Parque del Peñón: un museo al aire libre donde se sienten los exquisitos olores de la cocina

Parque del Peñón: un museo al aire libre donde se sienten los exquisitos olores de la cocina

Hay gran desazón entre los artistas del Parque del Peñón porque dicen que la Junta Comunal está realizando acciones para retirar a pintores y artesanos del lugar

Por: Manuel Tiberio Bermúdez Vasquez
mayo 23, 2022
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Parque del Peñón: un museo al aire libre donde se sienten los exquisitos olores de la cocina
Foto: Cortesía

05Los domingos se despierta el caminante que nos habita, el curioso que entiende que hay que caminar la ciudad para apropiarse de ella y para que ella nos habite. Y entonces descubrimos que el conocimiento que tenemos de la ciudad es mínimo, que se reduce a los sitios que son de nuestra cotidianidad, pero que el resto es aun territorio para explorar.

Hacía días no iba a la Parque del Peñón, ese espacio en el que los artistas de diversas disciplinas han escogido para convertirlo en una sala de exposiciones en los que la brisa es compañera permanente y los exquisitos olores de los restaurantes que hay en el entorno sazonan el ambiente.

Y entonces, como en una especie de deslumbramiento, uno se maravilla de la  combinación de colores que se hacen más intensos con el sol, le sorprende el ingenio de un hombre que convierte las piedras que encuentra a su paso, en hermosas y curiosas obras de arte.

Se maravilla con la fascinante combinación de colores que una indígena artesana teje con sus manos, para elaborar pendientes, collares y manillas, que luego lucirán las personas como pequeños soles que destellan en sus gargantas o penden de sus orejas.

Detrás de esos artículos hay mucha ternura y sobre todo paciencia para su elaboración. Más allá, un hombre ofrece hermosos barcos para viajar en la imaginación a lugares soñados. Por allí una mujer cuida una reunión de mariposas elaboradas delicadamente y que parecería que de pronto emprenderán vuelo en la brisa que agita sus alas.

De pronto, un campo de flores en el que aparecen varias personas atrae mi mirada.  No sé si es el sol del ambiente o el que deslumbra en el cuadro que me invita a mirarle con detenimiento. Una mujer y una niña caminan en un campo colmado de flores y al fondo otras personas recogen algo.

Hay otros cuadros, bellas ventanas enmarcadas por flores y todo es un estallido de colores que atrapan al caminante.

De pronto se me acerca la autora de las obras. Le comento del cuadro que me atrae la atención y sonríe,  mientras un “gracias” queda como fondo de mi comentario.

Decido hablar con ella, saber de dónde surgen esas imágenes, averiguar que pensamientos la llevan por ese campo florecido.

Se llama Amanda Caicedo y me dice que hace unos 30 años viene al parque con su trabajo. “No había vuelto cuando  la Pandemia nos encerró a todos, pero ya he regresado a este Parque que es de mis más caros afectos”.

“Empecé muy joven a pintar. Por motivos personales fui a parar donde unos familiares que vivían en el Ecuador. Ella era colombiana y él ecuatoriano. Ambos eran pintores. Ahí viéndolos pintar me fui enamorando de la pintura como oficio. Ellos eran apasionados por lo que hacían, se les notaba que amaban pintar”.

“Ellos trasnochaban haciendo sus trabajos y yo me quedaba allí viéndoles trabajar. Eso para mí era como mágico, en especial verla a ella pintar y un día, me dio un cartón, unos vinilos y un pincel y una lamina de Van Gogh que era un bodegón con un sombrero amarillo y me dijo que lo hiciera”.

“Yo pensé: cómo lo hago; en qué me metí?...pero bueno, lo hice, me encantó lo que vi y pienso que desde ahí me enamoré de la pintura como expresión”.

Asegura que desde aquel momento se enamoró de Van Gogh, de la pintura, del impresionismo de los sentimientos que produce pintar.

Las primeras cosas que hizo fueron copias, pero dice –“para mí era alucinante el hecho de que pudiera replicar algunos cuadros, lograr el color de algunas pinturas, porque de alguna manera sentía la emoción que el pintor puso en el cuadro original, y me sentía muy bien haciendo aquellas copias a las que nunca he visto como copias sino un ejercicio para poder sentir cuando lo veo allá y cuando lo hago yo, siento que la obra que replico pasa por mí, y me deja mucho de ella”–.

