El 19 de marzo de 1893 el filántropo Luis G. Rivas inauguró el que es considerado el primer centro comercial de Bogotá. Se trata del emblemático pasaje Rivas. Con el tiempo este lugar se fue convirtiendo en un lugar usado por la élite bogotana de principios del siglo XX que tenía sus ínfulas de parecer cosmopolita, con sus aires parisinos, comprando ropas de sastre, vestidos de paños finos, para ser, hoy en día, el lugar a donde llegan las artesanías de los departamentos de Nariño, Cesar, Antioquia, Tolima, Boyacá, Chocó en donde son redistribuidos a otras partes de la ciudad. Ahora tiene 45 locales y se ha convertido por su ubicación, en plena Candelaria, en un lugar turístico de los más buscados de la capital.
Cada mochila cuesta entre setenta y doscientos mil pesos. Las hamacas están entre cuarenta y trescientos mil pesos. Los dueños del lugar son una asociación de comerciantes que han tenido intereses en este sitio desde hace varias generaciones. Acá también se venden muebles, lozas negras y blanca, escaparates y los emblemáticos y antiguos chifonieres de madera. Además de los canastos en fique. Todo lo que sea artesanías está acá.
La dirección exacta del Pasaje Rivas está en la carrera décima número diez veinticuatro. Hay que ver cuál es el promedio de vida que puede tener este tipo de lugares en el país. Es sorprendente que un centro comercial, con los avatares económicos que tiene el país, pueda soportar veinte años. Este tiene más de un siglo. Una proesa de la que fuimos testigos.
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