidades, siendo una de ellas su carácter afable y burlón. Con gracia e ingenio, han bautizado el momento que atraviesa Venezuela como Pax Bodeguitas, un gracioso nombre que describe en parte lo que está pasando económicamente en el país vecino.
¿Y qué están haciendo Maduro y su equipo para detener, por lo menos de manera temporal, la caída libre en que estaba atrapada la economía?
Han permitido y fomentado la proliferación de centenares de ‘bodeguitas’ que en esencia son puntos de venta de productos casi en la totalidad importados y en las que obligatoriamente hay que pagar en dólares.
Caracas y las grandes ciudades de Venezuela, como lo reseñan los entendidos, dan una apariencia falsa actividad económica y equilibrio:
“Lo muestran los escaparates de los bodegones que venden productos y licores importados a precios dolarizados que florecen en las zonas pudientes de los chavistas. Pero solo los que cobran en dólares y los enchufados pueden adquirir sus productos que no llegan al 20 % de la población, tal vez menos.” Las bodeguitas se han convertido en la alternativa para sobrevivir a la grave crisis económica en el país. Para un especialista, “Está surgiendo un modelo de economía de subsistencia en el país; pero tienen muy pocas probabilidades de desarrollarse en la medida en que estén atados a la economía del país. Con hiperinflación y cada día un poder adquisitivo tan reducido, las ventas y el flujo de caja que manejen estos negocios desde sus hogares es muy precario”.
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Solo un millón quinientos mil venezolanos están entre los estratos sociales A y B, que pueden adquirir alimentos, calzado, vestido, cubrir gastos de estudio y de distracción
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Según los estudios de la Universidad Católica Andrés Bello, el fracaso del socialismo siglo XXI implantado por Chávez desde 1999 y seguido a pie juntillas por su heredero Maduro se mide con el incremento de 96 % de la población venezolana sumergida en la pobreza y el 72 % en la pobreza crítica. “En Venezuela existían 33 millones de habitantes, pero se han ido cinco millones, producto de la migración forzada. Es decir, actualmente debe haber en Venezuela 28 millones de personas; y de ese total solo 4 %, un millón quinientas mil, están entre los estratos sociales A y B, que pueden adquirir alimentos, calzado, vestido, cubrir gastos de estudio y de distracción. Incluso pueden ahorrar”. Pero 21 millones de personas están en pobreza extrema y ni siquiera pueden cubrir sus gastos de alimentación. Según un reciente informe, “En su plan de sobrevivir la crisis y la pandemia del coronavirus el régimen de Nicolás Maduro ha dado un viraje de 180 grados pasando del socialismo siglo XXI concebido por el extinto Hugo Chávez al más puro capitalismo salvaje, el extremo del neoliberalismo, donde predomina la ley de la selva y el sálvese quien pueda”.
Maduro tiene también un problema muy serio que es el del narcotráfico. Ya son varios los hampones (Santrich, El Paisa, Romaña) que han sido dados de baja recientemente. La muerte de los cabecillas casi con certeza fue producida por otro grupo criminal disidente liderado por alias Gentil Duarte como sucedió con Jesús Santrich en el mes de mayo del 2021. El haber narcotizado al país le puede haber traído a Maduro ventajas a corto plazo, pero es una política llena de riesgos e incertidumbres. El hecho es que la Pax Bodeguitas en que un porcentaje menor de los venezolanos logra conseguir todo lo que se les antoje, es un alivio muy temporal. A medida que no se logren solucionar los problemas de fondo, fundamentalmente que el país no recibe en ingresos lo que tiene comprometido en gastos, el futuro dista mucho de estar asegurado.
