No se puede hacer política ni debatirla con un mínimo de competencia, nos basamos en chismes, insultos, apasionamientos ideológicos y especulaciones.
La política seria, la del debate racional sobre los candidatos, debe adelantarse, preferentemente, con fundamento en sus programas y si hay algo que deba cuestionarse en lo personal sobre estos, debe referirse con base en el principio aquel de "dame la prueba y te daré el derecho". Por eso:
1. Evite debatir con aquellos que solo ofrecen comentarios ofensivos; que fundan sus opiniones en la vida íntima de los candidatos; que adoptan los chismes sobre estos como pruebas legales; que usted observe su escasez lectoral por el modo cómo se expresan, en tanto solo se están dejando "encarcelar" mentalmente por lo que les dicen los medios de comunicación tradicionales ya sometidos, de antemano, por sus dueños que son, a su vez, los dueños de la clase política gobernante, es decir, no debata con personas que no cuenten con herramientas de lectura que les permitan validar la información que reciben, porque a estas personas usted no les ganará jamás un debate con la razón, en tanto se rigen por la doxa. ¡No se desgaste!
2 Estudie con diligencia las propuestas del programa de gobierno ofrecido por los candidatos y rebátalas con cifras y análisis serios y acéptelas, si es del caso, como válidas y viables, sin dejarse llevar por criterios ideológicos o presupuestos estatutarios de su colectividad política de llegar a estar afiliado a un partido o movimiento. ¡Usted más que un militante, es, por encima de todo, un ciudadano!
3. Si usted no es conocedor, funde sus consideraciones en los análisis de reconocidos especialistas en la materia sobre la viabilidad o no de las propuestas de los candidatos, y aprenda... ¡Sincérese con su ignorancia! No caiga en la ridiculez de lanzarse a debatir con aquellos que sí saben, porque no va a poder aprovechar el conocimiento y la sabiduría de estos.
4. Si hay la presunción de alguna conducta inmoral o antiética de un candidato, no lo señale con acusaciones infundadas, porque cualquiera puede ser acusado por sus enemigos o contradictores y esto no significa que ya haya sido condenado: argumente con fallos o sentencias de los jueces de la República o documentos clasificados como prueba legal. De lo contrario, terminaría convirtiendo el debate político en una discusión inútil. Recuerde que una persona no puede ser condenada, por anticipado, sin que la Justicia falle al respecto.
4. No vea al candidato contrario a sus preferencias como un enemigo, sino como un adversario, con ideas distintas a las suyas, que merece su respeto, ya que no puede haber democracia si, al menos, no hay dos: el candidato que a usted le gusta y el que NO le gusta. ¡Si así lo hace, puede llevarse la sorpresa de poder aprender de quien considera su contradictor y hasta llegar a apoyarlo, porque de lo que se trata la democracia es de respaldar electoralmente al mejor!
5. Mas que dedicarse a leer insultos y chismes en contra de los candidatos, preocúpese por estudiar sus hojas de vida, o sea, su trayectoria y por analizar, sin apasionamientos, sus propuestas valorando los argumentos y las conclusiones de los expertos independientes, según el tema de la propuesta ofrecida. A modo dTIe ejemplo: si la propuesta es económica busque a los mejores economistas independientes, si es que no conoce del tema. Si la propuesta es sobre educación, a los más conocedores en el ámbito educativo y, así, en relación con otros temas.
De lo contrario, solo estaría escuchando estupideces, llenando su cerebro con "basura" y envenenándose políticamente, sin razón alguna, en contra de quienes piensan distinto a usted y merecen ser escuchados en los escenarios de una democracia que se precie de serlo.