Esta semana (del mes agosto de 2022) se celebró en la ciudad de Cali un encuentro de intelectuales afrodescendientes para discutir el tema de las reparaciones por concepto de la esclavización, la maldita deuda eterna; y hoy, el informativo El Espectador anuncia que en Cali, la policía ahorcó a una persona afrodescendiente de la misma forma como la policía en Estados Unidos asesinó George Floyd.
En Colombia, como en otros países de América Latina y el Caribe, los afrodescendientes comparten una biografía que se distingue por un racismo real, epistémico, sistémico, estructural e institucional, un racismo que está vinculado a la presencia del pasado colonial y a procesos de disciplinamientos científicos.
Entre los problemas teóricos que el fenómeno de la globalización con respecto a la esclavitud de los africanos suscitó, probablemente, uno de los más relevantes sea el modo de su reconceptualización, en el campo de la subjetividad.
Repitamos: el pensar equívoco con el cual se define a los afrodescendientes debe ser analizado. El racismo es algo que circula, o, más bien, que funciona en cadena. Está localizado aquí o allá, está en manos de personas que tienen el poder de imponer su saber, susceptible de imitación o de interpretación.
El racismo se ejerce en red, y sobre esa red circulan solamente falsas interpretaciones que tienen el poder de ejecutar imágenes deformadas. Los intelectuales equivocistas (de los siglos XX y XXI) no son el pasado colonial, sino que ellos son el objetivo del presente de la razón del vencedor (el pensar colonial), que releva la presencia del pasado colonial, en el ser de los afrodescendientes. Dicho de otra manera, el racismo transita por los intelectuales racistas, no se detiene en ellos.
Véanse: Rodríguez Bobb, A. (2002): Exclusión e integración del sujeto negro en Cartagena de Indias en perspectiva histórica. Frankfurt: Vervuert Verlag / Madrid: Iberoamericana; Brocker, M. / Nau, H.(1997): Ethno-Zentrismus. Möglichkeiten und Grenzen des interkulturellen Dialogs. Darmstadt: Primus Verlag.