A veces encuentro escritos que me estimulan y me devuelven la fe en la causa.
Con motivo de la crisis y el debate en Argentina entre mercado vs Estado, que es similar a los demás países de la región, me encontré con esta opinión de un científico social que me parece de lo más sensato y democrático, igualmente aplicable a los países latinoamericanos y en especial a Colombia.
"Necesitamos una administración pública fuerte y competente y eso implica que sus miembros deben ser reclutados por concurso, que deben ser evaluados regularmente, que deben tener ingresos lo suficientemente altos como para que la corrupción no sea una tentación y que debe de existir, y esto es crucial, un sistema de justicia de alta calidad que pueda proteger el cumplimiento efectivo de las leyes". Carlos Waisman. Sociólogo universidad de Harvard.
Colombia no tiene ni lo uno ni lo otro. Y ni aún en el gobierno del cambio estas directrices se han planteado.
Tenemos un aparato burocrático utilizado como fortín de los partidos gobernantes, y no es el aparato de los funcionarios que ejecutan las tareas del estado, son los funcionarios directivos, asesores, y del servicio exterior, o clientelismo perfumado, como lo he venido denunciando desde hace años atrás, que contrario a lo que recomiendan los gurús de la administración pública deben de ser vinculados por concurso, son vinculados por acuerdos clientelistas que garanticen la gobernabilidad y el ascenso social y económico de los amigos del gobernante, y otros favores.
No fui formado en las grandes universidades del mundo, pero si la experiencia sindical, y la observación de la dinámica política me han permitido reiterativamente denunciar estas prácticas ajenas a un país verdaderamente democrática. Y este del cambio no lo ha sido.
Incluso en el ejercicio de la negociación colectiva como negociador, y asesor en distintos niveles, y en una propuesta al actual gobierno, he planteado la necesidad de avanzar en este tema y la respuesta ha sido un No rotundo, que porque la ley lo prohíbe.
País de leguleyos, y de un modelo de función pública y del servicio civil distrital funcional a la corrupta clase política de todos los colores.