Alfredo Guevara se había alistado temprano para acompañar el traslado de su papá de la Clínica Leticia hasta la ambulancia aérea. Ese lunes 20 de abril, el vuelo saldría sobre las 10 am rumbo a Bogotá, para internarlo de urgencias en la UCI de alguna de las tres clínicas Cafam. Pero el itinerario no pudo cumplirse. Casi hora y media después, el doctor familiar Carlos Vargas le notificó a Alfredo que Parmenio había fallecido a las 11 de la mañana. Causa del deceso: coronavirus y paro cardiorespiratorio. Era el segundo fallecido que se registraba en el Amazonas desde que el pasado 14 de abril se confirmó el primer contagio en la capital del departamento.
El 11 de abril, sábado santo, Parmenio Guevara acudió a la Fundación Clínica de Leticia con fiebre, tos, gripa y dificultad respiratoria. Después de cuatro horas de atención médica, lo enviaron a la casa para aislamiento preventivo y algunas medicinas para tratar la bronquitis. Antes de salir del centro médico, Parmenio llamó a Alfredo, su hijo de 34 años, para avisarle que no había de qué preocuparse, era una molestia respiratoria fácil de tratar. Regresaría a su casa en Tabatinga, del lado brasilero.
Aunque Tabatinga es una ciudad de Brasil, la cercanía con Leticia las convierte en una sola. Basta con cruzar un reductor de velocidad para estar de uno u otro lado de la frontera. Ambas comunidades se han desarrollado a la par. Algunos viven en Tabatinga y todas las mañanas cruzan para trabajar, y viceversa. Ese era el caso de Parmenio Guevara, quien llegó a sus 46 años al Amazonas y después de 14 años había levantado con sus manos la Comercializadora e Panificadora Anne. Un negocio prospero que surtía con barcos cargados de víveres de Manaos y con el que llenaba las estanterías de los supermercados en Leticia.
El miércoles de pascuas, 15 de abril, Parmenio Guevara regresó en la tarde a la Clínica Leticia. Aunque en los tres días de reposo había mejorado la fiebre, la dificultad para respirar aumentaba con el paso de las horas. Su bronquitis inicial había evolucionado a una neumonía. El chequeo inicial refirió además insuficiencia cardíaca con una angina atípica para descartar. Los médicos de turno llamaron al doctor Vargas para los exámenes posteriores. El electrocardiograma salió normal pero los RX de Torax mostraban un aumento anormal en el tamaño del corazón y congestión pulmonar.
Desde ese día fue hospitalizado en la Unidad de Cuidados Intermedios con oxígeno permanente. Diagnóstico principal: Sepsis (infección del torrente sanguíneo) de origen pulmonar y dificultad respiratoria. Causas probables: Infección Respiratoria Aguda (IRAG) por coronavirus, Enfermedad Similar a la Influenza (ESI) y neumonía por COVID. Pero los médicos de turno y el Dr. Vargas no descartaron como diagnóstico la insuficiencia cardíaca congestiva, la apnea obstructiva de sueño y la obesidad, según la historia clínica. Para descartar le tomaron también la prueba de coronavirus. Desde entonces Alfredo no volvió a ver a su papá pero mantenía comunicación permanente con él por teléfono.
El viernes 17 de abril, llamaron a su hijo Alfredo para que se presentara cuanto antes a la clínica. Su padre no evolucionaba y debía autorizar un TAC toráxico, que horas después confirmó un dramático diagnóstico: sus pulmones estaban colapsados. Era urgente conectarlo a un respirador pero la clínica no contaba con ninguno. A pesar de que tocaron las puertas en el Hospital San Rafael de Leticia, tampoco podían atenderlo. Los que tenían estaban ocupados para otras enfermedades, no tenían los equipos de bioseguridad y un espacio adecuado para el aislamiento.
“Cuando un paciente tiene coronavirus, los médicos no pueden hacerle nada a parte de entubar. No hay medicamentos, no hay nada, no se pueden hacer nebulizaciones. Ese es el protocolo. Y si el paciente tiene sospecha, hasta que no se descarte no le pueden hacer otro manejo”, serían las palabras que después de la muerte de su papá, le diría el alcalde de Leticia Jorge Luis Mendoza a Alfredo Guevara.
