La semana antepasada en el diario El Espectador (diario en el cual debo aclarar, tengo hace 10 años una columna dominical) apareció un escrito cuyo titular era: “La carretera con la que quieren pavimentar el Amazonas”. A los tres días se publicó un editorial del mismo diario con un titular igualmente escandaloso: “El error de pavimentar la Amazonía”. Alarmado empecé a leer los dos escritos. En el primer párrafo del artículo la autora aclaraba que se trataba nada más de pavimentar una vía ya existente y que una eventual pavimentación de todo la Amazonia era una especulación: “Una carretera selva adentro, entre los municipios de Calamar y Miraflores (Guaviare), acabaría con la promesa de Colombia de reducir a cero la deforestación en la Amazonia…la vía despavimentada que se extiende por casi 138 kilómetros y a la que solo entran camionetas 4x4 o cuatrimotos de aventura, es que esas pueden ser las primeras escenas de lo que podría terminar siendo la destrucción del corazón de la Amazonia colombiana.”
Ya un poco menos intranquilo porque no se trataba de la pavimentación de toda la Amazonía, me puse a profundizar un poco más en el tema. Hablar de deforestación adicional en una vía que lleva 16 años no es correcto. En segundo lugar, me puse a revisar las cifras: la eventual pavimentación de 138 kilómetros de largo por diez metros de ancho ocuparía un área de 138.000 metros cuadrados, o sea 138 hectáreas. Dado que la Amazonía colombiana se extiende por 48 millones de hectáreas, el área a ser pavimentada es el 0,004 por ciento del área. En otras palabras, el 99,996 por ciento de la Amazonía NO va a ser pavimentada. ¿De dónde deducen o especulan la reportera y el editorialista la alarmante noticia que se va pavimentar toda la Amazonía? Los dos periodistas se escudan en el Ideam que afirma que en el bioma amazónico —entre los años 2000 y 2012— el 50 % de las zonas deforestadas se encontraban a una distancia menor de 2 kilómetros de un segmento vial y que el tamaño de parche deforestado en las zonas próximas a vías es en promedio de 4,55 hectáreas. El Ideam habla de ‘vías’ y no de ‘vías pavimentadas’. Dado que la vía entre Calamar y Miraflores ya existe, y que el área alrededor, siguiendo las advertencias del Ideam debería estar desarrollada, el autor de esta nota no entiende ¿qué es el nuevo impacto que va a tener la pavimentación de dicha vía?
Es deplorable que la impotencia de las autoridades
en hacer respetar las reglas ambientales
se traduzca en la suspensión absoluta de las vías de comunicación.
Prohibir pavimentar una vía de acceso que cubre el 0,004 de la Amazonía, especulando que se va a pavimentar la totalidad de la Amazonia es un argumento tan insensato como prohibir los taxis en Bogotá porque el 100 % de los ‘paseos millonarios’ ocurren en taxis; o prohibir los celulares en vía pública porque el 99 % de los robos de estos aparatos se lleva a cabo en las calles de la ciudad. Es deplorable que la impotencia de las autoridades en hacer respetar las reglas ambientales se traduzca en la suspensión absoluta de las vías de comunicación.
El artículo cita a un funcionario que afirma: “La solución es que estos municipios sí tienen derecho al transporte, pero deberían ser multimodales. Es decir, que contemplen avenidas fluviales y transporte aéreo de bajo costo.” Cualquier persona que realmente conozca algo de la Amazonía o de la Orinoquia sabe que el trasporte fluvial, además de ser contaminante, incómodo y caro, es prácticamente inviable en los meses de verano. El transporte aéreo de bajo costo no existe y es igualmente costoso y contaminante. Adicionalmente, es ineficiente, poco confiable y con una muy reducida capacidad de mover carga y pasajeros.
Según la periodista, “¿Y la promesa que hizo Colombia en la Cumbre de Cambio Climático de París de 2015, al comprometerse a reducir a cero la deforestación en el Amazonas? La carretera de Calamar a Miraflores sería el principio del fin de esa promesa.” Condenar a la Amazonía a no ser desarrollada - aunque se limite al turismo - especulando que pavimentar una carretera necesariamente implica la pavimentación del otro 99,996 por ciento de la Amazonia, es un error. Es decirle de alguna forma a Monsieur Grenouille, Schwartz o Martorelli que los franceses, o alemanes, o italianos pueden ir a visitar, porque tienen carreteras, hasta el último rincón de sus países. Los colombianos, no. ¡Tenemos que sujetarnos es a lo que ellos, y nuestros sumisos ambientalistas, nos ordenen!