Partido Liberal, mucha burocracia y poca convicción

Partido Liberal, mucha burocracia y poca convicción

A propósito de los desaciertos que ha cometido la colectividad en los últimos años y la adhesión a la campaña de Iván Duque

Por: Carlos David Beltrán Ayala
junio 01, 2018
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Partido Liberal, mucha burocracia y poca convicción
Foto: Twitter

La última vez que escribí para este medio, hace aproximadamente dos años, recuerdo que lo hice por una razón considerable, tal vez similar a la que precede hoy en la política nacional, que por cierto, cada vez traza un ambiente más saturado e insípido.

Luego de la primera vuelta presidencial, los colombianos usualmente hemos dejado de lado las ideas, las propuestas y los programas de gobierno de los candidatos que aspiran a la presidencia y con ello hemos pasado a centrarnos en simples reflexiones pasionales. Eso de votar por el uno para que no gane el otro es algo que indiscutiblemente resulta nocivo y contraproducente para nuestra democracia, no obstante, con el pasar de los años lo hemos venido considerando como una práctica tan habitual que hasta la hemos legitimado y le hemos restado la suficiente importancia.

A pesar de ello y no queriendo desviarme del tema, continúo señalando: en su momento, sentí la imperiosa necesidad de escribir una columna de opinión dada la intensa coyuntura que vivía el país debido al pronunciamiento que la Corte Constitucional había hecho respecto a la adopción de menores por parte de parejas homoparentales. Por vía jurisprudencial la Corte había ratificado el derecho constitucional fundamental del que gozan los menores de edad a tener una familia integra y óptima, una familia en la cual las preferencias sexuales de sus padres no fuesen determinantes a la hora de realizar el trámite administrativo de adopción, hecho que por supuesto generó malestar en varios sectores de la sociedad, sobre todo en aquellos sectores de tendencia conservadora, lo cual era producto natural de su ejercicio ideológico, coherente con sus bases, estatutos y principios doctrinales.

Sin embargo, de forma ambigua y paradójica, la lucha más fuerte por atajar la sentencia de la Corte Constitucional estuvo visiblemente encabezada por parte de la exsenadora “liberal” Viviane Morales, quien a propósito hoy figura valiosamente en el equipo de campaña del candidato del uribismo Iván Duque. El hecho de que la exsenadora Viviane Morales recolectara más de dos millones de firmas para convocar a la ciudadanía a un referendo que buscaba frenar la llamada adopción igualitaria en contra de los derechos de los niños, niñas y adolescentes, así como en contra de los derechos de los grupos sexuales minoritarios históricamente discriminados en Colombia, sentaba precedente de que en el Partido Liberal las cosas no estaban saliendo como deberían y daba la sensación de que sus representantes más influyentes sabían de todo menos de liberalismo , y no era para menos, por esos días el representante “liberal” a la Cámara por Bolívar Silvio Carrasquilla se opuso en la misma medida a la adopción igualitaria recitando durante horas diversos pasajes bíblicos con los que sustento su decisión ante el Congreso; algo que si bien es cierto, en principio no estaría mal debido al respeto que existe en nuestro país a la diversidad ideológica. El reproche que se hace radica en las decisiones que se toman no a título personal sino en nombre del partido que promueve y trabaja por el respeto a las libertades civiles individuales.

Han sido entonces tantas las controversias que se han generado al respecto, que las mismas directivas del Partido Liberal tuvieron que salir públicamente a defender sus estatutos ideológicos, lo anterior los los llevó a celebrar a finales del año 2017 un texto denominado Manifiesto liberal, en el cual se buscaba lograr un consenso para que los lideres liberales se comprometieran a defender los acuerdos de paz firmados con las Farc y así mismo hacer respetar los derechos que le asisten a los grupos minoritarios. En esa misma reunión se definió el errático mecanismo interpartidista para elegir el candidato oficial del liberalismo, el cual desencadenó la polémica por los altos costos en los que tuvo que incurrir el Estado para garantizar la logística de las elecciones. Se habla de más de 40 mil millones de pesos desperdiciados en una consulta en la que el 90% de abstención fue la protagonista de la jornada, sería este tal vez un lamentable inicio para la candidatura del doctor De la Calle, que como se sabía al interior de la colectividad, desde hace tiempo se respiraba un ambiento tenso y lleno de divisiones, pues no era un secreto que tanto el director del partido como la mayoría de parlamentarios desde un comienzo tenían interés en acercarse a las campañas de Iván Duque y Germán Vargas Lleras. De allí que a Humberto se le viera tan solitario en sus intervenciones públicas, lo cual indirectamente lo llevó a estar de últimas en las encuestas presidenciales, pues su paso a la segunda vuelta se veía inalcanzable para el partido.

En las bases persistía la esperanza en lograr consolidar una importante votación en las elecciones del 27 de mayo y de esa forma lograr mantener al partido como una de las fuerzas electorales más importantes del país. Sin embargo, el esfuerzo del partido fue tan mínimo que su trabajo se vio reflejado en la dolorosa votación que obtuvo el candidato De la Calle, unos resultados que no alcanzaron ni siquiera para superar el umbral electoral del 4% de los votos. ¡Histórico! A De la Calle lo traicionaron, lo utilizaron, lo dejaron solo y hasta lo hicieron endeudar.

No contentos con lo anterior, el Partido Liberal en una jugada ingenua decide dar abiertamente su apoyo al candidato de la derecha Iván Duque a cambio de nada, pues respetando la visión de país del candidato uribista, considero que dista radicalmente de los principios que enmarcan la ideología liberal. ¿Las directivas liberales se imaginaron por un momento lo que pensaban los liberales, pero los liberales de verdad frente a esa penosa determinación? Posiblemente no, pues no querían mostrar a la opinión pública que estaban más hundidos que nunca y decidieron sencillamente montarse al que ellos consideraron el bus de la victoria, enterrando así más de 150 años de historia, luchas e ideología. Es el momento de rescatar nuestras ideas bienvenido el nuevo liberalismo.

Posdata: En las toldas rojas existe mucha burocracia y poca convicción.

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