Aunque han transcurrido casi 200 años desde que Antonio Nariño se refiriera de tal forma a la nación que se construía en aquel entonces, parece inverosímil que 20 décadas después sea una frase vigente, tal vez, más que nunca.
La estrategia de dividir la sociedad colombiana es la táctica política más exitosa para quienes han ostentado el poder desde la independencia en 1810.
Hoy, nos enfrentamos a un escenario donde como es habitual, solo cambian algunos personajes, el discurso difícilmente hace lo propio.
Lo visto desde ojos críticos y tal vez externos, parecieran dos naciones en una sola; una parte que considera que estamos mejorando, que hay cosas por hacer, que "estuvimos peor", que el cambio sí pero no así.
Notablemente confundidos y aferrados a cualquier luz que no sea la del "adversario" porque en Colombia la sarna con gusto, parece no picar, o por lo menos hacen el gran esfuerzo de disimular la comezón.
La otra parte, tal vez mas cansada del bucle sin final, pide un cambio real y sustancial en el país, un cambio que se aparta del egoísmo y mira por fin desde abajo hacia arriba, lo que se podría fácilmente denominar como una "construcción desde las bases".
Lo que no quiere decir que en Colombia se quiera dar la espalda o castigar a los grandes capitales, entendiendo que en ningún país viable es posible desconocer la enorme importancia de quienes generan riqueza, sin embargo, hacer la claridad es imprescindible, ya sabemos que trae el caballo de Troya en el estómago y lo que soltará por la boca.
Lo que es innegable para "ambas" partes es que no hay alguna satisfecha, hay una parte confundida y otra parte cansada, ambas remando para diferente lado y queriendo llegar a la orilla de ese mejor país.
Colombia, tiene graves problemas de cimientos y el peso que se está cargando sobre los mismos amenaza con fracturarnos y llevarnos a una enfermedad terminal de la que ya tenemos síntomas, como la gran movilización del año 2021 durante el gobierno de Iván Duque.
Quienes han intentado unirnos en beneficio del cambio que gran parte del país reclama, se han encontrado con un tumor maligno y agresivo que esboza locuras disfrazadas de argumentos para crear confusión, miedo y desesperanza en una sociedad frustrada y desesperada.
El 19 de junio será el día en que en las urnas votaremos por mejorar los cimientos o por cargar un peso que tal vez no logremos soportar como país, como sociedad.
Han sido años en los que al parecer hemos aprendido muy poco y la nación sigue en obra gris.