Ricardo Sabala, párroco de Natagaima, es uno de esos seres humanos que avergüenza la raza.
Con improperios no muy adecuados a su profesión, insulta la comunidad LGTB desde el púlpito por realizar un “reinado”. ¿Será que el individuo no ha podido salir del closet y eso lo hace desvariar?
Parece que pasó por el seminario sin haber aprendido ni entendido las enseñanzas de Jesús. Tan mal está la Iglesia católica que gradúa sacerdotes analfabetas, ignorantes e irrespetuosos.
No solo lo deben retirar de la parroquia y obligarlo a educarse, sino también a confesar sus pecados y su odio, y a pedir perdón públicamente.
Estamos en el siglo XXI y aún no aprendemos a vivir en armonía y a respetar las diferencias. Una cosa es que existan religiones diferentes en sociedades democráticas y otra, muy diferente, aprovechar púlpitos para vilipendiar a la gente y promover odios.