Parasitismo: ¿aún vivimos en estado de naturaleza?

Parasitismo: ¿aún vivimos en estado de naturaleza?

A veces parece que lo único que importa es la satisfacción individual, sin construir una comunidad y coexistir con los pares...

Por: Valentina Moreno Moreno
mayo 12, 2020
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Parasitismo: ¿aún vivimos en estado de naturaleza?

De acuerdo con el diccionario de la Real Academia Española, un parásito corresponde a un organismo animal o vegetal que vive a costa de otro, de distinta especie, alimentándose de este y depauperándolo, sin llegar a matarlo, generándose así un tipo de simbiosis, que consiste en una interacción de dos individuos en la que el parásito obtiene la mayor parte del beneficio del huésped.

En el aspecto social contemporáneo, las relaciones simbióticas de parasitismo se dan cuando, un sujeto, ya sea, individual o colectivo, sobrevive a costa de los recursos de otro sujeto, con el fin de satisfacer las necesidades humanas básicas o los deseos propios. Una evidencia que se adecua con lo anterior es el texto fílmico por el director surcoreano Bong Joon-ho, Parásito. En la cinta se evidencia un caso de una pequeña sociedad, cuya moral, se desenvuelve en pro de sus deseos, necesidades y pasiones individuales, sin alguna noción objetiva de toda distinción ética, para parasitar a un grupo de huéspedes con mayor estratificación socioeconómica: esto, en relación con el pensamiento filosófico de Thomas Hobbes, filósofo inglés contractualista, que en sus postulados, argumenta que la dinámica de los principios morales de la sociedad, se mueve en función de los deseos y las pasiones individuales, en donde predominan el egoísmo, la inseguridad y la competencia entre los seres humanos para sobrevivir. Es por esto, que en este texto argumentativo se pretende poner en dialogo al texto fílmico de Bong Joon-Ho con el pensamiento filosófico de Hobbes, con el fin de poner en evidencia la manera en que los sujetos individuales y colectivos sobreviven a costa de la explotación de otros sujetos, y cómo aun, hay conductas que demuestran que, a pesar de que exista un orden sociopolítico estipulado, el hombre continúa viviendo en un estado natural.

En la película, se muestra la dura realidad de una familia de cuatro integrantes, que, al vivir con las peores condiciones sanitarias y socioeconómicas, y no poder tener buenas oportunidades y lujos, llegan a una casa de una familia con una estratificación más alta a laborar en las tareas domésticas. Sin embargo, logran obtener sus empleos mediante el engaño, el egoísmo y la competencia desenfrenada, boicoteando el puesto de trabajo que aspiraban a ocupar, que anteriormente lo empleaba otra persona, exclusivamente para mejorar sus condiciones de vida, además de tomar provecho de la ingenuidad e imbecilidad moral de la familia y sus recursos. A estos personajes, parecía no importarles su comportamiento y principios, con tal de obtener su anhelado puesto de trabajo en aquella vivienda.

“El hombre es un lobo para el hombre”, fue una locución creada por el comediógrafo latino Plauto, que, más tarde sería popularizada por Thomas Hobbes, en sus obras Del ciudadano y Leviatán, con el propósito de argumentar que, dado a que la acción del hombre está siempre motivada por el deseo y en función de los placeres, el ser humano está en constante lucha, depredación y competencia agresiva con otros pares que intenten interferir en su búsqueda, dando por sentado que los sujetos son egoístas y avaros por naturaleza. El parasitismo, por su parte, es un ejemplo de depredación y competencia, porque el parasito, siempre está compitiendo por la obtención de los beneficios y recursos del huésped para su abastecimiento y necesidad propia, tal y como lo muestra la película surcoreana y el ejemplo extraído de esta, mencionada anteriormente: una familia, que parasita a otra familia, acabando con sus recursos, sin que esta última se de cuenta de ello por la extrema confianza que les han entregado a estos personajes.

Frente a la confianza entre individuos, el filosofo inglés, analizaba que, en el estado natural, preponderaba la desconfianza y la inseguridad, no obstante, en el fílmico, puede evidenciarse la gran confianza tendida a los parásitos, por la tendencia a la inocencia y a la imbecilidad moral, de ambas partes, tanto de los parásitos, como de los huéspedes, siendo este, un término acuñado por el filósofo contemporáneo español, Fernando Savater en su libro Ética para Amador, definido como un sujeto incapaz de comprender los principios y valores morales y demostrando su incapacidad de tomar decisiones sensatas, sin embargo, son individuos astutos y hábiles. El filósofo español, da varios ejemplos tipificados de los imbéciles morales que habitan en la sociedad contemporánea, que, en el contexto de la obra cinematográfica, se ajustan con el parasito y el huésped. En el caso de los parásitos, su tipo de imbecilidad más acorde es: “El que quiere con fuerza y ferocidad, en plan bárbaro, pero se ha engañado a sí mismo sobre lo que es realidad, se despista enormemente y termina confundiendo la buena vida con aquello que va a hacerle polvo”. Los sujetos tenían un plan elaborado frente a conseguir bienes monetarios y mejorar sus condiciones de vida, estableciéndose en aquella casa a emplear, mientras agotaban los bienes del hogar progresivamente, no obstante, su método se sale desmesuradamente de las manos, por una serie de sucesos que los llevó a fatalidades, como la muerte y la enfermedad de dos de sus integrantes y el confinamiento de otro miembro en la misma casa. En el caso de los huéspedes, se adecuaría: “El que no sabe lo que quiere ni se molesta en averiguarlo. Imita los quereres de sus vecinos o les lleva la contraria porque sí. Todo lo que hace está dictado por la opinión mayoritaria de los que le rodean: es conformista sin reflexión o rebelde sin causa”. Los huéspedes mostraron conductas de extrema pasividad y conformismo, frente a su situación de parasitismo, y nunca se molestaron en averiguar qué sucedía con sus recursos que comenzaban a escasear, creyendo ciegamente en la palabra de sus parásitos. He aquí, la imbecilidad moral, como parte del estado de naturaleza de Hobbes.

Si bien la comunidad ya cuenta con un orden sociopolítico, que, por medio de las constituciones ha establecido todas aquellas leyes, normas, derechos y deberes a cumplir, aún prevalece aquel estado natural propuesto por Hobbes, que, como explicado a lo largo del texto, es aquella fase, que antecede de la creación del Estado y las instituciones y entidades que propugnan el orden social y político, porque, fenómenos que tienen vigencia en la actualidad como el capitalismo rampante, el modelo neoliberal y los diversos azotes sociales, políticos, económicos y ambientales del modernismo, impulsan a que la conducta humana radique en la consecución de bienes, placeres y deseos individuales, degradando la conciencia social, la empatía y otros valores que fundamentan la praxis filosófica. Cada vez más hay egoísmo, competencia, odio, imbecilidad moral, inseguridad y desorden social a raíz de los fenómenos mencionados con anterioridad. El texto fílmico surcoreano, que se analizó a lo largo del presente texto, es uno, de muchos casos, en donde, lo único que importa es la satisfacción individual de bienes materiales, sin construir una comunidad y coexistir con los pares, por lo que se vive en una competencia constante en donde lo último que importa es la moral.

***

Bong, J. (2019). Parásito [DVD]. Corea del Sur: CJ Entertainment.

Hobbes, T. (1651). Leviatán. Inglaterra.

Tipos de imbéciles según Savater. (2013).

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