¡Bienvenidos una vez más a una excitante pelea por la verdad verdadera! En esta esquina, el de camiseta naranja y en la otra esquina, el de camiseta verde, a la cuenta de tres sonará la campana y se dará inicio a este gran show periodístico, 1…2…3 Clink, clink, clink. ¡qué comience la pelea!
Esta es más o menos la forma como el programa Partida Doble de la W Radio está convocando a la opinión de los colombianos mediante un formato de entretenimiento de boxeo. Si bien el programa de debate no tiene expresamente el objetivo de dividir a los invitados, desarrolla un estilo rivalizante que exacerba la emociones desde polarización de los puntos de vista, escinde aún más las posturas y con ello a sus escuchas.
Qué cuento de darse la palabra, de escuchar al otro, de reflexionar las ideas, ahí lo que se busca es el alboroto, generar adrenalina, emocionar a la gente en su casas, en sus autos y que se haga barra, por que a lo mejor… su peleador gana el debate.
Este reconocido espacio comunicativo colombiano es visitado por políticos influyentes y por personas conocedoras de diversas temáticas de interés nacional: la diversidad sexual, las reformas políticas, el abuso sexual, lenguaje incluyente, la tauromaquia, las drogas en fin… tienen muy buenos temas que tocan el día a día de los colombianos.
Indignado me comentó un amigo que lo habían invitado para enfrentarse con quien es su opositor más recalcitrante. “No, gracias. Yo no me presto para eso” me decía. “Yo sí tengo mucho que hablar con él, pero no así, no como rivales, así nunca nos vamos a entender, de esta manera nunca vamos avanzar en el tema”.
Y es que en este programa que se emite de lunes a jueves en horario prime time de 21:00 a 22:00 no se escuchan puntos de vista, ni se flexibilizar las posturas o se dialoga desde la tolerancia, no. Ahí, se contrasta las ideas desde la presión por tener el mejor argumento, se mide fuerza desde defender y atacar entre los peleadores para que al final cada uno, los colombianos, saquen su conclusión o como lo dice al final del debate Juan Pablo Barrientos, el director del programa a los escuchas instando a definirse por uno o por otro con su simplificadora instrucción: “Tome partido”.
¡No hay duda que lo destrozó! ¡Uh, lo dejó mamando!, ¡Buuu!, no se dieron duro ésta vez. Son algunos de las conclusiones más frecuentes de los radioyentes en las redes sociales que reducen el encuentro a una disputa seviciosa por la razón.
Recordemos que: “Tan importante como el contenido es la forma”. “Los valores y los significados implícitos son los que primero se aprenden”. Los educadores insistimos en señalar la importancia que tienen los medios de comunicación en la transmisión de cultura, en la reproducción y reflexión de comportamientos. No solo se educa en el colegio o la universidad. No se aprende a ser machista desde un texto académico, no se aprende a ser violento en una lección curricular, no se aprende a ser intolerante desde un objetivo pedagógico. Es en la vida cotidiana donde aprendemos a vivir.
Todo educa y mucho más los comportamientos de instituciones y personas influyentes que desde el ejemplo nos muestran cómo actuar. Es necesario preguntarse cuál es el límite ético para vender un producto o programa. ¿Nos parece tan normal que una mujer en bikini nos venda un cigarrillo, que usemos las frases mafiosas de Pablo Escobar para vender camisetas, que un programa periodístico nos presente las ideas desde la rivalidad? Ahora todo tiene que ser divertido, fácil, sexy, rápido e impactante para que el producto “pegue” para que se venda solo, para que tenga buen rating.
Confundir el periodismo con el entretenimiento desvirtúa uno de los más importantes propósitos de los medios de comunicación: informar y generar opinión. Objetivo que el programa Partida Doble de la W Radio ha perseguido desde la diversión, el espectáculo y que lamentablemente promueve más intolerancia y la cultura de violencia entre colombianos.
Urgen en Colombia espacios de encuentro con el otro, con el diferente sin ser oponentes. Debatir sí, pero con altura, con respeto y con ética. Necesitamos más que nunca aprender a reconocernos como humanos que pueden pensar y sentir diferente, pero también como colombianos con una misma historia. Y por más que esta nos haya separado con camisetas naranjas o verdes tenemos en el fondo un color de esperanza, un compromiso con la paz y el interés de construir que nos debería unir y no partir.
* Docente de la Universidad del Valle y director de Centro de Educación Interior CEI.