La ciencia y la investigación al parecer no tienen un puesto en la mente de la mayoría de los colombianos, en su lugar están los temas de ocio y actualidad junto con cualquier viralidad superflua que nos dan las redes sociales. Es decir, nos interesan güevonaditas que no aportan al conocimiento ni a la construcción como persona. Estamos en un terruño de gente que no lee ni un libro al año, que ocupa los peores puestos hablando del nivel académico ante los censos internacionales y que aporta solamente el 0,2 % de producción científica al mundo.
La culpa no es solo de la gente, que el sistema educativo actual no eduque a los niños para comprender la ciencia como algo apasionante e interesante deja mucho que decir, incluso que en los ámbitos universitarios el apoyo nacional a proyecciones investigativas sea prácticamente invisible. Un buen chiste es decir "Colombia Científica" ante otros países como Chile o Brasil que destinan hasta el triple del presupuesto que se otorga aquí. Educar científicamente a la juventud no es ni será una realidad en nuestro país.
Lo que los gobiernos de paso no valoran es que la ciencia y la tecnología ayudan a las áreas más cotidianas, cercanas y relevantes, cuando se hace ciencia se genera empleo. La ciencia no solo es cuento de las grandes potencias. ¿Por qué no pensar en la ciencia como herramienta para fortalecer el campo?
Recuerdo cuando en el 2015 se hablaba de otorgar el 1 % del PIB a la ciencia y a la tecnología, pero no para ese año sino para el 2018. Ya estamos en el 2017 y ni aunque lo firme en mármol el presidente no lo va a cumplir. El gobierno se jacta de la “gran” inversión en el presupuesto para la ciencia y tecnología en el país, el nuevo modelo de regalías le otorgaría a este campo casi un billón anual, pero la realidad es otra. Solo hay que mirar para corroborarlo.
La corrupción en los ministerios sumada a la poca ejecución de los presupuestos para ciencia dan como resultando que esos mismos dineros o parte de ellos sean ejecutados en proyectos totalmente diferentes. Santos les propuso a las distintas gobernaciones destinar esos fondos para la construcción de vías. Espero que no salgan con Odebrecht la secuela.
Por cosas como estas nuestro país aunque grande de corazón es corto de mente, los proyectos como "Colombia Científica" son solo un paño de agua tibia en el panorama tan deplorable que existe. Eso, sin hablar de la falta de doctores y el hecho de que muchos de los que hay sean chimbos, el poco apoyo a las universidades que representan el 90 % de la investigaciones en el país, de un ministro que cree que repartiendo tabletas ya está cambiando el paradigma educativo de un país. NO. Es que sobre el asfalto de esas hermosas carreteras que se construirán irán aquellos físicos, astrónomos, microbiólogos, médicos, filósofos, antropólogos y un sinfín de profesionales que seguramente no serán colombianos.
