Claro que Federico Gutiérrez se podía derrotar en Medellín. Infortunadamente, la polarización le ganó a las propuestas y esto le convino al exalcalde que hoy, con una distancia enorme frente al segundo (no importa el nombre) y haciendo campaña a media máquina, dejando que los demás se desgasten por él, tiene la victoria asegurada y pasará de largo los 300 mil votos que obtuviera Daniel Quintero hace cuatro años.
Sí, los ciudadanos no aprendemos. Decimos estar cansados de las peleas y de las discusiones sin sentido de cada proceso electoral, pero ahí estamos en primera fila dejándonos permear por ellas. Triste realidad que tardaremos muchos años, si es que lo logramos, en cambiar.
Entre tanta polarización, una figura se dedicó a proponer y se ganó el cariño de miles de medellinenses. Duele decirlo, pero tal vez no le alcance para ser la próxima alcaldesa, precisamente porque no es ella quien protagoniza las peleas y mucho menos tiene dinero a borbotones para gastar en publicidad, como otros candidatos, no obstante el ejercicio que ha hecho de campaña en digno de resaltar y su nombre la ciudad debe tenerlo en cuenta porque seguro dará mucho de qué hablar.
Paulina es una mujer joven, preparada y con una inteligencia superior. Tiene un conocimiento completo de Medellín, sus necesidades y cómo resolverlas. Posee la sensibilidad propia de las mujeres, la cual se le multiplica por ser madre. Comunica con facilidad sus ideas, se hace entender y su carisma es arrollador. Sin duda sería una gran alcaldesa para una ciudad que en los últimos años ha perdido su norte, el cual urge recuperar.
Es muy acertado cuando Paulina dice que Medellín no debe regresar al pasado ni continuar con el presente, además que es el tiempo de las mujeres, ellas que saben hacer rendir la plata y administrar mejor que los hombres.
Mi voto a la alcaldía de Medellín será por ella, convencido de que es la mejor opción, la más preparada y capaz para afrontar los destinos de una ciudad resiliente por naturaleza, pero que si no corrige el rumbo y deja los odios a un lado, será imposible que avance y nos permita a sus ciudadanos vivir felices.
Mi voto es por Paulina Aguinaga, un voto a conciencia.