Leí que Rodrigo Londoño, presidente de Comunes, publicó un trino en el que respondió a la invitación hecha por Gustavo Petro a todas las fuerzas políticas y sociales que hicieron, firmaron y defendieron los acuerdos de paz, para unirse con él y el Pacto Histórico a fin de salvar el acuerdo y construir la Gran Paz de Colombia. Respondiendo a ya viejos pregoneros de la guerra, Petro había sentenciado con claridad: haremos trizas la guerra y la violencia.
La respuesta de Rodrigo Londoño fue clara. Celebro el compromiso manifiesto de Gustavo Petro de trabajar en favor de una paz completa para Colombia, empezando por la implementación integral del Acuerdo de Paz entre las desaparecidas FARC-EP y el Estado Colombiano. La paz es el verdadero nombre de la justicia social. Reafirmo el compromiso y la convicción del Partido Comunes con la paz del país. De manera aún más precisa añadió en otro trino:
Compañeras/os del Pacto Histórico, legislaremos con ustedes, hombro a hombro, por el país que soñamos. @petrogustavo cuente con nosotros para hacer de Colombia una Potencia Mundial de la Vida. El partido nacido de la dejación de armas de las FARC, se comprometió así a respaldar la fórmula de Petro y Francia en las próximas elecciones presidenciales, al tiempo que a sumar su bancada a la del Pacto Histórico en la siguiente legislatura.
Apenas publicadas las palabras de Londoño, ya la extrema derecha las atacaba con saña. En Colombia, según esa extrema, tener una posición política y trabajar por materializarla, es un privilegio reservado exclusivamente a ella. Ya desde antes, en los debates previos, los adversarios de Petro intentaron reiteradamente hacerle perder autoridad, mediante atrevidas maromas a fin de relacionarlo con las FARC.
Pasando por alto que las Farc se acabaron hace cinco años, con la firma del Acuerdo de Paz. Las Farc no existen, como tampoco existe el M-19, otro movimiento insurgente que desapareció con la firma de otro acuerdo, hace más de treinta años. Comunes es un partido político legal, integrado por mujeres y hombres que trabajan por la paz y que creen que es posible una Colombia mejor, conquistada por vías pacíficas, en las elecciones y las calles.
También olvidan que la reiteradamente proclamada impunidad de las Farc, no se corresponde a la realidad. Ninguna organización al margen de la ley en Colombia, en ningún tiempo, sufrió una persecución tan despiadada como la padecieron las Farc a lo largo de la historia. Las emboscadas, asaltos y bombardeos contra ellas cobraron la vida de miles de sus combatientes y de sus mandos más importantes durante el conflicto.
Ninguna organización al margen de la ley en Colombia, en ningún tiempo, sufrió una persecución tan despiadada como la padecieron las Farc a lo largo de la historia
De hecho, si se exceptúa a Timoleón Jiménez, elevado al Secretariado de las Farc en 1986, más para que en su temprana juventud se fuera empapando de las responsabilidades de la conducción, todos los miembros de la última dirección de las Farc llegaron a esta casi al final de la lucha, entre los años 2008 y 2012, teniendo no obstante que responder hoy por hechos ocurridos la mayoría de ellos muchos años antes de eso.
Ninguno ha alegado esa circunstancia ante los jueces, en una demostración de dignidad que ojalá tuvieran otros que renuncian a su puesto de senadores, para no tener que responder por sus crímenes ante la Corte. Esa última dirección de las Farc hizo posible los diálogos de La Habana y la firma del Acuerdo de Paz, poniendo fin a una guerra de más de medio siglo, un hito histórico de trascendencia mundial del que muy pocos en la derecha extrema quieren hablar.
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Uno solo de ellos, evidentemente trastornado, volvió a las armas y al parecer anda buscando escondederos a como dé lugar. El resto conformó Comunes y cumple sagradamente con lo acordado
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Uno solo de ellos, evidentemente trastornado, volvió a las armas y al parecer anda buscando escondederos a como dé lugar. El resto conformó Comunes y cumple sagradamente con lo acordado. El Estado colombiano y toda la sociedad los invitaron durante años a cambiar las balas por los votos y a defender sus ideas en la plaza pública, prometiéndoles todo tipo de garantías. Así se hizo, pese a lo cual los atacan de modo inmisericorde ahora.
Acompañé a Rodrigo Londoño a Suiza, al lanzamiento de una película del realizador colombiano Juan Lozano sobre los últimos días de Raúl Reyes. El público que abarrotaba el escenario escuchó hasta el último segundo con suma atención el conversatorio entre Rodrigo, Sergio Jaramillo y Bertha Fríes. Luego lo seguí al Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas, donde nos recibió con notable consideración su presidente Federico Villegas.
También a la recepción ofrecida por la embajadora de Noruega en Ginebra, con asistencia de una docena de embajadores, entre ellos los de Estados Unidos y el Reino Unido. Asimismo la colonia colombiana nos recibió con caluroso aprecio. Comunes goza de enorme prestigio y respeto en la comunidad internacional, que apoya y defiende el Acuerdo. En Colombia, en cambio, la extrema derecha quiere hacernos parias. No importa, estamos con Petro y Francia.
