Escribir sobre ella es todo un honor porque es una persona tenaz, sensible y fuerte, como buena santandereana. Una mujer que llegó a Bogotá víctima de la violencia bipartidista ,y tal vez por vivir los desmanes de la guerra ha dado su vida por la construcción de otro país, desde los sueños, la esperanza y la sensibilidad. Patricia es una revolucionaria, su militancia la hizo desde la política con las Juventudes Comunistas pero también desde el arte político, crítico y reflexivo.
Contra todo precedente, venció el miedo del terror institucionalizado que asesinaba a todo lo que oliera a izquierda. Además, fue fundadora de la Unión Patriótica partido de oposición, víctima de genocidio por grupos estatales y paraestatales que se negaron de la forma más sangrienta a que se hiciera en el país otro tipo política. A pesar de las amenazas e intento de acabar con su vida y ser señalada como sospechosa de subversión, no desfalleció. Por el contrario, hizo del teatro su arma más contundente; una forma de sensibilizar a los colombianos para que no olvidemos nunca el país en el que vivimos y el papel fundamental que cumplimos para transformar la realidad de esa, la Colombia desgarrada.
El teatro se convirtió en el canal por excelencia para llevar a escuelas, barrios, veredas, calle y cuanto espacio pudiera apropiar con la magia del arte, mensajes de oposición a la violencia institucionalizada, dignificación a las víctimas y siempre como propuesta la reconciliación y la paz.
Exigente y respetuosa con su público, entrega todo en el escenario con una puesta en escena siempre diferente e inteligente; con el mejor reparto de actores y actrices profesionales otras veces naturales, siempre llevando un acto teatral conmovedor y reflexivo, logrando poner en la palestra pública o mejor en las tablas de la vida la necesidad de hacer teatro político, popular y crítico. Sí ese, el profundo, el doloroso, pero ante todo el que indigna y juega con tu mente con tus sueños con tu realidad y que al final invita a luchar.
Cada historia, cada obra, recreada desde hace 50 años en el teatro la Candelaria es un llamado de urgencia a que no permitamos que se repitan las horribles noches por la que ha atravesado Colombia, justo esas obras en las cuales participa dirigiendo o actuando, que tienen un mensaje contundente de esperanza.
Poeta, actriz, dramaturga, política y militante, quien más que Patricia Ariza, una mujer comprometida por más de cinco décadas con la paz y la construcción de una Colombia nueva.