Cuando Rodrigo Londoño, Timochenko, se refirió en Guadalajara, México, a los Acuerdos de La Habana y sus incumplimientos por parte del Estado representado por el gobierno de Iván Duque, señaló la actitud negativa de la clase gobernante frente a la implementación de los mismos, destacando los asesinatos de más de centenar y medio de firmantes de la paz y de más de 700 líderes y lideresas sociales. Sin embargo, afirmó:
“Aun así somos conscientes de que el regreso a las armas es un error garrafal, estamos convencidos de que el único camino acertado es el ejercicio político abierto, que permita la entrada de esa Colombia excluida y perseguida, en la determinación de los destinos de nuestra nación. Lo que sucede hoy nos ratifica en ello”.
Frente a un auditorio repleto de jóvenes mexicanos, integrantes de la Federación de Estudiantes Universitarios de la Universidad de Guadalajara, cuyo presidente, Jesús Antonio Medina Varela, en representación de por lo menos 280.000 estudiantes del occidente de México, le había extendido la invitación a recibir el Galardón Corazón de León, el presidente del Partido Farc explicó de manera breve y clara su posición al respecto:
“En las dos últimas semanas se ha producido una movilización sin antecedentes del pueblo colombiano. El 21 de noviembre se convocó por diversos sectores un paro nacional de protesta contra el gobierno de Iván Duque, al cual acudieron millones de compatriotas en todas las ciudades del país. Desde entonces no se han detenido las marchas, las protestas, los cacerolazos, las manifestaciones masivas de la gente de Colombia, reclamando un país distinto, en paz, sin crímenes, sin paquetazos neoliberales. Se le exige al gobierno retardatario de Iván Duque que cumpla e implemente integralmente los Acuerdos de La Habana. Es evidente para nosotros que el país despierta. Y que tal manifestación hace parte de un proceso ascendente que se inició con los Acuerdos de Paz y que ya no va a detenerse”.
Tal y como explicaba la carta de invitación, el citado galardón es la máxima distinción que otorga esa poderosa organización estudiantil a personajes que se han distinguido por sus aportes a la humanidad, y por sus luchas en la construcción de un mundo mejor. Con relación a Rodrigo Londoño añadía, “en reconocimiento a su destacada e invaluable contribución como protagonista en la construcción de la Paz para Colombia y su aporte para la América Latina”.
Lo que expresaba Londoño el 1 de diciembre en el auditorio Salvador Allende del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad de Guadalajara, en el estado de Jalisco, México, ponía de presente la acertada concepción del nuevo partido político nacido de los Acuerdos de La Habana, tras la dejación de armas de las Farc y su reincorporación a la vida política legal en Colombia.
“Para nosotros fue claro que la vía de las armas no iba a conducirnos al poder en nuestro país. Llevábamos más de 50 años intentándolo…Comprendimos que sólo la fuerza de las multitudes conscientes y organizadas, movilizadas por profundas transformaciones, sería capaz de imponer un nuevo orden más justo y democrático... Nuestro propósito fue la ampliación de la democracia, para que el pueblo fuera el protagonista principal en los destinos de Colombia”.
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El estallido multitudinario que sucede desde el 21 de noviembre, es en buena parte resultado del Acuerdo Final de Paz entre el Estado colombiano y las Farc
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Hay una cosa clara en todo lo que sucede desde el 21 de noviembre en nuestro país. El estallido multitudinario, que en franca oposición a los generadores de violencia de todos los flancos, se empeña en marchar y expresarse de manera pacífica por hondas transformaciones en nuestro país, es en buena parte resultado del Acuerdo Final de Paz entre el Estado colombiano y las Farc.
El día 21 de noviembre, cuando marchábamos desde el Parque Nacional a la Plaza de Bolívar, me encontré de pronto a un camarada del ETCR Simón Trinidad de Tierra Grata, La Paz, César, a quien conocí hace más de treinta años, cuando ingresé a las Farc en la Sierra Nevada de Santa Marta. Lleno de emoción me preguntó cuándo, estando en el monte con las armas, íbamos nosotros a tomar parte activa en la capital del país, de un acontecimiento así.
Aquellos que regresaron a las armas, me agregó, definitivamente no tienen una lectura real de la situación nacional. En donde hay que estar es aquí, en medio de la gente, luchando con ella de manera masiva. Enseguida, gritando consignas y cantando, volvió a perderse entre la multitud. Leyendo con cuidado las palabras de Timo en Guadalajara, vuelvo a reafirmarme en nuestra sintonía con el país, con esos jóvenes que entonan coros y hacen sonar sus tambores.
Son muchachos y muchachas, sobre todo muchachas, recuperando el protagonismo popular en los destinos del país. Así son los que marchan en Chile y los que homenajean a Rodrigo Londoño en México. Del Río Bravo a la Patagonia resuenan sus pasos de gigante abriendo futuro.