Alaska es una vereda situada en el municipio Guadalajara de Buga (Valle Del Cauca). Se caracteriza por ser un lugar turístico, a pesar de que fue estigmatizado por mucho tiempo, debido a los sucesos sangrientos que se dieron por el conflicto armado hace más de diez años. Hoy en esta vereda se respira tranquilidad y aire fresco gracias a sus verdes bosques, aguas y montañas, atributo que conllevó que el Estado la declarara zona de reserva forestal, por lo tanto, la tala de árboles en el lugar no es permitida y la persona que lo haga deberá enfrentarse a sanciones o procesos judiciales.
Sin embargo, en lo que va del año en Alaska se han presentado casos de infracción por parte de algunas personas que aun teniendo conocimiento de las normas terminan por quebrantarlas. Así lo confirmó Juan Pablo Llanos miembro de la CVC y coordinador de la cuenca Guadalajara de Buga: “venimos en un proceso penal porque además de ser una infracción administrativa, el aprovechamiento en zonas de reserva se considera un delito, y esa investigación la adelanta la Fiscalía con el acompañamiento de la CVC desde la parte técnica. Ya tenemos tres casos que están siendo objeto de evaluación por parte de la autoridad judicial. Las autoridades determinarán si hay lugar o no a otro tipo de sanciones”.
Olga Patricia Ospina, gerente de Acualaska, (Asociación de la Junta Administrativa de Acueducto de la vereda de Alaska), afirma que, aunque la tala de árboles ya se ha controlado en la parte media de la comunidad gracias a entidades como la CVC y la policía ambiental, esta actividad es más frecuente en la zona alta de Alaska, “en las partes más altas hay tanta tala de árboles y por más que se ha hecho pues sigue, pero en la parte alta”
El portal digital de la revista Semana publicó el 6 de julio del presente año en un informe sobre el conflicto ambiental las cifras reveladas por el director del Ideam que dejan en evidencia la magnitud de esta problemática en Colombia, “la deforestación en el país pasó de 124.035 hectáreas en 2015 a 178.597 hectáreas en 2016, es decir, un aumento del 44%. Lo anterior es preocupante ya que la meta nacional para 2020 es llegar a 50.000 hectáreas deforestadas y solo quedan tres años para lograrlo”.
Además de las cifras anteriores, el informe afirmó que la región del pacífico fue la zona con mayor tala de árboles registradas en el periodo del 2015 al 2016 lo cual no es menos alarmante.
Sin embargo, Llanos asegura que el Valle del Cauca es uno de los departamentos que ha disminuido la actividad de tala de árboles a nivel nacional: “es uno de los únicos departamentos en Colombia que presenta una disminución en la tasa de deforestación, está del 14 al 22 por ciento en el país, el Valle del Cauca muestra una reducción con respecto al promedio nacional, eso habla de la efectividad que estamos teniendo no solo en el control sino también en la recuperación”.
Entre tanto, habitantes de la vereda de Alaska, como Héctor Fabio Bejarano, expresaron su preocupación respecto a esta problemática. Además de estar comprometido con su comunidad, Héctor es miembro de Renacer Campo Alegre (Freca), fundación que entre otras cosas contribuye al cuidado del ecosistema tal como lo indica en su página Web: “Nuestras actividades están encaminadas a posicionar la vereda de Alaska como un polo de desarrollo económico, sostenible y respetuoso de la naturaleza”.
Héctor asegura que la reserva de los bosques debe importarle a quienes se benefician directamente de estos. “El municipio de Buga depende del río Guadalajara para subsistir el día que el río se acabe desaparece el municipio y todas sus agroindustrias, las embotelladoras, los cañeros, los grandes ganaderos, toda esa gente se acabaría, a ellos son los que más les preocupa el tema del agua del río y los bosques, entonces ellos son los que deberían invertir en la protección manejo y reserva de esos bosques”.
Si bien es cierto, la zona de Alaska se ha venido controlando y vigilando por parte de entidades como la CVC, alcaldía municipal y las autoridades públicas, pero esto no quiere decir que la problemática en su totalidad haya terminado, por lo que Juan Pablo Llanos se refirió al hecho diciendo: “La situación no solo se trata de hacer un control coercitivo porque desde la lógica del desarrollo mientras haya una necesidad insatisfecha las personas van a buscar un medio y el medio natural es obtener los recursos del medio ambiente, entonces lo que tenemos que hacer es trabajar de la mano de las autoridades para cambiar esa lógica y que las personas tengan una fuente de sustento regulada por las autoridades que les permita subsistir en unas condiciones dignas”.
Finalmente, los habitantes de la comunidad de Alaska reconocen que la tala de árboles está siendo controlada por las entidades encargadas. No obstante, parece innegable que la deforestación en Alaska es un hecho.
