El Parque de Bolívar en Cartagena de Indias es un espacio emblemático que refleja la rica historia y cultura de la ciudad. Originalmente conocido como plaza de la iglesia y luego como plaza Mayor, este parque ha sido testigo de numerosos eventos históricos. En 1896, se construyó la estatua de Simón Bolívar, montado en su caballo que dio lugar a su actual denominación.
Este parque no solo es un punto de encuentro histórico, sino también un centro de actividad económica. Vendedores ambulantes ofrecen una variedad de productos, destacando las Palenqueras, que venden frutas típicas y representan un atractivo turístico, y junto a ellas, emboladores de zapatos, vendedores de bebidas refrescantes y artesanos locales que contribuyen a crear un ambiente vibrante y acogedor. La interacción entre los vendedores y los visitantes crea un ambiente vibrante, donde las tradiciones culturales se entrelazan con la vida cotidiana.
A partir de las 5 de la tarde, el parque se transforma en un escenario cultural, con músicos y bailarines que animan el lugar, atrayendo tanto a residentes como a turistas.
Pero más allá de su actividad comercial, el Parque de Bolívar es un espacio de tranquilidad. Sus árboles frondosos proporcionan una sombra refrescante, invitando a los visitantes a descansar en las bancas y disfrutar del ambiente. Las familias pasean con sus hijos, los estudiantes aprovechan su tiempo libre y los amantes de la naturaleza se deleitan con el suave aleteo de las palomas, convirtiéndolo así, en un lugar de recreación y esparcimiento.
Sin embargo, el parque enfrenta varios problemas. La falta de seguridad es una preocupación constante, ya que solo hay un guardia de seguridad que no puede cubrir adecuadamente el área. Los actos de vandalismo y la presencia de vendedores ambulantes no regulados generan tensiones entre quienes llevan años trabajando en el parque. Además, la infraestructura presenta deterioro.
Para abordar estos desafíos, los visitantes y vendedores han propuesto varias soluciones. Sugieren que la alcaldía mejore la gestión del presupuesto destinado al mantenimiento del parque, asegurando que se utilice de manera efectiva. También proponen aumentar el número de vigilantes para garantizar la seguridad tanto de turistas como de vendedores. Por último, la carnetización de los vendedores ambulantes podría ayudar a regular la actividad comercial y brindar tranquilidad a quienes ya llevan tiempo en el parque. Esto se traduce, en que haya mayor intervención Estatal en el espacio.
Aún así, el Parque de Bolívar sigue siendo un símbolo de la historia y vida cultural de Cartagena de Indias.
