En los primeros días del actual paro nacional se vio por redes sociales cómo el ejército y la policía custodiaron el recién inaugurado centro comercial propiedad de los hijos de Álvaro Uribe. Como era de esperarse, el desproporcional despliegue de fuerza pública impidió actos vandálicos contra el nuevo emprendimiento de Tomás y Jerónimo. Otro factor que ayudó a la exitosa protección de dicho lugar fue la acción anticipada: se sabía que los manifestantes podrían hacer del centro comercial un objetivo durante las marchas, por eso los militares y policías llegaron primero.
¿Y qué tiene que ver eso con Cali? Pues que en Cali faltó completamente la prevención. ¿Ustedes creen que nadie hubiera podido imaginarse que los manifestantes iban a tomarse puntos claves de la ciudad para bloquear el abastecimiento de alimentos y gasolina? Nadie se anticipó a los hechos: ni el alcalde, ni los militares, ni el ministro Molano, ni mucho menos Duque. En fin, los manifestantes llegaron antes que la fuerza pública.
Segunda falta imperdonable de anticipación: la llegada del Cric a Cali. Se sabía que los indígenas venían en camino, pero nadie hizo nada para disuadirlos. Ningún representante del gobierno fue a dialogar con ellos para comprometerse a cumplir los acuerdos incumplidos desde el año pasado. Duque se quedó de brazos cruzados, ni un solo intento por evitar la llegada de la minga. Como si en el fondo quisiera que el paro agarrara más fuerza.
Tercera falta imperdonable: el choque entre los residentes de los barrios estrato seis y los manifestantes que bloquean las vías de acceso. Ninguna autoridad ni local ni nacional se hizo presente para intermediar en el conflicto y lograr un acuerdo de horarios para la salida y entrada de los residentes del sector. Esa falta de presencia de la autoridad fue la que llevó a que particulares quisieran hacer justicia con sus propias manos.
Uno se pregunta qué hay detrás de la reiterativa falta de prevención. ¿Incompetencia o incapacidad? ¿O unas intenciones oscuras de dejar que las cosas se salgan de madre para después aparecer como los salvadores de la paz y el orden? ¿Esa es la extraordinaria política de seguridad y orden público del Centro Democrático? ¿Delegar por omisión esos asuntos a los civiles para que seamos nosotros los que arreglemos conflictos por nuestra propia cuenta? Yo no creo que nuestras fuerzas públicas no sean capaces desplegar una logística preventiva y anticipada de orden público, ni que su única manera de operar sea la represión brutal.