En palabras de Priscilla Abecassis, Directora del Museo Sefardí de Caracas, para un judío, la memoria es esencia y existencia. Es historia común, equipaje en cada partida y legado a los hijos de los hijos. Recordar, para la gestora cultural, está en el ADN de la cultura judía. El olvido, como diría Elie Wiesel, no es una opción.
Y eso es lo que hace exactamente el artista visual colombiano Robert Brandwayn en su exposición ‘Tiempo del No Tiempo’, que se exhibe actualmente en el Museo Bolivariano de Arte Contemporáneo de Santa Marta (MBAC), bajo la Curaduría de Piedad Casas, recordar, traer al presente su memoria ancestral.
La celebración de los 236 años del Natalicio del Libertador Simón Bolívar, fue la efeméride que enmarco esta exposición en el MBAC, compartiendo con ella la significación de un momento histórico y lleno de trascendencia para el país.
La muestra, conformada por 29 obras realizadas entre 2013 y 2019, fue inaugurada en la Sala Galería Espacio Abierto del museo. Este cuerpo de trabajo en su conjunto, delinea de forma detallada y contundente el concepto y la forma de trabajar del artista.
A través de sus investigaciones, Brandwayn ha desarrollado un lenguaje propio, íntimo y muy personal, utilizando diferentes técnicas relacionadas con la pintura, la fotografía, el video y tecnologías artísticas contemporáneas, para reconstruir la historia de su familia migrante.
El artista inició su formación con estudios de Historia del Arte en el Ecole du Louvre y Tolbiac Sorbonne, en París, Francia (1992). Luego continuó con un B.A. en música y Relaciones Internacionales de la Universidad de Pensilvania, Estados Unidos (1993), para más tarde realizar un Master en Tecnología e Innovación Educativa, en la Universidad Camilo José Cela, Madrid, España (2015).
Estos estudios los complemento con clases de arte con Maestros en Colombia, donde finalmente se radicó y creó su estudio para continuar con sus investigaciones, fundamentadas en una exploración acerca de la memoria. Su búsqueda artística nos habla de algo tan universal y humano como el fenómeno de la migración, vista a través del desplazamiento de su abuelo desde Polonia hacia Suramérica, en 1934, antes de la II Guerra Mundial.
Vemos así que es el abuelo del artista, Israel Brandwayn, el origen de esta propuesta conceptual, de modo que no es casual que la exposición iniciara su recorrido en Venezuela, el mismo país por donde su abuelo ingresó a América a principios del siglo XX y luego siguiera a Santa Marta, la misma vía que siguió para llegar a Colombia. La exposición está siguiendo simbólicamente, la misma ruta.
Un maletín lleno de viejas fotografías, documentos, certificados y notas que recoge la historia de la migración de su familia, sirve como detonante para que Brandwayn inicie este nuevo proceso de exploración artística.
El artista, transfiere digitalmente estas imágenes y documentos al lienzo para luego intervenirlas con capas de pintura en forma de veladuras, que luego hurga y escarba, tratando de extraer lo que hay debajo, semejando los archivos de la memoria.
Consigue así dotar estos materiales de una nueva significación y transformar las maneras en que los percibimos y vemos, creando nuevas lecturas y nuevas miradas sobre la memoria de esos registros y dando como resultado nuevas configuraciones estéticas y nuevas transformaciones del espectro sensorial.
Es por esto que la Crítico de Arte y Curadora Coach del artista Piedad Casas habla de estas obras como ‘arqueología estética’, por ser ésta una propuesta de enlaces para hilvanar fotos, cartas, documentos y archivos del pasado de un bisabuelo polaco y un abuelo de Manizales, Colombia, ubicándolos en la contemporaneidad.
Igual que Alma, el personaje del libro ‘La niña alemana’, del escritor Armando Lucas Correa, Brandwayn reconstruye la historia de su linaje como un rompecabezas. Intenta colocar la ficha correcta, buscando todas las posibles combinaciones, para crear paisajes remotos y luego descomponerlos, tratando de descifrar de dónde viene.
A las lagunas de memoria existentes, responde con cronologías imaginarias, utilizando el elemento del color para unir o desvanecer. El artista hace uso además, de imágenes y fórmulas cabalísticas, textos escritos en polaco y letras del abecedario hebreo, para dotar de simbolismo a la obra, integrando el elemento religioso que nos une a la divinidad.
Para el Dr. Ori Z. Soltes, profesor de Teología e Historia del Arte de la Universidad de Georgetown, Estados Unidos, quien brindó dos conversatorios en el marco de la exposición, el primero en el Museo Histórico de Cartagena y el segundo en el MBAC, esta exposición trata de la memoria y de no olvidar, acerca de la supervivencia y la transformación, volver a sembrar raíces en el árbol genealógico y volver a comenzar las vidas que han sido desarraigadas.
La exposición ‘Tiempo del No tiempo’, es quizás la forma que tiene el artista de lidiar con el olvido, de rescatar la memoria de sus ancestros para mantenerla viva y pensar en nuevos modos de reflexionar sobre ella, otorgándole una nueva vigencia, fuera de la linealidad del tiempo.
La exposición estará en el Museo Bolivariano de Arte Contemporáneo hasta el 20 de Septiembre, cuando Robert Brandwayn viajará a Mónaco, para una nueva exhibición.