“Cuando hago mis propios cuadros, siento lo mismo. Si pinto un paisaje es algo especial lo que siento al ver la naturaleza y mientras elaboro la obra. Y cuando alguien, el observador  me dice: ese bosque me da miedo; o que digan que viendo el cuadro sienten frescura o como usted me dijo ahora, que en ese cuadro había mucha luz esos comentarios afirman lo que yo sentí cuando pintaba el cuadro. Cuando el que observa dice algo que yo sentí siento que he hecho bien el oficio”.

Quiero saber: ¿qué de bueno le ha dejado el ser pintora? “He criado y he educado a mis hijos con mi trabajo de pintora, pero cuando llegó el tiempo del “nido vacío” que llaman, pues mis hijos formaron sus hogares,  me di cuenta que en la pintura estaba mi complemento y mi proyecto de vida futura sin soledad. Descubrí cuanto amaba la pintura, no era solamente el amor a mis hijos al hogar. Encontré que la pintura era también mi vida, me complementaba y era un exorcismo a la soledad por medio del color y de la luz y la pintura para mi es mi amante, mi oxígeno, mi todo”.

Amanda pinta en las tardes. Durante el día, ejercicios, alimentación, las labores que exige el hogar  y luego del medio día se conecta con los colores y los pinceles hasta no más de las 10 de la noche. Deriva su sustento de la pintura.

Le pregunto qué tanto de quienes los visitan en el Parque aprecian el arte ¿“Eso si es otro cuento, en especial quienes se acercan a preguntar ¿Y si vende? No respondo nada pero se me sube el indio y el negro que llevo dentro porque se nota que están muy lejos de valorar el arte de evaluar la calidad de un trabajo”

“Uno no entiende por qué la gente nos ve tan distantes de otras profesiones. Ser pintor es un oficio, y no un oficio cualquiera, es un bello oficio”.

¿Con qué criterio considera que las personas compran arte: con el objetivo de tenerlo en casa y recrearse viéndolo, disfrutándolo; o calculando que el cuadro combine bien con los muebles de la sala, el comedor de la casa o en el patio de los asados?

“Esa es otra cosa por la que uno se ve forzado a pintar pensando en que el cuadro sea atractivo para las personas y se acomode a sus criterios y necesidades. Es una verdad lo que usted dice, muchas personas buscan un cuadro para que los colores combinen con las telas de los muebles que acaba de comprar”.

¿Y para usted que es el arte?

“Es lo más sincero que el ser humano puede hacer; es un yo con yo, es un expresar, un sentir una emoción y expresarla por medio del color. Es como tener un amante, es de mucha intimidad y sinceridad. Con la pintura no se puede mentir”.

“Me faltará vida para este tema porque el paisaje es incluyente, emoción pura, sensaciones muy particulares”.

Casi no ha realizado exposiciones a pesar de su trayectoria porque “me dediqué más a ser una ama de casa que a cultivarme como artista”.

Amanda ama el impresionismo, secuelas de ese amor iniciático hacia Van Gogh,  le gusta pintar, paisajes porque un paisaje “conecta con los sentimientos, con las emociones”. Le alegra escuchar Jazz y la música del Pacífico y que llueva “me encanta la lluvia” dice.

¿Qué es para usted el color azul?

“Volar”

¿Y el rojo?

“La vida misma”

¿Color que más usa?

“El verde”

¿Cuál color no le gusta?

“No hay un color que no me guste porque los colores son como las golosinas, es cuestión de gustos”

¿Una frase que sea aliciente para su cotidianidad?

“Es una frase de Fanny Mickey: el que abraza el arte esta salvado”

Me despido de Amanda, no sin antes darle una nueva mirada a ese cuadro en el que sol ilumina la escena y los colores se avivan con esa luminosidad que atrae a quien lo observa.

NOTA: Hay gran desazón entre los artistas del Parque del Peñón, porque dicen que la Junta Comunal del Barrio está realizando acciones para que retiren a los pintores y artesanos de este lugar que por años ha sido su espacio de exhibición, su museo al aire libre.

“Al parecer la Junta Comunal ha presentado un Derecho de Petición ante las autoridades y justo el pasado domingo 15 de mayo fue atendido esa solicitud donde los  acusan de daños a la “parte blanda del parque”, pero esto no tiene sentido pues los caballetes no causan ninguna daño al lugar”. Señalaron algunos de los expositores.

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