Cuando Alfredo Guevara salió del hospital buscó en la agenda de contactos de su papá alguien que pudiera echarle una mano para salvarlo de la muerte. Ambos se habían hecho de buenos amigos y contactos de la región a punta de la comercializadora y los mercados gratis que entregaban a fin de año a los resguardos indígenas y personas más vulnerables de Leticia. La última obra de don Guevara, como le decía de confianza la gente, había sido repartir comida y tapabocas en esa esquina de Colombia. Tarea que quedó frenada súbitamente por el coronavirus.
Alfredo volvió el domingo 19 de abril. “Está saturando bajo. Se va a morir pero haremos lo posible”, le dijo el Dr. Vargas al verlo. Pero Alfredo, aunque no ocultaba su angustia tenía esperanza porque ya había conseguido una ambulancia aérea para trasladarlo a una UCI de Bogotá. Aunque él no podría acompañar a su padre en el vuelo, se cercioraría de su traslado de la clínica hasta el despegue. En la capital otra parte de la familia Guevara estaría pendiente del avance de salud por la dificultad en el Amazonas para llamadas y acceso a Internet.
Ese mismo domingo en Leticia fallecería un hombre de 56 años de edad, con hipertensión y alta sospecha de tener COVID-19. Ese domingo en la noche, la familia de Parmenio Guevara en Bogotá, se enteraría que recién aterrizó la muestra de la prueba de coronavirus a uno de los laboratorios de Bogotá para su procesamiento.
El lunes 20 de abril, Alfredo Guevara llegó a la Clínica Leticia a las 8 a.m. Mientras esperaba a la salida, el Dr. Vargas y el Dr. Lafory alistaban a su papá para el traslado. Debían intubarlo pero Parmenio Guevara no resistió el procedimiento. Aunque lo hicieron con éxito, comenzó a perder oxígeno progresivamente de su sangre y posteriormente sufrió un paro cardiorespitatorio. Con rabia, desespero y frustración Alfredo logró algunas llamadas con la triste noticia. Solo quería ver a su viejo una vez más pero el protocolo era estricto y debía ser llevado con todos los trajes de bioseguridad hasta el cementerio.
Dos horas después, con trajes antifluídos y máscaras llegaron por su padre los funcionarios de Capillas de la Fe. Alfredo Guevara acompañó a su papá desde la Clínica hasta el cementerio. Allí esperó hasta que el sepulturero, protegido tan solo con un tapabocas, terminara el sellamiento de la bóveda para darle su último adiós.
Alfredo Guevara volvió el miércoles 22 de abril a cerrar los procedimientos médicos. Ese día recibió dos sorpresas: a su papá le habían registrado cuatro enfermedades en la historia clínica, que en vida nunca le habían diagnosticado, según él. “Antecedentes de cardiopatía, apnea de sueño, hipertensión arterial y diabetes”, reza el documento.
Ese mismo día el resultado de la prueba de COVID-19 había dado negativa en el laboratorio. Según el Instituto Nacional de Salud (INS), aún en pacientes positivos, las muestras pueden presentar falsos negativos. Incluso, Alfredo pensaría horas después, que la muestra pudo llegar mal empacada a Bogotá, como ha denunciado el INS en varias oportunidades. En todo caso, la muerte de Parmenio Guevara no quedó en los registros del coronavirus en Colombia, que manejan en el Ministerio de Salud y el INS.
Alfredo Guevara volvió una semana después a pedir la historia clínica en medio magnético, como prueba ante una posible demanda por las irregularidades en la muerte de su papá. Pero ya no era la misma, el motivo de la muerte y la negativa del hospital San Rafael de atenderlo quedaron borrados.
Desde el fallecimiento de Parmenio Guevara, los casos de coronavirus han aumentado considerablemente en Leticia. Dos semanas después son 104 las personas confirmadas que tienen el virus, entre ellos aparentemente un médico, y dos fallecidos más. A pesar de la cuarentena nacional, los pobladores denuncian que no hay controles de salud en las fronteras con Perú y Brasil. En Tabatinga hay más de 67 casos confirmados y la Secretaria de Salud ya anunció que está al 167% de su capacidad para atender a pacientes con el virus.
Los médicos y pobladores de Leticia le piden al gobierno en una carrera contra el tiempo, que mejore la capacidad médica antes de que muera otra persona más requiriendo mejor atención como le pasó a Parmenio Guevara y los otros dos muertos por coronavirus en menos de una semana.