Al ver el film Parásitos me viene a la memoria la obra de teatro: El Monte Calvo, de Jairo Aníbal Niño. Y me asalta la pregunta: ¿qué sentido tiene que Colombia haya enviado un batallón a Corea a luchar contra los comunistas (1951-1953)?
En un semisótano, en condiciones miserables vive la familia Kim. Tienen como paisaje los desechables que van a orinar junto a la ventana que hace posible ver el mundo más allá del umbral de la puerta. En la familia, la lucha del día a día crea la esperanza de salir de esa condición miserable del empleo por horas y mal pagos. Y en el olor de la pobreza. Se montan en el amuleto (Gongshi) de la suerte y cabalgan el sueño de subirse en el tren de vida de los ricos. Ingenia la familia Kim diferente origen, apellido, profesión u oficio: profesor, terapeuta, conductor profesional, ama de llaves, para introducirse en la mansión del rico Park, Da-hye, quien trabaja en una empresa internacional y vive en el curubito del cielo poderoso de Corea. Y un buen día los señores salen de excursión y la familia Kim alcanza su deseo de ser como los ricos… Y hasta ahí la “cosa iba bien”, pero la visita de la antigua ama de llaves, a quien se le “ha queda algo”, abre la puerta de un sótano que convierte la comedia en tragedia.
Entonces, desde el fondo de mi memoria aparecen los mendigos: un ex-payaso, Canuto y Sebastián ex-combatiente de la Guerra de Corea, a la espera de un militar loco que se cree Coronel, quien les prestará el dinero para un café con leche y un pan. Y la espera se prolonga en el diálogo entre el ex payaso y quien fue a combatir contra los comunistas. Y viene desde las entrañas de la memoria la batalla de el Monte Calvo. Old Baldy en inglés- aclara Sebastián- “Una montaña grande y pelada que defendimos hasta el último momento.” Canuto: - Y, ¿en el último momento salieron corriendo- Sebastián -No permito que te burles. Estábamos defendiendo la patria- Y la pregunta de Canuto: ¿Tu patria es Corea...? Y Sebastián cuenta cómo le volaron la pierna. –“Un cochino soldado enemigo” - ¿Le mentaste la madre, le dijiste hijueputa? –No, aclara Sebastián- Entonces, ¿por qué te volaron la pierna? -Sebastián- Me condecoraron- Canuto: ¿A cambio de tu pierna te dieron un pedazo de lata? Yo prefiero tener mi pierna y no una medalla.
Y cuando se desliza por la pantalla el film Parásitos, dibujando esa sociedad, en la cual la desigualdad crea una enorme distancia entre los ricos y los pobres, me preguntó: ¿se justifica que Sebastián perdiese la pierna por hacer posible la distopía coreana?
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